domingo, 29 de enero de 2017

RÉQUIEM


[Lars Iyer, Éxodo, Pálido Fuego, trad.: José Luis Amores, 2016, págs. 286]

La literatura británica actual vive un momento sorprendente. Entre las viejas glorias agotadas y las fieras aún por clasificar, emerge una innovadora fauna de escritores de mediana edad que se encuentran entre los más creativos de la literatura europea del momento. Pienso, desde luego, en las grandiosas fabulaciones de David Mitchell, la polifonía multicultural de Zadie Smith, la ficción híbrida de Tom McCarthy, el imaginativo historicismo lesbiano de Sarah Waters y la inteligente sátira kunderiana de Adam Thirlwell, pero también en las ingeniosas gamberradas de Stewart Home y Lars Iyer.
Las travesuras irónicas y bromas dialécticas de Iyer, por cierto, tienen una sutileza intelectual y una pertinencia histórica que ya las quisieran para sí tantas figuras egregias y maestros en bancarrota de la literatura y el pensamiento occidentales que comenzaron hace tiempo, en plena orgía de descomposición cultural, una siesta senil tediosa, una suerte de comatosa vida mental a la que están arrastrando a la mayoría de lectores aún en ejercicio de sus funciones.
“Éxodo” clausura a lo grande la hilarante trilogía inaugurada con “Magma” y seguida por “Dogma” sobre la que ya escribí que constituía, en su conjunto, una autopsia en vivo del cuerpo putrefacto de los grandes ideales europeos, su espíritu absoluto, su historia milenaria, su museo inabarcable o sus grandes cánones musicales, filosóficos, artísticos y literarios.
La metáfora bíblica del título de esta tercera entrega aludiría, en principio, a la calamitosa situación profesional de la filosofía en la universidad durante esta catastrófica reconversión de su inutilidad en rentabilidad económica y a la propuesta de una posible solución al desastre que prevé para la educación y el pensamiento en su fase de claudicación ante las imposiciones mercantiles del capitalismo. El diagnóstico no puede ser más demoledor: “van a orientar la universidad al libre mercado, igual que están orientando todos los sectores de los servicios públicos al libre mercado. Van a entregar la filosofía a las fuerzas del capitalismo”.
Esta estimulante novela se compone como una burlesca misa de réquiem por la filosofía concelebrada por las dos marionetas grotescas de siempre, el sarcástico Lars y su ubicua sombra el malogrado W., mediante las que el ventrílocuo Iyer teatraliza su discurso hasta transformarlo en una comedia beckettiana sobre el fin de los tiempos.
En el curso de este velatorio carnavalesco de ideas muertas y nombres difuntos, sus dos peleles realizan un periplo agónico por los centros universitarios desahuciados del saber y el pensar del Reino Unido (Newcastle, Essex, Middlesex, Londres, Oxford, Manchester, Edimburgo, Plymouth, etc.), convocando en cada estación una nómina de importantes filósofos (de Platón, Kant, Marx y Kierkegaard a Badiou, Deleuze, Debord y Žižek), a fin de demostrar, no sin malicia, que la salvación de la filosofía está en abandonar las mediocres servidumbres de los departamentos académicos y emprender la travesía del desierto capitalista en busca de la tierra prometida por el pensamiento libre a través de la historia.
Esta nueva aventura dialógica de los antihéroes enmascarados de Iyer sucede antes del Brexit, pero es profética en sus predicciones sobre las secuelas políticas del neoliberalismo insular y la regresión al provincianismo ideológico de los súbditos de su majestad británica.
Una novela que concluye con la palabra Utopía, después de que sus dos payasos filosóficos hayan puesto en marcha una repetición del “mayo del 68” y liderado una desesperada revolución universitaria para restituir la filosofía a su lugar en el mundo, más allá de la farsa y la tragedia del acontecimiento, solo puede significar una cosa. El humor y la inteligencia representan la verdadera salvación de todos los peligros y amenazas. El apocalipsis anunciado no sucederá mientras perviva el espíritu irónico que se celebra en estas páginas como un aquelarre de la risa inteligente.

lunes, 23 de enero de 2017

HOMBRE DIOS: Volumen 2


[Yuval Noah Harari, Homo Deus (Breve historia del mañana), Debate, trad.: Joandomènec Ros, 2016, págs. 490]

Gracias a los ordenadores y la bioingeniería, la diferencia entre ficción y realidad se difuminará, a medida que la gente remodele la realidad para que se ajuste a sus ficciones favoritas.
En el siglo XXI, la censura funciona avasallando a la gente con información irrelevante.

