lunes, 24 de enero de 2022

CRUCIFICCIÓN


  [Philip K. Dick, El mundo que Jones creó, Minotauro, trad.: Juan Pascual Martínez, 2022, págs. 248] 

Utopía. La edad de Oro. No la habían encontrado en la Tierra. La última guerra les había hecho ver que eso nunca llegaría. Desde la Tierra se habían vuelto hacia otros planetas, habían construido una ficción romántica, se habían contado a sí mismos mentiras piadosas… 

-P. K. Dick, El mundo que Jones creó, p. 109- 

Una vez sumergido en el cosmos caleidoscópico de Philip K. Dick, el mayor placer con que se encuentra el lector es el de reconocer, libro a libro, las variaciones con que este autor excepcional declinó sus motivos fundamentales. Los temas que es posible rastrear en todas sus novelas y relatos adquiriendo en cada entrega un matiz diferente o una perspectiva innovadora. En esta novela temprana, por ejemplo, traducida por segunda vez al español (la primera fue en 1960 con el peregrino título de El tiempo doblado. Un mundo de mutantes), la precognición, la fe religiosa, la intrascendencia de la vida y la tentativa de conferirle sentido o sustancia, son cuestiones filosóficas que Dick formula usando los recursos de la ficción científica como medio idóneo para discutirlas sin imponer una solución autoritaria.

En este sentido, esta novela es de una actualidad profética sorprendente. Tras una guerra que casi ha destruido el mundo y generado una multitud de seres mutantes, incluidos algunos sorprendentes como las criaturas de género reversible, una federación mundial toma la decisión de gobernar los destinos políticos del planeta e imponer el relativismo como doctrina que frene la nefasta influencia de las ideologías totalitarias que abocaron al conflicto. Pero el resultado no es tan optimista como cabría esperar. El relativismo convertido en ideario hegemónico termina produciendo un mundo decadente y tedioso y una virulenta reacción de signo contrario: la peligrosa aparición de un siniestro demagogo y líder de masas que encarna el poder omnímodo gracias a facultades precognitivas de anticipación del futuro. El carismático Jones del título, Floyd Jones, quien acaba movilizando con grandes mentiras a los humanos en contra de unos inofensivos invasores alienígenas (los derivos) y fracasando en sus planes antes de sacrificarse voluntariamente, manipulando al policía protagonista, Cussick, para que lo mate y pueda así transformarse en un mesías religioso de culto universal (el eslogan de esta visión trascendente de la realidad es contundente: “Nuestro pequeño cosmos se está deshaciendo…El mundo real está en camino”).

Esta inteligente novela de Dick, gracias a su planteamiento filosófico esencial, es tan aguda para el mundo de hoy como lo fue para su tiempo. ¿Se puede vivir relativizándolo todo o la especie humana requiere de dogmas y fundamentos para no disiparse en la banalidad? ¿Admite el espíritu humano una vida líquida, o nuestros deseos y creencias exigen, tarde o temprano, una realidad absoluta, como pasa con Nina, la aburrida esposa de Cussick? De un modo singular en esta novela de Dick, la trama ontológica acaba superponiéndose a las otras tramas en el desarrollo narrativo. La idea del cambio, la transformación, la revolución, es decir, la utopía planetaria, aparece en esta novela ligada al motivo del principio absoluto que debe sostener la existencia de un mundo creado por todos. El relativismo conduce al caos y este hace que todos los habitantes del mundo exijan enseguida valores y creencias firmes. Es la certeza mítica que les proporciona Jones: el dictador que preveía el futuro con una clarividencia total hasta el punto de maquinar su propia muerte como redentor de una humanidad desesperada.

Desde una perspectiva política, Dick emplea múltiples géneros narrativos (el thriller conspirativo, la ciencia ficción, la fantasía utópica) para tejer una trama compleja sobre el presente y el futuro, los peligros de la democracia, la tentación totalitaria y la imposibilidad de fundar un orden social satisfactorio y duradero. Es una revisión crítica de la traumática historia del siglo XX, escrita y publicada en plena Guerra Fría (1954-1956), pero su alcance no se limita a los males de su época. “El mundo que Jones creó” se parece al nuestro. O, más bien, a una idea abstracta del nuestro. Un mundo donde la discusión esencial consiste en saber si fue creado de la nada por una mente divina o si fue producto del azar y la necesidad. Y la historia humana continúa, como escenifica el fantástico desenlace, más allá de los límites terrestres.

