[Hunter S. Thompson, Miedo y asco en Las Vegas, traducción: José
Manuel Álvarez Flórez y Ángela Pérez, ilustración: Cristóbal Fortúnez, Compactos 50, Anagrama, págs. 216]
Cuidado con este libro. Este libro es peligroso. Te puede
cambiar la vida. Todos los grandes libros son peligrosos. Este es un gran
libro. Tan peligroso como la vida. Este libro habla de la vida como una tentativa
inútil para escapar de la muerte. La muerte como el castigo justo por no haber
sabido vivir. La vida y la muerte. Nadie vive realmente. Nadie muere tampoco.
Ese es el secreto. Miedo y asco. El mundo es tan corrupto como Las Vegas. Un
paraíso capitalista donde la vida se consume al límite. En la jungla fluorescente
de los casinos, las esculturas de neón y los hoteles de lujo. Al límite de las
fuerzas y la energía. Al límite del yo. El agotamiento es la verdad del juego.
La ruina fatal, sin dinero ni tiempo para malgastarlo. La alucinación ácida, como
nueva forma de lucidez, usurpando el lugar de la utopía imposible. Un viaje infernal
al corazón podrido del sueño americano. El Punto Extremo de la Realidad. El
Espectáculo de la Realidad. Periodismo Gonzo. La vida da miedo y produce asco.
La vida es solo eso. Circular a toda velocidad por la autopista del desierto conduciendo
un Chevrolet rojo descapotable en dirección a un parque temático solo para
adultos llamado Las Vegas. Recorrer el Valle de la Muerte atiborrado de drogas mientras
vas pensando que la diferencia entre locura y masoquismo es una nebulosa. No te
engañes. No hay más. La vida da asco y produce miedo. Por eso es tan
maravillosa. Como este libro. Aprende a leer. Este libro dice la verdad. Este
libro habla de ti. Así en la vida como en la literatura.
1 comentario:
Los excesos de los dos protagonistas no son otra cosa que el desmedido consumo americano llevado al extremo y convertido en una imagen paródica del consumismo más inconsciente. Al mismo tiempo, su viaje no deja de ser un canto - extremado, pero en cierto modo admirable - a las libertades tradicionales americanas, y ello precisamente durante el primer mandato de Nixon, mientras en Vietnam la guerra seguía su curso y en los Estados Unidos se aplicaban escandalosas condenas por fumar marihuana y por quemar la tarjeta de reclutamiento.
Jack Kerouac fue el primero en expresar la idea de la libertad de la carretera con su novela En la carretera, publicada en 1957 (de hecho, la década de los 50 fue la última en la que los coches se fabricaron pensando en un rendimiento óptimo en los viajes largos).
"Un hombre se lanza en busca de América, y no la puede encontrar en ninguna parte", decían los carteles de Buscando mi destino (1969). "Este era un país cojonudo", les dice el abogado desencantado (Jack Nicholson) que recogen por el camino, "no sé lo que le ha ocurrido".
Nicholson interpretaba al héroe, Bobby Dupea, de "Mi vida es mi vida" (1970), de Bob Rafelson, una de las películas que mejor expresa el desarraigo y el pesimismo propios del cine de carretera, aun no presentando a personajes constantemente al volante. Distanciado de su aburguesada y estulta familia de Seattle, Bobby decide vivir en una caravana, aceptar los empleos más diversos y estar siempre en movimiento... aunque sin dirigirse a ningún sitio en concreto: "Simplemente me alejo de las cosas que empiezan a ir mal", dice en cierta ocasión.También dice: "Viajo mucho. No tanto porque esté buscando algo en particular sino porque prefiero escapar de lo que sería peor si decidiera quedarme."
En "Miedo y asco" leemos: "Estábamos a la altura de Bartow, en el borde del desierto, cuando las drogas comenzaron a controlar la situación." Te cuento todo esto porque me gusta seguir el hilo conductor de la gran tradición americana de los viajes, el western, la road movie y el final del viaje que acaba con el método Gonzo. Philip K. Dick llevaría hasta las estrellas el gran colocón cósmico.
Interesante el documental realizado por Alex Gibney "Gonzo: la vida y la obra del doctor Hunter S. Thompson" Igual de interesante es "Miedo y asco en la campaña" un libro de compilaciones y "Una biografía oral" de Corey Seymour.
Estoy de acuerdo con los que dicen que los descendientes directos de Thompson fueron Truman Capote, Norman Mailer y John Hersey. Pero el Gonzo fue la versión más radical y alucinada. Los tiempos que corren le han dado la razón.
Un fuerte abrazo, amigo mío.
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