-Y. N. Harari, Homo Deus, págs. 203 y 430-

Ya en el capítulo final de “Sapiens”, el libro anterior que convirtió a Harari en el divulgador de moda y referente global del ensayismo contemporáneo de éxito, se postulaban muchas de las ideas que sustentan esta nueva entrega de su ambiciosa historia de la humanidad.
Ahí, bajo el pretexto de comentar el final del “Homo sapiens” como epílogo de su planteamiento narrativo, Harari apuntaba ya dos conclusiones imbricadas, una mirando en el retrovisor de la historia milenaria y otra pulsando la tecla de avance rápido para anticiparse al desenlace de la película. La revolución cognitiva que hizo del homínido, por evolución natural, un animal inteligente ha llegado a su consumación y ahora, como analiza hasta sus últimas consecuencias en este instructivo libro, solo cabe pronosticar una nueva revolución cognitiva que ya no ocurrirá por medios naturales sino artificiales y que tendrá como gestoras a las nuevas tecnologías médicas, genéticas e informáticas.
Era lógico que el mono kubrickiano que inició su inestable andadura en la tierra áspera hace millones de años completara su compleja aventura dando paso a una forma de vida superior generada por su propio progreso técnico y cultural. La inapelable tesis de Harari, en este sentido, es perfectamente consecuente y se sostiene de un libro a otro con argumentos sólidos.
No es que se produzca un salto evolutivo imprevisto o una catástrofe que altere el viejo programa humano. Vivimos en la era crítica de agotamiento del humanismo (la visión excepcional de lo humano que dominó los últimos siglos). Este estancamiento del ideario humanista, tal como lo disecciona Harari, su incapacidad para generar un paradigma nuevo, una renovación de sus principios y fines, coincide con el momento en que el mundo está a punto de rendirse a la hegemonía de los productos más peligrosos de la tecnología humana: la superinteligencia artificial, el diseño inteligente del mapa genético y cuanta manifestación de supuesta inteligencia puedan los ordenadores y sus aliados biológicos crear con el fin de gestionar el flujo infinito de información (algoritmos y datos) que configura la realidad cada vez más a su imagen y semejanza digital.
Sin adoptar un tono apocalíptico, muy al contrario, Harari aborda capítulo tras capítulo tanto las claves de este proceso en curso como las secuelas razonables, tratando en todo momento de convencer a su lector de que, pese a toda la buena voluntad de los agentes de la escena mundial, tras esta fase de transición nada de lo que dábamos por conocido se parecerá ni remotamente a lo que fue en el pasado. De ese modo, la política y el deporte, la educación y la medicina, las relaciones amorosas y familiares, la democracia y la economía, el trabajo y el entretenimiento masivo, irán acomodándose progresivamente a un nuevo mundo iluminado por las luces halógenas de las inteligencias cibernéticas que controlarán sin descanso cualquier mínimo aspecto de la vida o la actividad humanas. Y todo ello, en gran parte, por satisfacer los deseos humanos de poder, felicidad e inmortalidad.
Los humanos mismos serán más longevos, gracias a la innovación médica y la manipulación genética, pero también se volverán más inteligentes, gracias a implantes neuronales y fármacos estimulantes, como anunciara el filósofo Nick Bostrom, en quien Harari se basa sin citarlo expresamente, con objeto de cumplir con las exigencias de un mundo capitalista tiranizado por una idea funcional de la inteligencia impuesta por las máquinas.
El diagnóstico es terrible: el futuro será gobernado por minorías sobrehumanas asociadas a computadoras superinteligentes y la mayoría subalterna se resignará a vivir en la inutilidad más absoluta. 

miércoles, 18 de enero de 2017

HOMBRE DIOS: Volumen 1


Mi columna de ayer en medios de Vocento.

En el futuro, los humanos vivirán el doble y serán como dioses.