El futuro es un libro abierto para Jones, cuyas páginas escritas se anticipan a su doble lectura, y la realidad se transforma en un libro abierto cuando un escritor como Dick la lee con mirada alegórica. Se vuelve transparente. La mente especulativa de Dick la desnuda y descifra sus códigos y mecanismos. Ya no hay secretos ni misterios en el mundo para el lector avisado.

martes, 18 de enero de 2022

ANIMALES

[Publicado en medios de Vocento el martes 11 de enero] 

Acaba la Navidad y se acaban los cuentos pueriles. Volvemos a la realidad. El culebrón de la pandemia, pese al caso Djokovic, no da para más, pero los políticos se atan a sus efectos secundarios para no ceder en la opresión social que tantos beneficios procura. La gran noticia navideña, no obstante, es que las mascotas son reconocidas al fin por la ley como seres sensibles y no como objetos decorativos.

Comparto la simpatía franciscana por los hermanos animales desde la infancia y leo con placer estos días, pura coincidencia, una novela que especula sobre un mundo de bestias parlantes. La historia empieza como acción ecologista, implantando chips en vacas, y termina expandiéndose hasta provocar una guerra a muerte entre animales inteligentes, animalistas y humanos comunes. Es la versión siglo XXI de “Rebelión en la granja” de Orwell. Se titula “Bête”, fue escrita por Adam Roberts con ironía inglesa y alguien debería traducirla antes de que los animales hablen en nombre propio y pongan en su sitio al ministro Garzón o a sus adversarios.

El signo del siglo es la revancha histórica. Todos los colectivos humillados, explotados o maltratados exigen ahora reparación. Sin embargo, el instinto asesino los humanos no lo hemos ejercido más sobre los animales, sino sobre nosotros mismos. Aprovecho el tiempo vacacional para descubrir “Quo Vadis, Aida?”, la película europea de 2021. La dirige una mujer bosnia, Jasmila Žbanić, y relata con sobriedad la masacre de Srebrenica, donde ocho mil bosnios fueron asesinados por militares serbios sin que la comunidad internacional hiciera nada por impedirlo. Hace un cuarto de siglo y nadie recuerda el horror de la guerra de Bosnia, otro episodio vergonzoso en el que Europa sucumbió a sus peores vicios políticos. Tampoco se recuerda el fraude cometido por mandatarios occidentales con las armas de destrucción masiva para legitimar la invasión de Irak hace solo veinte años. Entre tanto, la opinión pública practica hoy en medios y redes el linchamiento moral de quienes no comulgan con la versión oficial de la pandemia.

Como animales o como personas, tendemos a ser crueles y mezquinos. Es el designio genético de la especie. Oscilamos entre la infinita capacidad de destrucción y la tontería y cursilería igualmente infinitas. En medio está lo más valioso de nuestra condición. El arte, el pensamiento, la ciencia. No lo olvidemos. Cuando gobierna cualquiera de los dos extremos de nuestra naturaleza, o ambos a la vez, estamos perdidos. 

jueves, 6 de enero de 2022

EL AÑO DE LAS PLATAFORMAS: CINE Y METACINE EN 2021


 [Como todos los años desde sus inicios, por estas fechas el blog se transforma en foro de discusión cinéfila entre mis gustos, expuestos en primer lugar, y, justo después, los de un puñado de amigos cinéfagos, con opiniones a menudo divergentes: Manuel Arias Maldonado, José Ángel Barrueco, Noel Ceballos, Txema Martín, Vicente Molina Foix, José Ramón Ortiz, Pepo Pérez (en riguroso orden alfabético).]


JUAN FRANCISCO FERRÉ

Así es. 2021 fue el año del Doctor Strangelove en mi vida. El año en que me compré una gran televisión inteligente (más que yo, al menos) que me proporciona en todo momento la droga audiovisual que necesito para sentirme bien en un mundo que no va bien. Así fue, de la noche a la mañana, como dejé de preocuparme por nada y me liberé del prejuicio de estar suscrito a grandes plataformas como Netflix y similares. 

Los peores síntomas cinematográficos del año de la peste (bis) los resumo en varios apuntes rápidos, sin muchas ganas de reflexionar sobre ellos (no tengo tiempo de hacerlo, por otra parte, si quiero estar al día de todos los excitantes contenidos que me ofrecen mis nuevas amigas digitales):

 

*El cine más creativo y valiente choca con la indiferencia del público minoritario. El cine original lo tiene cada vez más difícil en salas, a falta de un público exigente, y su tránsito a las plataformas suele pagarse en formateo estético y renuncia artística.

*Las nuevas generaciones del milenio, haciendo ostentación de un conformismo alarmante (qué gran fracaso educativo), se entregan en masa al último subproducto de la factoría Marvel (Spiderman: No Way Home), mientras desdeñan, con arrogancia digna de mejor causa, cualquier obra arriesgada que las saque de sus coordenadas triviales.

*Los adultos, en cambio, resignados a su destino doméstico, se consuelan con la dieta televisiva y cinematográfica de las grandes plataformas y la oferta mediocre de algunos canales generalistas.

