La imagen
es impresionante. Una cola de consumidores fanáticos asalta las instalaciones
de una megatienda para apropiarse de las mercancías más codiciadas a precios de
ganga. Mientras tanto, las ventas en internet se disparan a niveles histéricos,
las acciones de Amazon cotizan al máximo y el dueño del lucrativo negocio
ingresa de golpe en el selecto club de multimillonarios mundiales. El viernes
negro es más negro para unos que para otros. Los consumidores que regresan a
sus hogares hipotecados cargando con mercancías obsoletas no salen de parias por
más gratificante que haya sido la cacería de productos en oferta.
Una
sociedad que bombardea los cerebros de los ciudadanos con la cantidad de basura
envasada al vacío con que lo hace esta no puede presumir mucho de valores éticos
ni dar lecciones morales a nadie. La cultura basura es el espectáculo dominante
en pantallas y redes sociales, donde el penúltimo genio triunfa haciendo
ostentación de su barbarie ante una parroquia exclusiva que aplaude cualquier
indulgencia de ese tipo, o los insultos denigrantes, antes que una exhibición de
inteligencia, conocimiento o buen gusto. Esta es la manada genuina y no solo la
horda tribal de los violadores en grupo, expresión violenta del mismo espíritu cavernario.
Y no es que la fiesta retrógrada de San Fermín, con o sin el aliciente machista
para cabestros en celo, sea más educativa que la denigrante vulgaridad de la televisión
basura. Lo que celebra el Gran Hermano, como tantos subproductos de Mediaset y
canales afines, eficaces destilerías de excremento mediático, es la pertenencia
a una cultura banal que degenera, por lógica, en toda clase de conductas
repugnantes, documentadas en redes y dispositivos con puntualidad digital.
Cuando Pablo
Iglesias, o cualquier otro político idealista, toma el nombre corporativo del
pueblo en vano, arrogándose la defensa de sus derechos y supuestas libertades,
entran ganas de enseñarle los datos aplastantes de la taquilla de cine, la audiencia
de ciertos programas despreciables, las tendencias masivas de Twitter, los
sondeos electorales o las imágenes terroríficas del “Black Friday”, la orgía puritana
del consumo prenavideño que los americanos le han vendido al mundo entero para
hacer caja. Mientras el uno por ciento de la población global ajusta aún más
sus cómputos financieros y reduce decimales para empezar a restar miembros, los
miles de millones sobrantes importan costumbres que aumentan el patrimonio de
las élites y empobrecen la vida mental de las mayorías. Esto no lo ve el Gran
Hermano de la tele porque este solo tiene ojos para una cosa. La basura humana.
Y sabemos que la inmundicia reciclada en información es la materia prima más
valiosa de la sociedad de control. Esta es la moraleja infantil de hoy. Cada
vez que Google o Facebook te feliciten por tu cumpleaños, lector, piensa cuál
es el precio.
2 comentarios:
Ferré,
Pero es que las élites depredadoras son igual de catetas que sus "manadas". Tampoco me leen a mí. O a usted, pongamos por caso.
Sin matices, los intelectuales en el siglo XXI, para poder susbsistir, van a tener que implorar (al modo "garzónico") el mecenazgo de las Fundaciones de los Bancos. No hay más cáscaras. ;-)
"tampoco me leen a mi. O a usted, pongamos por caso" ...
y usted quién cojones se cree que es?
Madre mia, lo que nunca faltan, han faltado, ni faltaran, en este pais o en todo el jodido universo, son esos soberbietes presumidos culturetas como usted don Bluff, que de eso, un rato largo, bluff.
tampoco me leen "a mi"... "o a usted, pongamos por caso": hijole, pero porqué metes al pobre 'autor"carisimo"' de este blog en el profundo pozo de abyecta mierda mediocritense que representas con tal comentario... qué clase de acceso trepidatorio te da derecho a "medirte" asi tan pancho con Juan Francisco; como si le llegaras a la suela del zapato al amigo "Ferré" como tu le llamas... pedazo de inutil. Vete con tu gran incomprendido y falto de lectores genio a "épater" a los cuatro pringaos de turno que te siguen el rollete. Pardillo.
sobran, sobran tanto estos letraheridos con pose de perdonavidas rebozados en la mierda mas calentita de lo actual... hay que viajar mas, querido Bluff, quiza la sombra de tu pequena provincia iberica se te queda muy grande, tu, el "gran" escritor renegado, olvidado por la "manada".
bo chor no co le ga
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