Todo lo bueno de la vida se lo debemos al miedo a la muerte. Y todo lo malo al exceso de buena vida. Pero eso está a punto de cambiar para siempre, me dice mi psiquiatra sin inmutarse cuando todavía me estoy secando la última lágrima vertida por Carrie Fisher, la princesa galáctica que vivió la vida de Hollywood a la velocidad de la luz hasta que Darth Vader vino a llevársela al lado oscuro de la materia.
Sesenta años no son nada, me dice mi psiquiatra mirándome de soslayo, pero vividos a ese ritmo frenético dan, como poco, para escribir varios libros de memorias y quedarse descansando al acabar en una vistosa urna de Prozac.
Mi psiquiatra es una mujer muy bien informada. La única razón para visitarla una vez por semana es mantenerme al día. En nuestra primera sesión del año, me habla de un libro de moda que ha aprovechado las vacaciones para leer. El exitoso ensayo se titula “Homo Deus” y lo firma un israelí llamado Harari que tiene todos los vicios condenados por la Biblia y el Corán y algunos no reconocidos en el Talmud.
En el futuro todo será distinto, prosigue impasible. Mientras la vida era corta, los humanos la malgastaban en bagatelas. A esa actitud despreocupada debemos la invención de la rueda, el ajedrez, el descubrimiento de América, la Capilla Sixtina, “El Quijote”, la televisión, el sujetador, “Star Wars” o la Champions. Cuando los humanos del porvenir vivan el doble, la vida será lo más precioso y no querrán desperdiciarla ni ponerla en peligro por nada del mundo.
Cambiará la mentalidad y desaparecerán la prisa y el estrés. Nadie sentirá la angustia de la falta de tiempo. Cualquier tarea se postergará al límite. Ser un vividor ocioso será lo natural, del mismo modo que hoy es un heroísmo mal recompensado, me dice mi psiquiatra con retranca. Nadie podrá ser otra cosa teniendo todo el tiempo a su disposición. El aburrimiento habrá sido abolido junto con la diversión. La intensidad de los minutos en fuga será olvidada en favor de una vivencia serena y desapasionada.
La vida actual comienza como una carrera de velocidad y a mitad de recorrido, para los que siguen en pie, se convierte en una prueba de resistencia. En ese dichoso mañana que la ciencia nos promete, la vida se parecerá a una maratón ralentizada. Seremos como dioses, sí, pero el tedio de la prórroga interminable puede ser mortal para los inmortales, excepto para la clase médica, la profesión más lucrativa del futuro.
Y cuando estemos de verdad cansados de nosotros mismos, potentes ordenadores se harán cargo de todo. Ya no tendremos que preocuparnos ni de la supervivencia. Tampoco, deduzco, de seguir pagando la factura abusiva que mi psiquiatra me presenta cada mes solo por contarme qué está leyendo.

lunes, 9 de enero de 2017

UN AÑO CON TRECE LUNAS


[Como todos los años desde sus inicios, por estas fechas el blog se transforma en foro de discusión cinematográfica entre mis gustos disidentes, expuestos en primer lugar, y, justo después, los de un puñado de amigos (reconocidos film buffs o cinéfilos avezados) con opiniones a menudo divergentes: Manuel Arias Maldonado, Juan Luis Artacho, José Ángel Barrueco, Noel Ceballos, María José Codes, David Leo García, Txema Martín, Vicente Molina Foix, François Monti, José Ramón Ortiz, Pepo Pérez (en riguroso orden alfabético).]

Mi lista está gobernada, de principio a fin, por la alta gradación de placeres (estéticos e intelectuales) que la visión de estas 13 (+1) películas, estrenadas o no en salas españolas, representa para mí cada vez que pienso en ellas. Creo que todas juntas, pese a que ninguna pueda ser considerada una obra maestra incuestionable, proporcionan una imagen exacta de la multiplicidad, ambición y riqueza del cine contemporáneo. Para reforzar mi idea sobre los “trucos semánticos” con que el cine ha conseguido darse importancia como arte, sintetizo a continuación en un simple concepto (obvio quizá) el carisma singular de mis películas favoritas del año:

1.      THE NEON DEMON (N. Winding Refn)

La belleza erigida en valor absoluto de un mundo que la reverencia como un don divino hasta la idolatría, la destrucción y el canibalismo.

2.     LOS ODIOSOS OCHO (Q. Tarantino)

El mal originario de una cultura, el horror fundacional y la maldición de la historia y la genealogía americanas representados como una ópera de cámara barroca, sangrienta y atroz.

3.     LA DONCELLA (P. Chan-wook)

La revancha femenina contra el orden patriarcal a través del libertinaje carnal y el placer de los sentidos.

4.     ELLE (P. Verhoeven)

La frigidez moral como estado de alma para la supervivencia del ego burgués en una sociedad tardocapitalista.

5.     LA LLEGADA (D. Villeneuve)

El descubrimiento de que el lenguaje es la expresión de una forma de vida colectiva, como quería Wittgenstein, y una relación individual con el tiempo, como quería Borges, conjugado en una parábola cósmica sobre la (in)comunicación entre especies.

6.     NOCTURNAL ANIMALS (T. Ford)

La literatura considerada como un arma de seducción vital, venganza privada y perturbación anímica.

7.     RASCACIELOS (B. Wheatley)

La entropía del orden social como visión pretérita (o profecía caduca) de un futuro que nunca tendrá lugar.

8.     TONI ERDMANN (M. Ade)

El humor absurdo y la liberación de prejuicios y convenciones formales a través del ridículo como contrapeso ideológico a la racionalidad extrema del sistema capitalista neoliberal.

9.     MIDNIGHT SPECIAL (J. Nichols)

La imposibilidad del presente para aceptar (o concebir) las categorías de un futuro inimaginable para la configuración actual del cerebro de los humanos.

10.  CEMETERY OF SPLENDOUR (A. Weerasethakul)

El sueño de la vida y el artificio del cine escenificados como mundos paralelos en los cuerpos comatosos de los soldados y los artilugios fantásticos que los mantienen vivos.

11.   COSMOS (A. Zulawski)

La locura y la estupidez del modo racional de comprensión de la realidad, en sintonía total con la filosofía de la novela original de Gombrowicz en que se basa.