*El fracaso en taquilla de Titane evidencia la falta de curiosidad intelectual y la impostura ética de las minorías culturales de este país. Sin estética acorde, no hay ética que se sostenga, excepto bajo la máscara de la ideología más ramplona.

*Entre tanto, al otro lado del espejo, en la China de Xi Jinping, el fervor patriótico conduce a las masas a bendecir en taquilla con cifras multimillonarias a un engendro de propaganda nacionalista de la envergadura de La batalla en el lago Changjin.

Mi decena (+ 1) de películas de 2021 se compone de obras únicas, excepcionales por muchos motivos, que proyectan sobre la pantalla un mapa cognitivo del mundo contemporáneo. En la lista subsidiaria, la de las películas descartadas, enumero aquellas que me interesaron, intrigaron o divirtieron sin convencerme del todo de su necesidad. Parafraseando al gran Georges Bataille: ¿Cómo perder el tiempo con películas a las que el autor no se ha visto obligado?...

TITANE (Julia Ducournau)

Dirigida por una mujer (importa mucho el sexo en este caso) que no necesita arrogarse su condición de tal para crear la película más audaz y provocativa del año y de la década, auguro. Desde los tiempos de Inseparables y Crash, de David Cronenberg, no se veía nada tan atrevido en una pantalla. Impresionante, revulsiva, excéntrica. Carne, metal y mitología fundidas en una aleación concebida contra los tópicos contemporáneos del género y el transgénero. El guiño final a 2001 de Kubrick, con el nuevo padre abrazando al nuevo hijo híbrido ante el cadáver de la madre, funciona como una metáfora del futuro. Más allá, o acá, de lo poshumano. 

DRIVE MY CAR/LA RULETA DE LA FORTUNA Y LA FANTASÍA (Ryūsuke Hamaguchi)

Agudo análisis del Japón hipermoderno realizado conjugando la dirección y el trabajo de los actores y actrices con un montaje prodigioso y un hipnótico manejo del tiempo narrativo. Hamaguchi filma el mundo contemporáneo con sutileza y refinamiento musicales y desnuda el alma de sus personajes (masculinos y femeninos) con la sobria maestría de un Bergman, un Rohmer, un Antonioni o un Cassavetes, su reconocido maestro. 

EL CONTADOR DE CARTAS (Paul Schrader)

En el vigésimo aniversario del 11-S, Schrader escenifica, a través de un verdugo reconvertido por azar en víctima, la expiación de todos los crímenes impunes cometidos en Irak y en otras partes del mundo en nombre de líderes abyectos. Se acabó el duelo de los tibios y los fariseos. 

BENEDETTA (Paul Verhoeven)

Su propuesta es, como Titane, insolente y descarada, una afrenta total al ideario de la derecha (por su irreverencia) y la izquierda (por su incorrección). Tan blasfema como El concilio de amor de Oskar Panizza y tan ofensiva para cualquier credo dogmático (reaccionario o progresista) como la Viridiana del gran Luis Buñuel. 

OTRA RONDA (Thomas Vinterberg)

La película nórdica del año no podía ser otra cosa que la celebración etílica de la libertad, la vitalidad y la insumisión. La secuencia final (este número musical de alegría dionisíaca) es el himno vitalista de la Europa pospandémica. 

NO MIRES ARRIBA (Adam McKay)

Una sátira impertinente y corrosiva de la estupidez contemporánea. No se salva nadie. Dista de ser una obra maestra cinematográfica, ni lo pretende, pero su humor negro es muy saludable y tonificante en estos depresivos tiempos. Si un cometa descontrolado (una amenaza extraterrestre, al fin y al cabo) organiza semejante confusión, imaginemos por un momento lo que habrá pasado con el coronavirus de nuestra desgracia… 

SOLO LAS BESTIAS (Dominik Moll)

Un extraño policíaco, construido como un fascinante caleidoscopio narrativo, que diseña un complejo paisaje europeo y global, internet mediante, en clave de violencia, desigualdad, explotación, orfandad y deseos inconfesables. 

NUEVO ORDEN (Michel Franco)

Viendo la convulsa situación latinoamericana, una película polémica, controvertida, cruda, ambigua y violenta es más pertinente que tanto cine políticamente correcto, bienintencionado, tercermundista o simplemente demagógico. 

MANDÍBULAS (Quentin Dupieux)

La comedia surrealista del año ni siquiera es una comedia. La vida es tan absurda que todo, hasta lo más incongruente y disparatado, tiende a la domesticación, la aceptación y la normalidad. Una cómica alegoría de nuestro tiempo desquiciado. 

ANNETTE (Leos Carax)

A pesar de la banalidad del libreto, la inventiva visual y el talento de Carax para la mise-en-scène vencen todas las objeciones y lo salvan de caer en los errores y la cursilería de Los amantes del Pont-Neuf.         