12.  THE WITCH (R. Eggers)

La irracionalidad del deseo y la pulsión del horror frente al puritanismo, la represión y la rigidez de las creencias y los cultos en una negra fábula de tintes goyescos.

13.  EL ABRAZO DE LA SERPIENTE (C. Guerra)

El misterio impenetrable de lo real, la magia de lo inmanente y la incomunicación radical entre culturas.

+

LA LOI DE LA JUNGLE (A. Peretjatko)

La hilaridad subversiva frente a la obtusa literalidad del poder.

[Antonin Peretjatko, como ya mostraba La chica del 14 de julio, es el gran discípulo actual de Jacques Tati & Raymond Queneau.]


Honorables menciones (sin orden especial): ¡Ave, César!; Ma Loute; Anomalisa; Deadpool; The Duke of Burgundy; Bone Tomahawk; Más allá de las montañas; The Wailing; The Nice Guys; The Diary of a Teenage Girl; Escuadrón suicida; Nerve; La gran apuesta; El porvenir; Hell or High Water



Series: The Young Pope, la mejor teleserie del año sin discusión posible, tanto por su poder de fascinación estética como por su alcance intelectual, y luego irían, en orden de preferencia: Stranger Things, The Girlfriend Experience, Juego de tronos (6), The Fall (3), Black Mirror (3), Billions, Mr. Robot (2), Masters of Sex (4), Westworld (los primeros episodios son algo tediosos y me hicieron dudar sobre la conveniencia de proseguir con su visionado, pero la serie de Nolan/Abrams logra remontar el vuelo hacia la mitad gracias a la brillante plasmación de la ingeniosa idea narrativa que le da origen)…


*El cine de Hollywood se empeña en poner su grandiosa maquinaria al servicio del beneficio y de los cerebros y gustos más infantilizados, con las excepciones de rigor, siempre minoritarias a pesar de todo (Arrival, Midnight Special, Nocturnal Animals, Hateful Eight, ¡Ave, César!, The Nice Guys, entre otras, dan la nota más alta de la industria americana en un año dominado por el peso aplastante de los blockbusters y el cine infantil para todos los públicos y edades). Los blockbusters pueden aportar cierta innovación creativa, como demuestran Escuadrón suicida y, sobre todo, Deadpool, con sus sorprendentes títulos de crédito y su invencible sentido del humor, pero en general las películas más taquilleras son las que se instalan en una dimensión global en la producción y en la distribución que solo se puede alcanzar haciendo grandes concesiones narrativas y/o morales (cine para animar a la familia deprimida o en bancarrota y cine de superhéroes salvadores tan serios y responsables como una reunión del Pentágono y la NSA antes de la llegada de Donald Trump).

*El cine europeo, en cambio, ha vivido, en contra de la atención del público europeo, un gran año de creación. Para mí es el año de la consagración definitiva de Nicholas Winding Refn como mi director preferido en compañía de su odiado alter ego Lars Von Trier y del infalible Quentin Tarantino. Tras revisar todo su cine, desde sus juveniles principios (Bleeder merece ser más conocida y valorada) hasta su asombrosa etapa intermedia (la originalísima Bronson o la alucinante Valhalla´s Rising), y pasmarme en pantalla grande con The Neon Demon, la película más original, creativa y delirante del año, reconozco a Refn como el director más estimulante del momento.


*Por lo demás, el cine latinoamericano (brasileño, chileno, mexicano, argentino o colombiano, entre otros) sigue dando pruebas de gran exigencia creativa, aunque mi lista solo refleje en parte el fenómeno con la magnífica película de Ciro Guerra. Así como el asiático: entre Corea, China, Tailandia y Japón producen mucho más de lo que, por desgracia, se puede distribuir y estrenar. En este apartado, me quedo por esta vez con la poesía y la belleza de las imágenes de un tailandés hiperestésico (Apichatpong Weerasethakul) y el virtuosismo refinado y perverso de un esteta coreano (Park Chan-wook).


*Mucho cine nuevo aún por ver y poco tiempo para revisiones de películas antiguas me obligan a destacar una sola obra maestra recuperada del lote inagotable de los setenta: Como plaga de langosta, memorable adaptación de la novela homónima de Nathanael West dirigida con gran talento por John Schlesinger… 


MANUEL ARIAS MALDONADO

TONI ERDMANN (Maren Ade): Para mí, la película del año, una improbable screwball comedy alemana ambientada en Bucarest, donde los juegos con la propia identidad recuperan su vieja y noble función dramática y sirven para la catarsis emocional de los personajes.

HISTORIA DE UNA PASION (Terence Davies): Delicado y elegante acercamiento a la vida de Emily Dickinson que exhibe las conocidas virtudes de Davies para la elipsis y la síntesis, en este caso al servicio del desciframiento de una autora fascinante.

TARDE PARA LA IRA (Raúl Arévalo): La sorpresa española de la temporada, un thriller seco y adusto, con vibrantes ecos de Peckinpah y una sobresaliente ambientación, sin una palabra (o plano) de más.

AMOR Y AMISTAD (Whit Stillman): Adaptación de "Lady Susan", novela epistolar de Jane Austen, que Whit Stillman lleva a su terreno en estado de gracia, entregando una película lúcida divertida en su aparente ligereza, con una notable Kate Beckinsale.

NERUDA (Pablo Larraín): Arriesgando como suele, el talentoso Pablo Larraín propone un oblicuo acercamiento a Neruda a través de su mito, un biopic que hace par con la aún pendiente de estreno "Jackie" y que vuelve a ofrecernos a su habitual elenco de espléndidos actores.

PATERSON (Jim Jarmusch): Sosegada y original en su puesta en escena, afeada quizá por un cierto utopismo doméstico, "Paterson" termina convenciendo gracias a su encanto y a la presencia rotunda de Adam Driver como buscador de significados cotidianos.

THE END OF THE TOUR (James Ponsoldt): Inteligente acercamiento al problema de la fama del artista, personificado en la figura de David Foster Wallace, en un curioso ejercicio de mitificación mediante la desmitificación.

LOS ODIOSOS OCHO (Quentin Tarantino): Vibrante escenificación de la dimensión mítica del western por medio de un juego de falsas verdades y auténtica violencia fundacional, que no elude problemas tan presentes como el odio racial y contiene, en el episodio de la carta de Abraham Lincoln, todo un tratado sobre las creencias políticas.

AVE CESAR (Joel y Ethan Coen): Subestimada comedia sobre el Hollywood de los estudios, donde los irregulares hermanos Coen son capaces de reírse del mundo que adoran, jugando, como tantas otros filmes contemporáneas, con la capacidad mitologizadora del cine.

LA GRAN APUESTA (Adam McKay): Una lograda tragicomedia sobre la Gran Recesión, que a través de un ritmo endiablado y con magníficos actores, con Steve Carell a la cabeza, nos permite entender un proceso delirante de notorias consecuencias políticas. 


JUAN LUIS ARTACHO

Películas

La juventud
Carol
Anomalisa
El porvenir
Historia de una pasión
Paterson

Series

American crime story: The people vs O.J. Simpson
The Young Pope


JOSÉ ÁNGEL BARRUECO

Este año he visto menos cine del que debería, perdiéndome así, por falta de tiempo o de oportunidad, filmes que espero ver pronto, como American Honey (Andrea Arnold), The Handmaiden (Park Chan-wook) o A Quiet Passion (Terence Davies). A pesar de ello, y aunque la selección ha sido difícil, mis 15 películas favoritas de 2016 son:

1-The Hateful Eight [Los odiosos ocho] (Quentin Tarantino)
2-The Revenant [El renacido] (Alejandro G. Iñárritu)
3-Macbeth (Justin Kurzel)
4-Carol (Todd Haynes)
5-Bone Tomahawk (S. Craig Zahler)
6-By the Sea [Frente al mar] (Angelina Jolie)
7-The Nice Guys [Dos buenos tipos] (Shane Black)
8-The BFG [Mi amigo el gigante] (Steven Spielberg)
9-Arrival [La llegada] (Denis Villeneuve)
10-Elle (Paul Verhoeven)
11-Nocturnal Animals [Animales nocturnos] (Tom Ford)
12-Hacksaw Ridge [Hasta el último hombre] (Mel Gibson)
13-The Duke of Burgundy (Peter Strickland)
14-Paterson (Jim Jarmusch)
15-L'économie du couple [Después de nosotros] (Joachim Lafosse)

[Menciones especiales para The Neon Demon (Nicolas Winding Refn), porque visualmente es una bomba, y para las aún no estrenadas en España Knight of Cups (Terrence Malick) y Midnight Special (Jeff Nichols), que corren el riesgo de quedar como dos joyas ocultas]


NOEL CEBALLOS

1. Las mil y una noches (Miguel Gomes ha firmado la única obra maestra que es una y trina).

2. Anomalisa

3. The Duke of Burgundy (en mi opinión, mucho mejor que Berberian Sound Studio, la otra película del director que estrenaron aquí tarde y mal).

4. High-Rise

5. ¡Ave, César!

6. La doncella

7. The Neon Demon

8. Los odiosos ocho (debería ir más arriba, pero por aprovechar la numeración...).

9. Carol

10. Amor y amistad

(Solo he tenido en cuenta las estrenadas en salas comerciales. Ahora un par de menciones especiales)

MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN: El cuento de la princesa Kaguta y Kubo y las dos cuerdas mágicas (ex-aequo)

MEJOR PELÍCULA ESPAÑOLA: Esa sensación.