+ THE MATRIX RESURRECTIONS (Lana Wachowski)

El bucle del bucle del bucle (del escepticismo) de la era digital. 

*Notables descartes (sin orden de preferencia): The Empty Man, Surge, Quo Vadis, Aida?, El escuadrón suicida, First Cow, Una joven prometedora, El poder del perro, El ejército de los muertos, She Dies Tomorrow, The Assistant, The Nest, La Gomera, Las chicas de Manson, Zola, La mujer del espía, Dune, Sin tiempo para morir, Fue la mano de Dios, Zeroes and Ones. 

*Grandes descubrimientos del año: 

-Tetsuya Nakashima, cine avant-pop elevado a la más alta potencia estética, tan brutal como sublime: Kamikaze Girls, Conociendo a Matsuko, Confessions, El mundo de Kanako, It Comes. 

-Ryūsuke Hamaguchi: Asako I & II, Happy Hour. 

*Series o miniseries del año (sin orden de preferencia): Small Axe, Servant (1 & 2), Misa de medianoche, Dickinson (1 & 2), La bruja escarlata y Visión, Gambito de Dama, Dexter (New Blood), El juego del calamar, Brave New World, Fundación, Yellowjackets.  


MANUEL ARIAS MALDONADO

Señalo a continuación, sin orden de preferencia, aquellas que a mi juicio son las 10 películas más destacadas del año 2021, entendiendo por tales aquellas que he visto en algún cine español o extranjero (o plataforma de estreno) a lo largo del año. Hay algunas, como First Cow, que incluí en la lista del año pasado; la adición más reciente es The Card Counter, que se estrenó al límite el 31 de diciembre; y aun otra, como Solo las bestias, llegó a las salas españolas este año pese a ser una producción de 2019. Apenas veo series televisivas y por eso no incluyo ninguna.

THE CARD COUNTER: 45 años después de Taxi Driver, la fórmula magistral de Paul Schrader sigue funcionando en este drama que se adentra en la vida y la psique de un jugador profesional de póker que vive bajo la sombra de su participación en las torturas de Abu Ghraib; si no me equivoco, es la tercera vez que Schrader termina un film parafraseando la escena final de Pickpocket. 

LA MUJER DEL ESPÍA: Sofisticado melodrama bélico de Kiyoshi Kurosawa que encierra una misteriosa reflexión sobre la naturaleza del propio cine y la veracidad de las imágenes, además de ponderar los brutales excesos del imperialismo nipón de la primera mitad del siglo.

BERGMAN'S ISLAND: Mal recibida en el festival de Cannes, la última película de Mia Hansen-Love es una lúdica y a la vez compleja reflexión sobre la angustia de la influencia, en la persona de una directora de cine que está casada con un director de cine y pasa una temporada junto a él en la bergmaniana isla de Faro; su planteamiento y conclusiones caen del lado antirromántico de manera saludable. 

WEST SIDE STORY: La arriesgada propuesta de Spielberg, llevando a la pantalla la obra de Broadway a la sombra del mito creado por el film de 1961, resulta exitosa gracias a una dinámica puesta en escena cuya desacomplejada exuberancia hace olvidar las limitaciones de su bienintencionado mensaje político. 

EL PODER DEL PERRO: Jane Campion ha hecho un tenso western de cámara donde las emociones de los personajes, plagados de conflictos íntimos en un entorno aislado, no se manifiestan a través de disparos sino de miradas y donde la naturaleza del relato se revela al comienzo pero solo se desvela al final. 

SOLO LAS BESTIAS: Intenso polar rural, firmado por Dominik Moll, que juega hábilmente con los distintos planos narrativos y temporales, construyendo una fábula desasosegante acerca de la facilidad con que los seres humanos creemos las mentiras que prometen redimir una existencia tediosa o vacía. 

SPENCER: Infravalorada fábula de Pablo Larraín sobre el malestar de Diana Spencer en su rol de consorte heredera del príncipe Carlos, propulsada por una excelente interpretación de Kristen Stewart y una formidable banda sonora de Jonny Greenwood. Su magnífico final parece digno de Disney, pero es una amarga escenificación del autoengaño. 

PREPARATIVOS PARA ESTAR JUNTOS UN PERIODO DE TIEMPO DESCONOCIDO: La directora húngara Lili Horvat salta merecidamente al circuito internacional del cine de autor con este intenso drama sobre una mujer obsesionada con un amante que dice no reconocerla; un estudio de la obsesión que evoca el cine de Zulawski y triunfa gracias a la creación de un personaje inquietante cuyos motivos y fiabilidad ignoramos hasta el final. 

ANNETTE: En la entretenida controversia sobre el mérito artístico del inesperado musical con que ha regresado Leos Carax, me sitúo del lado de los entusiastas, vale decir, de quienes aplauden la imaginativa puesta en escena y el brillante score de esta fábula posmoderna sobre los efectos devastadores de la celebridad. 

LA RULETA DE LA FORTUNA Y LA FANTASÍA: Primera de las películas de Ryusuke Hamaguchi que estaban pendientes de estreno en nuestro país, esta indagación sobre los recovecos de la identidad, la sexualidad y el azar se divide —algo hoy desacostumbrado— en tres relatos separados entre sí, quen tan pronto recuerdan a Eric Rohmer como al prolífico surcoreano Hong Sang-soo. 

Son menciones honorables COMPARTIMENTO Nº 6, singularísima train movie del finlandés Juho Kuosmanen; THE VELVET UNDERGROUND, donde Todd Haynes logra fundirse con su objeto de evocación, devolviéndonos durante dos horas a un momento irrepetible de la cultura popular; QUERIDOS CAMARADAS, drama político del veterano Andrei Konchalovsky sobre el gran espejismo soviético; y LA MUJER QUE ESCAPÓ, elíptico relato de Hong Sang-soo sobre aquello que de misterioso tienen las relaciones humanas y las vidas de los demás. Por razones distintas, no me convencieron TITANE ni MEMORIA, pero reconozco a la primera su capacidad para producir algunas imágenes memorables y a la segunda su intensa densidad poética. 

Finalmente, destaco dos películas españolas por encima del resto: las audaces Quién lo impide (Jonás Trueba) y Destello bravío (Ainhoa Rodríguez); no he podido ver Espíritu sagrado. 


JOSÉ ÁNGEL BARRUECO

Una vez más, unos cuantos volvemos a elegir nuestras películas y series predilectas, una tarea que a mí se me antoja ardua porque considero mis gustos muy abiertos. Siempre digo que, de todo filme, yo extraigo provecho o beneficio, incluso de los bodrios. Quizá por estas cuestiones mis listas admiten desde el blockbuster hasta el producto de vanguardia, pasando por el típico largometraje de Oscar y por aquel que suele aburrir al espectador de a pie. Suelo confeccionar este repertorio de favoritos olvidándome de los prejuicios (un mal muy propio de críticos y cinéfilos). Como es habitual, y supongo que nos sucede a todos, aún hay títulos que no me ha dado tiempo a ver. Espero remediarlo en 2022. 

Mis películas de 2021:

1-Nomadland (Chloé Zao)

2-The Card Counter (Paul Schrader)

3-Titane (Julia Ducournau)

4-È stata la mano di Dio (Paolo Sorrentino)

5-Cry Macho (Clint Eastwood)

6-El buen patrón (Fernando León de Aranoa)

7-Willy’s Wonderland (Kevin Lewis)

8-The Power of the Dog (Jane Campion)

9-The Last Duel (Ridley Scott)

10-Promising Young Woman (Emerald Fennell)

11-Cruella (Craig Gillespie)

12-Annette (Leos Carax)

13-Pig (Michael Sarnoski)

14-The Map of Tiny Perfect Things (Ian Samuels)

15-Pieces of a Woman (Kornél Mundruczó)

16-Dune (Denis Villeneuve)

17-Palm Springs (Max Barbakow)

18-No Time to Die (Cary Joji Fukunaga)

19-Calm with Horses (Nick Rowland)

20-The Nest (Sean Durkin)

21-Little Fish (Chad Hartigan)

22-Stillwater (Tom McCarthy)

23-The Empty Man (David Prior)

24-Lamb (Valdimar Jóhannsson)

25-Don’t Look Up (Adam McKay)

**

Mis documentales de 2021:

In Search of Darkness Part II

**

Mis series de 2021:

1-Gangs of London

2-Small Axe

3-The Squid Game

4-The Kominsky Method (Temp. 3)

5-Love, Death + Robots (Temp. 2) 


NOEL CEBALLOS

Un año más, muchísimas gracias por invitarme a participar en esta lista. Te mando, ahora sí, mi Top 15 del año (películas estrenadas en salas comerciales españolas o plataformas durante 2021) + algunas menciones especiales. 

La crónica francesa, de Wes Anderson

Benedetta, de Paul Verhoeven

Jinetes de la justicia, de Anders Thomas Jensen

Más allá de los dos minutos infinitos, de Junta Yamaguchi

West Side Story, de Steven Spielberg

Espíritu sagrado, de Chema García Ibarra

Desata la furia, de Guy Ritchie

Petite maman, de Céline Sciamma

The Velvet Underground, de Todd Haynes

Maligno, de James Wan

Summer of Soul, de Questlove

Un mal viaje, de Kitao Sakurai

El Escuadrón Suicida, de James Gunn

Annette, de Leos Carax

Matrix Resurrections, de Lana Wachowski

Mejor novelización: Érase una vez en Hollywood, de Quentin Tarantino. Una visión complementaria a su obra maestra de 2019 que confirma la capacidad de fascinación que esos personajes y ese microcosmos ejercen en mí.