 MARÍA JOSÉ CODES

1.    Remainder, Omer Fast.
Británica -alemana. Una joya marginal exclusiva. Lo tiene todo: el guión, basado en la novela de Tom McCarthy (el británico, no confundir con el americano), el director, un videoartista cuyo trabajo se proyecta en museos, y un protagonista perfecto, Tom Sturridge.

2.    Neruda, Pablo Larraín.
Ficción nerudiana desmitificadora, donde el personaje del policía, el más “literario”, interpretado por Gael García Bernal, acaba comiéndose la pantalla.

3.    Elle, Paul Verhoeven.
Personaje femenino oscuro y magnético, poderosamente interpretado por Isabelle Huppert.

4.    La doncella, Park Chan-wook.
Belleza de imágenes, referentes pictóricos y literarios y el gusto por la narración, la lectura y el erotismo.

5.    High-Rise, Ben Wheatley.
Alegoría de Ballard, brillante en su desproporción. Estupendas interpretaciones de Tom Hiddleston y Jeremy Irons, entre otros.

6.    The Duke of Burgundy, Peter Strickland.
Artificio tan inverosímil como hermoso, donde sobresale un personaje de rotundo realismo interpretado por la espléndida Sidse Babett Knudsen.

7.    Nocturnal Animals, Tom Ford.
Doble historia donde la violencia se proyecta en un manuscrito. Destacable interpretación de Jake Gyllenhaal y, con un papel más discreto, de Amy Adams.

8.    La comuna, Thomas Vinterberg.
Tragicomedia de los ochenta, sin pretensiones, narrada con la sabiduría de la madurez. En absoluto impactante pero no defrauda.

9.    Cemetery of splendour, Apichatpong Weerasethakul.
Misterioso síndrome del sueño de soldados tailandeses. La mágica luz de los neones en el interior de un sanatorio rural.

10.  The tribe, Myroslav Slaboshpytskyi.
 Una ópera prima del director ucraniano, innovadora por mostrar el violento mundo de unos jóvenes internos en una escuela de enseñanza especial para sordomudos. La violencia muda sobrecoge.

Series:

Bron/Broen. Excelente fotografía y personajes protagonistas interesantes: Saga Norén, inspectora de policía sueca con síndrome de Asperger y Martin Rohde, inspector danés depresivo. Acaba de estrenarse la tercera temporada.

Missing Segunda temporada. Una manera de narrar algo complicada pero mantiene la tensión dramática.

The Fall. En realidad la serie es ella, la atractivísima policía protagonista, personaje oscuro interpretado por Gillian Anderson. Pronto la tercera temporada.

Black Mirror Tercera temporada- Episodios desiguales, pero siempre hay alguno con planteamiento original entre ellos.



DAVID LEO GARCÍA

ELLE
Una descripción de la psicopatía. Vibrante, encendida y, en último término, arrolladora. Sutil y violenta, gélida y fogosa. Una maravilla. (Y suprema Isabelle Huppert, por supuesto.)

THE WHISPERING STAR
Antepenúltima (nunca sé con certeza cuál es la última) película de Sion Sono. El inefable nipón aparca sus demenciales señas de identidad (que tan buenos resultados le había dado en obras como Love Exposure) para regalarnos una joya preciosista interplanetaria.

THE HANDMAIDEN
Inquietante y perversa. Sarcástica y naíf. Soluciones narrativas complejas y elegantes. 

COSMOS
Testamento de Andrej Zulawski y traducción de la intraducible obra de Gombrowicz.  Deliciosamente irritante.

PATERSON
De las pocas películas sobre poesía que no dan vergüenza ajena.

BLACK MIRROR 3x06: HATED IN THE NATION
Remate de una irregular temporada, no tan interesante por la forma (estética de telefilm) como por las preguntas que plantea sobre el totalitarismo digital y el enjambre de las redes, entre otras cuestiones.

FUSI (VIRGIN MOUNTAIN)
Delicada miniatura sobre la dignidad de un inadaptado.

EVOLUTION
La sorpresa del año. Hipnótica e inagotable distopía de hora y cuarto.

Bonus tracks: TONI ERDMANN, TROIS SOUVENIRS DE MA JEUNESSE, FRANTZ


TXEMA MARTÍN

1. La llegada (Denis Villeneuve)
Este canadiense, uno de los pocos directores que nunca me ha fallado, no sólo ha firmado la mejor película de su filmografía, sino una de las muestras de ciencia ficción más ambiciosas e inteligentes de la historia del cine moderno.

2. Elle (Paul Verhoeven)
Esta película ha supuesto la resurrección artística de Verhoeven pero también ha sido un gran año para Ella, Isabelle Huppert, que lo borda en este enfermizo suspense psicoanalítico. 