Mejor serie: I Think You Should Leave, temporada 2. En Netflix. 

Evento más memorable: Los ciclos de reposiciones que la distribuidora española Avalon dedicó a Wong Kar-wai y David Lynch mantuvieron viva la llama del cine como experiencia colectiva en un momento muy difícil. 

Sesión más extrema del año: Titane, de Julia Ducournau, provocó en mí una reacción física que me obligó a abandonar la sala. Aún no he podido terminar de verla. 


TXEMA MARTÍN

1. Una película de policías, de Alonso Ruizpalacios 

2. Titane, de Julia Ducournau 

3. Annette, de Leos Cárax 

4. Benedetta, de Paul Verhoeven 

5. The Velvet Underground, de Todd Hayness 

6. La crónica francesa, de Wes Anderson 

7. The Father, de Florian Zeller 

8. El contador de cartas, de Paul Schrader 

9. Spencer, de Pablo Larráin 

10. Madres paralelas, de Pedro Almodóvar 

11. Una joven prometedora, de Emerald Fennell 

12. Jinetes de la justicia, de Anders Thomas Jensen 

13. Nuevo orden, de Michel Franco 

14. In Fabric, de Peter Strickland 

15. The Nest, de Sean Durkin 

16. Otra ronda, de Thomas Vinterberg 

17. No mires arriba, de Adam McKay 

18. Shiva Baby, de Emma Seligman 

19. Hierve, de Philip Barantini 

20. Lost Boys, de Sadri Cetinkaya y Joonas Neuvonen

VICENTE MOLINA FOIX

1. Spencer, de Pablo Larraín. No sé por qué nadie lo ha dicho, pero es evidente que Spencer, que no tiene nada de novela rosa, es un remake aventajadísimo de El resplandor de Kubrick, en el que el hotel Overlook se convierte en un palacio real, y el crimen parece formar parte del sistema monárquico.

2. El diablo entre las piernas, de Arturo Ripstein, o el gran maestro mexicano en el máximo esplendor de lo grotesco y el teatro de la crueldad bien hablada. O bien escrita: los diálogos de Paz Alicia Garciadiego vuelven a ser magistrales.

3. La hija, de Manuel Martín Cuenca, o la apoteosis del fuera de campo fetal. Descarnados paisajes, angustia encarnizada.

4. Tre piani (Tres pisos) de Nanni  Moretti. Muchos añoran al comediantee Moretti, que tampoco en esta última película suya comparece. Su vena dramática es tan propia, tan conmovedora, que vale la pena sacrificar las risas en aras de una serena emoción.

5. Madres paralelas, de Pedro Almodóvar. La unión de la vida privada y la violación de la historia de un país en un ensamblaje tan brillante como austero.

6. La ruleta de la fortuna y la fantasía, de Ryûsuke Hamaguchi. El film de sketches como revalorización japonesa de una vanguardia europea de los años 1970.

7. El buen patrón, de Fernando León de Aranoa. Farsa político-laboral de gran calado, con un reparto coral de altura y un inolvidable Javier Bardem de maestro de ceremonias.

8. El poder del perro, de Jane Campion. Ni los caballos de García Lorca fueron tan queer como los de este western melancólico.

9. Small Axe, capítulos 3, 4 y 5, de Steve McQueen. Una odisea negra con música.

10. First Cow, de Kelly Reichardt: la llegada tardía a las pantallas españolas de una cineasta de culto. 


JOSERRA ORTIZ

2021 fue el segundo año de la pandemia mundial causada por la Covid19 y sus mutaciones. A pesar de las vacunas, la “nueva normalidad” nos ha hecho sobrevivir en mucha soledad y encierro. En todo el año, solo fui tres veces al cine, solo para aburrirme tremendamente en dos ocasiones seguidas (Spider Man: No Way Home, y The Matrix Resurretictions): la interminable cuarentena se llevó mi apreciación de la nostalgia. En casa adapté una habitación vacía solo para ver televisión en las varias plataformas a las que ahora estoy suscrito. Vi muy buen cine y muy buenas series, especiales de stand up y shows unitarios. Este año fue difícil limitarme a solo veinte títulos, pero no quería hacer una lista muy larga. Aquí la anoto, advirtiendo que, aunque los disfrute mucho, se quedaron como finalistas los siguientes: The Beatles Get Back (mucho más largo de lo necesario); Dune (más aburrida de lo que esperaba, aunque mejor que la primera adaptación); Hellbound (ya todo lo coreano es lo mismo); Invincible y The Boys (podrían aprovechar que su audiencia es adulta para ser tan brutales como los comics originales); Kevin Can F**k Himself (muchos altibajos narrativos); Succession (cada vez parece más telenovela); y Barb & Star Go to Vista del Mar (le tenía mucha fe, pero como dirían en inglés, They try too hard y no es para nada divertida)