3. Cegados por el sol (Luca Guadagnino)
Tilda Swinton nos lleva casi sin mediar palabra a un paraíso en Sicilia lleno de belleza, excesos, intriga y muchísimo deseo. David Hockney inunda el metraje hasta su último chapoteo.

4. La Doncella (Park Chan-wook)
Entre la contención y el estallido, esta película está contada con tal precisión y con tan buen gusto que disculpamos sus abusos narrativos; quizás porque incluso en su reiteración resulta deliciosa y excitante.

5. La habitación (Lenny Abrahamson)
Una película perfecta. La primera hora de este drama de terror debería enseñarse en las escuelas de cine; el resto es un incómodo disfrute.

6. Tarde para la ira (Raúl Arévalo)
La gran campanada del cine español en los últimos años. El tono y las interpretaciones funcionan a la perfección en un engranaje que apunta al mejor cine.

7. El Renacido (Alejandro González Iñárritu)
El glorioso tándem de Iñárritu con Emmanuel Lubezki (aquí sumado al de Alva Noto y Ryuichi Sakamoto) ha vuelto a proponernos una apabullante experiencia audiovisual en la que poco importa el argumento.

8. No respires (Fede Álvarez)
La película de terror de este año propone que nos guardemos el aliento. Su giro de guión pasada la mitad del metraje consigue que ya no sepas a qué tenerle miedo.

9. Theo y Hugo, París 5:59 (Olivier Ducastel, Jacques Martineau)
Sus primeros 20 minutos son sencillamente brutales. Un flechazo en clave de techno con la complicidad deconstructiva de un sábado por la noche, o cómo encontrar el amor en un sitio sin esperanza.

10. American Crime Story. The people vs. OJ Simpson (Scott Alexander, Larry Karaszewski)
Esta serie (o película de 420 minutos) se cuela en la lista no por ser la mejor del año, sino por retratar el sistema judicial de una sociedad explosiva, disparatada y machista. Menciones especiales para ‘The Night Of’, que es excelente pero promete más de lo que da, y para ‘The Affair’, a la espera de que termine su tercera temporada.

11. Julieta (Pedro Almodóvar)
La mejor película de Almodóvar en demasiado tiempo es una historia poliédrica y retorcida, coronada por el inolvidable plano de un ciervo mirando a cámara.

12. Neon Demon (Nicolas Winding Refn)
Puro estilo, la voracidad necrófila del mundo de la belleza y el terror como experiencia netamente sensorial. Puedes odiarla o adorarla, y yo la adoro.

13. El abrazo de la serpiente (Ciro Guerra)
Una película de aventuras por el Amazonas que resulta tan fascinante, profunda y somnífera como un Orfidal mezclado con ayahuasca.

14. Animales nocturnos (Tom Ford)
Otra deslumbrante muestra de estilo, quizá incluso de estilismo. Como leí por ahí, el día en el que Tom Ford encuentre a un buen guionista nadie se acordará de que era costurero.

15. Verano en Brooklyn (Ira Sachs)
La película protagonizada por niños que más he disfrutado en mucho tiempo. Es pequeña pero tiene ocultas grandísimas ambiciones.


VICENTE MOLINA FOIX

La academia de las musas, de JL Guerín
Mi hermana pequeña, de H. Kore-eda
Francofonia, de A. Sokúrov
Julieta, de P. Almodóvar
Tarde para la ira, de R. Arévalo
Neruda, de P. Larrain
La muerte de Luis XIV, de A. Serra
Historia de una pasión, de T. Davies
Frantz, de F. Ozon
Paterson, de J. Jarmusch


FRANÇOIS MONTI

Lista algo conservadora para año conservador. Me quedo sin haber visto The Handmaiden o Nocturnal Animals, pretendientes según muchos al título. Aunque se quede fuera, mención especial para Spotlight, película demasiado clásica pero impecable retrato de lo que fue, alguna vez, el periodismo. Sin orden particular...

The Hateful Eight - Quentin Tarantino
Goksung (The Strangers) - Na Hong-Jin
Elle - Paul Verhoeven
Arrival - Denis Villeneuve
La loi de la jungle - Antonin Peretjatko
The Neon Demon - Nicolas Winding Refn
Toni Erdmann - Maren Ade
Paterson - Jim Jarmusch
Under the Shadow - Babak Anvari
The Childhood of a Leader - Brady Corbet


 JOSÉ RAMÓN ORTIZ

2016 fue un año interesante para el cine, aunque en mi opinión no hubo muchas grandes películas. Algunos directores a los que les guardo culto, los siento un poco cansados y demasiado dependientes de sus propios legados. Mis ejemplos claros son Almodóvar (Julieta) y Allen en su incursión televisiva (Crisis in Six Scenes), que ya me parecieron repeticiones comunes y corrientes de lo que alguna vez fueron sus mejores ideas. Pensando en Allen, también creo que las series ya pasaron por su mejor momento hace un par de años. ¿Cómo comparar el megaéxito del año, Westworld, un monumento al aburrimiento y lugar común, con obras de arte del tipo Mad Men, Breaking Bad, Los Soprano o, sobre todo, Deadwood? Ojalá 2017 y las nuevas temporadas y series me demuestren lo contrario... pero después de ver el facilismo y la ligereza con que Netflix se tomó la recuperación de Black Mirror, no guardo mucha esperanza. Para no perderme y no echar mucho rollo, en cuestión de cine, lo que más aprecio del año que terminó es esta especie de solidificación de la Ciencia Ficción como el género que mejor permite a muchos directores interactuar, a la vez, con el presente inmediato y una tradición narrativa que planteaba los problemas en el futuro. Sí, hay mucho de nostalgia en este cine, pero también innovaciones narrativas interesantes (pienso en Nerve, Turbo Kid o la muy menospreciada Suicide Squad). Algunas de las películas que más me gustaron se establecen en esa tensión y ya veremos, en perspectiva, si esto es una poética o un accidente. Finalmente, y en este mismo sentido, lo que sí quedó claro (como ya había quedado claro en años anteriores), es que a Hollywood le urge renovarse en lugar de apelar a tanto remake, reboot o continuación inútil (advertencia, no me interesa ver una nueva Blade Runner en 2017), aunque eso no significa plantear buenas historias paralelas a universos conocidos, como en el caso de Rogue One que, cuando menos de mi parte, queda clara como la mejor película de Star Wars desde las primeras dos instalaciones de la trilogía original.

Cine

20. Batman V. Superman (Zack Snyder) / Suicide Squad (David Ayer)
19. The Nice Guys (Shane Black)
18. Hail, Caesar! (Joel & Ethan Coen)
17. Morris From America (Chad Hartigan)
16. Swiss Army Man (Dan Kwan & Daniel Scheinert)
15. Pride and Prejudice and Zombies (Burr Steers)
14. Turbo Kid (François Simard, Anouk Whissell)
13. Elle (Paul Verhoeven)
12. Popstar: Never Stop Never Stopping (Akiva Schaffer & Jorma Taccone)
11. Nerve (Henry Joost & Ariel Schulman)
10. Hell or High Water (David Mackenzie)
09. L'ombre des femmes (Philippe Garrel)
08. The Lobster (Yorgos Lanthimos)
07. Nuts! (Thom Stylinski)
06. Rules Don't Apply (Warren Beatty)
05. Green Room (Jeremy Saulnier)
04. Hunt for the Wilderpeople (Taika Waititi)
03. 10 Cloverfield Lane (Dan Trachtenberg)
02. The Neon Demon (Nicolas Winding Refn)
01. The Handmaiden (Park Chan-wook)

Mención especial de fanático: Rogue One. A Star Wars Storie (Gareth Edwards)

Series y televisión

Supergirl  S.1 (CBS/The CW)
Stranger Things (Netflix)
Love (Netflix)
"Playtest", Black Mirror S.3 (Netflix)
Crazy Exgirlfriend S.2 (The CW)
The Last Man on Earth S.2 (FOX)
Marggot Robbie (Host), Saturday Night Live S.42 (NBC)
The Get Down (Netflix)
Casual (Hulu)
BoJack Horseman S.3 (Netflix)

Mención especial de fanático (que solamente ha visto un episodio por
ahí): Atlanta


 PEPO PÉREZ 

Cine

1.         Elle | dir. Paul Verhoeven
2.         Paterson | dir. Jim Jarmusch
3.         Hell or High Water | dir. David Mackenzie
4.         The Hateful Eight | dir. Quentin Tarantino
5.         Arrival | dir. Denis Villenue
6.         El hijo de Saúl | dir. László Nemes
7.         El perdido | dir. Christophe Farnarier
8.        The Witch | dir. Robert Eggers
9.         Tangerine | dir. Sean Baker
10.       Cemetery of Splendour | dir. Apichatpong Weerasethakul
11.       Bone Tomahawk | dir. S. Craig Zahler
12.       The Hand Maiden (La doncella) | dir. Park Chan-wook
13.       Goldstone | dir. Ivan Sen
14.       Tarde para la ira | dir. Raúl Arévalo
15.       Captain America: Civil War | dir. Anthony Russo & Joe Russo
16.       The Neon Demon | dir. Nicolas Winding Refn
17.       Julieta | dir. Pedro Almodóvar
18.       Green Room | dir. Jeremy Saulnier
19.       Esa sensación | dirs. Juan Cavestany, Julián Génisson, Pablo Hernando
20.      L’ Avenir | dir. Mia Hansen-Løve
21.       Snowden | dir. Oliver Stone

Videoclips de 2016

Formation, Beyoncé, dir. Melina Matsoukas
Lazarus, David Bowie, dir. Johan Renck
Comix, El Guincho, dir. Canada
Nikes, Frank Ocean, dir. Tyrone Lebon