 

  1. Bergman Island (Mia Hansen-Love). Una película sobre el arte, la influencia y la existencia desde el cine. Es una reflexión profunda sobre el arte y la existencia a partir de este. Excelentemente filmada, con una fotografía impecable. En parte, un tributo al séptimo arte y su naturaleza humana.
  2. Bo Burnham: Inside (Bo Burnham). Uno de los mejores especiales de comedia que he visto en años (junto con Comedy for Drummers, de Fred Armisen); inteligente, voraz, intuitivo, introspectivo, y todo hecho por el propio Burnham sumido en la depresión pandémica. No sé si ya pasó de moda esto del stand up, pero definitivamente aquí tenemos a uno de los mejores exponentes del siglo.
  3. Don’t Look Up (Adam McKay). Divertidísima comedia negra y, tal vez, el último comentario al fanatismo ignorante norteamericano que se exacerbó con la era Trump.
  4. El baile de los 41 (David Pablos). Pocas películas mexicanas se hacen con la meticulosidad y tino afinado como esta recreación histórica de una anécdota sobre la comunidad homosexual de clase alta durante el porfiriato, que hoy ya no es un chiste, sino un drama acorde con la conciencia del siglo XXI.
  5. I Think You Should Leave with Tim Robinson (Zach Kanin & Tim Robinson). Comedia de sketches absurdos que no buscan el comentario social, pero en su hilarante y exagerada realidad apuntan en el ridículo las peores conductas contemporáneas. Lo mejor en comedia que he visto en años.
  6. Judas and the Black Messiah (Shaka King). Muy cuidadosa revisión no solo de un momento y un par de personajes específicos del movimiento de las Panteras Negras, pero sobre todo un inteligente y urgente discurso sobre la violencia estructural del racismo y sus actores, no importa el lado en que se encuentren.
  7. Mad God (Phl Tippet). Tal vez la película más difícil de describir de esta lista, es una cinta que tardó 30 años en hacerse y está completamente realizada por efectos especiales anteriores a la época del CGI. Una ópera cyberpunk que desciende a los infiernos y a lo peor de la naturaleza humana, donde el espectador es tratado como tal y logra sumergirse completamente en el aparato narrativo al que es expuesto.
  8. Mandibules (Quentin Dupieux). Muy divertida y en los linderos entre lo absurdo y lo surreal, esta cinta sobre dos amigos que encuentran una mosca gigante con la que piensan hacerse ricos, es una de las mejores comedias que he visto en mucho tiempo, y me pareció refrescante sobre todo en esta época en que el cine de comedia es casi siempre idiota. Aquí no es el caso, un humor inteligente y nada pretencioso.
  9. Midnight Mass (Mike Flanagan). Es lenta, y como a casi todos los seriados de Netflix, le sobran algunas horas, pero Flanagan demuestra otra vez que él es a la pantalla lo que Stephen King (a quien a adaptado en dos ocasiones) es a los libros. Además de una reflexión sobre el fanatismo católico y las dificultades de la adicción, esta serie explora la naturaleza exacta de nuestros deseos y los peligros de las segundas oportunidades.
  10. No Sudden Move (Steven Soderbergh). El autor, Soderbergh, puede a veces caer en lo pretencioso, pero eso no pasa aquí. Es una película sencilla, de época (muy bien ambientada), estructurada como las comedias de equívocos de tal manera que temas como la violencia, el poder, la corrupción y la mentira se explotan y exploran hasta sus últimas consecuencias, gracias a un reparto intachable de grandes actores y actrices.
  11. Passing (Rebbeca Hall). Un relato sencillo y acorde a estos tiempos de tensiones racistas, no solo en Estados Unidos, sino en el mundo. Muy buena fotografía, excelente manejo del ritmo y una muy bien lograda paleta de subtemas existenciales, morales y raciales que no distraen de la trama principal y su predecible e instantáneo final.
  12. Promising Young Woman (Emeral Fenell). Carey Mulligan es una de las mejores actrices del siglo, definitivamente, y logra que esta película, que podría pasar como una cinta sobre violenta de venganza de la era Me Too, se convierta en una genial apología del odio, alejándose de lo políticamente correcto. Me encantó la dirección de escena, la luminosidad y el humor, hasta el involuntario, que emana de esta que es una de las películas más interesantes que he visto en años.
  13. Scenes from a Marriage (Hagai Levi). Probablemente la mejor actuación y dirección de la televisión en 2021. Es una miniserie poderosa, que trata sobre temas muy humanos y miedos y decisiones trascendentales que muchos hemos experimentamos tarde o temprano.
  14. Ted Lasso (Brendan Hunt, Joe Kelly & Bill Lawrence). La mejor comedia situacional del momento; en su segunda temporada hay menos atención al futbol (soccer) como catalizador de las acciones, y permite un mejor desarrollo del personaje central interpretado por uno de los mejores exalumnos recientes de SNL, Jason Sudeikis.
  15. The Suicide Squad (James Gunn). A diferencia de Marvel que mantiene una calidad constante en sus palículas, a pesar de lo simplonas que resultan la mayoría de las veces, DC tiene más películas malas que buenas. Pero sus buenas adaptaciones, como esta segunda oportunidad para El ecuadrón suicida (como lo fue el año pasado con Aves de presa), muestran lo que se puede lograr cuando se recuerda que los comics no son ni alta literatura, ni obras de arte, sino productos de la cultura popular construidos desde la irreverencia, el color y al absurdo.
  16. The Card Counter (Paul Schrader). Una mezcla de thriller, romance y reflexión moral sobre la conducta humana y, en parte, la adicción. Es además un relato que referencia los trabajos anteriores de Schrader (aunque no hay que conocerlos para seguir la trama).
  17. The Power of the Dog (Jane Campion). Mi película favorita en mucho tiempo. Es lenta, no pasa gran cosa, no hay una aventura magnífica: es lenta, el arco narrativo es muy sencillo, pero es brillante. Geniales actuaciones, ninguna tiene desperdicio, y la tonalidad constante de la cinta atrapa verdaderamente. La fotografía y la edición son preciosistas, y fuera de la maravillosa interpretación de Benedict Cumberbatch vale mucho la pena clavarse en el trabajo de Kristen Dunst y la trayectoria autodestructiva de su personaje. Una obra de arte.
  18. The Velvet Underground (Todd Haynes). Una gran película que es una delicia para los fans de la banda, y una excelente iniciación para quien no los escucha. Como documento, es importante para no olvidar lo mucho que le dieron a la música y la cultura popular, y como pieza cinematográfica, un recordatorio de lo que debe ser el cine como aparato que anule la nostalgia y reviva el esplendor de lo que ya no existe.
  19. tick, tick… BOOM! (Lin-Manuel Miranda). Casi no disfruto de los musicales, pero tenía muchas ganas de ver esta adaptación del famoso monólogo musical de Jonathan Larson, por el cariño histórico que le tengo a su famosísima Rent. Además, hay que aceptar que Lin-Manuel Miranda es uno de los creativos más visionarios de esta industria actualmente. Puede ser un tributo al gran renovador del musical que fue Larson, pero sobre todo disfruté la cinta como una obra intimista que choca, muy punk, contra lo que usualmente nos ofrece el teatro musical (tan solo este año, la chocante In the Heights, por mencionar solo un ejemplo).
  20. Wandavision (Jac Schaeffer). Sinceramente, creo que es el mejor producto audiovisual de superhéroes que se ha hecho desde la adaptación de Watchmen. Una parte de la serie deconstruye el pacto ficcional que tenemos con este género, otra hace un análisis de la representación de la vida familiar en la historia de la televisión, pero la que más me gusta es la parte creativa que nulifica el discurso patriótico, nacionalista y blanquinegro de los veinte años que lleva Marvel en las pantallas. Una serie muy inteligente y que logró gustar a todos sin problemas.  


PEPO PÉREZ

Películas 2021

West Side Story, dir. Steven Spielberg

The Green Knight, dir. David Lowery

Benedetta, dir. Paul Verhoeven

Petit maman, dir. Céline Sciamma

Destello bravío, dir. Ainhoa Rodríguez

El contador de cartas, dir. Paul Schrader

Las cosas que decimos, las cosas que hacemos, dir. Emmanuel Mouret

The Velvet Underground, Todd Haynes

Red Rocket, dir. Sean Baker

La mujer que escapó, dir. Hong Sangsoo

El poder del perro, dir. Jane Campion

Las leyes de la frontera, dir. Daniel Monzón

Fue la mano de Dios, Paolo Sorrentino

Summer of Soul, dir. Questlove

Jinetes de la justicia, dir. Anders Thomas Jensen

El último duelo, dir. Ridley Scott

No mires arriba, dir. Adam McKay


Series / miniseries 2021

Sucession, Jesse Armstrong

WandaVision, Jac Schaeffer

The Beatles: Get Back, Peter Jackson & Michael Lindsay-Hogg

Line of Duty, Jed Mercurio

Supongamos que Nueva York es una ciudad, Martin Scorsese & Fran Lebowitz

Exterminad a todos los salvajes, Raoul Peck

Gomorra (T5), Roberto Saviano et al.