[Como todos los años desde sus inicios, antes de la entrega de los Globos de Oro, el blog
se transforma en foro de discusión cinéfila entre mis gustos disidentes, expuestos
en primer lugar, y, en segundo lugar, los de un puñado de amigos (reconocidos film-buffs o avezados exploradores de la cosa fílmica)
con opiniones a menudo divergentes entre sí: Marta Álvarez, José Ángel Berrueco, Jordi
Carrión, Noel Ceballos, David Leo García, Robert Juan-Cantavella, Txema Martín,
Vicente Molina Foix, François Monti, José Ramón Ortiz (en riguroso orden
alfabético).]
Sin
distinguir entre películas estrenadas o no en salas españolas, este es mi
programa cinematográfico estelar de 2014, por riguroso orden de visión:
*Nymphomaniac
2 (Lars Von Trier)
*El
lobo de Wall Street (Martin Scorsese)
*American
Hustle (David O. Russell)
*Aimer, boire et
chanter (Alain Resnais)
*Under
the Skin (Jonathan Glazer)
* L´etrange couleur
des larmes de ton corps (Hélène Cattet & Bruno
Forzani)
*Un
toque de violencia (Jia Zhang-ke)
*Maps
to the Stars (David Cronenberg)
*Sin
City 2 (Frank Miller & Robert Rodríguez)
*Adiós al lenguaje (Jean-Luc Godard)
*Mommy (Xavier Dolan)
+ Bird People (Pascale
Ferran)/La chambre bleue (Mathieu Amalric)/Wrong Cops (Quentin Dupieux)
*Honorables menciones (por orden
alfabético esta vez): Solo los amantes sobreviven, El amor es un crimen perfecto, Blue
Ruin, La chica del 14 de julio, Cold in July, The Congress (ya incluida el año pasado), Al filo del mañana, Godzilla, The Grandmaster, Her (ya incluida el año pasado), Joven y bonita, Les rencontres d´aprés minuit, La Venus de las pieles, White Bird in a
Blizzard...
NUEVAS
SERIES O MINISERIES TELEVISIVAS (por orden de preferencia): True Detective, P´tit Quinquin, The Leftovers,
Fargo, The Knick. [La deslumbrante calidad
visual de True Detective y P´tit Quinquin, con los talentos
respectivos de los directores Cary Fukunaga y Bruno Dumont como responsables
directos del altísimo resultado estético de ambas miniseries, me hizo pensar
por un momento en incluirlas en la lista cinematográfica relegando a alguna de
sus competidoras. Pero luego recordé que el medio es el mensaje, como predijo con
astucia el maestro, y en su propio medio (de producción o de reproducción) es
donde la obra creativa aspira a ser comprendida y valorada de verdad, sin
nocivas interferencias.]
Entre
las series americanas mainstream me han impresionado especialmente por la
audacia de sus planteamientos: House of Cards (cinismo político capturado en flagrante delito); Homeland (actualidad sensacionalista y ambigüedad
moral rayana en la alta traición); The Good Wife (una inteligencia estratégica maquiavélica y mefistofélica a partes iguales); The Americans (las mismas cualidades maléficas que las anteriores elevadas al
paroxismo metafórico de los estertores y agonías de la guerra fría).
REVISIONES
TELEVISIVAS: Twin Peaks, Expediente X,
Buffy cazavampiros (íntegras, maravillosas, insuperables, son las series del
fin de siglo que mejor conectan con lo que está pasando hoy en televisión,
aunque la alianza del humor y lo fantástico, por culpa de la seriedad impostada
de los creadores de moda, parezca más un producto del pasado que una
combinación productiva).
En
cine como en televisión, he apostado, entre lo que he visto este año, por la
innovación, el riesgo y la singularidad, y huido lo más lejos posible del término
medio que hace consenso. Ninguna de mis 12 (+3) favoritas, aunque no sean
perfectas, ni mucho menos, me decepcionará en la revisión y todas ellas
proponen un juego creativo atrevido y fascinante (plenamente audiovisual) que
llevan hasta sus últimas consecuencias sin temor a quedarse sin público o a
fracasar en el intento por exceso de ambición. He preferido en todos los casos la
heterogeneidad estética antes que la redundancia formal (todas las tendencias del
cine contemporáneo pueden reconocerse en la docena de películas elegidas y en
el triple bonus track de cintas
representativas de un cierto nuevo cine francés de creativas maneras y estilos)
y cuando una propuesta no me ha convencido en absoluto (a pesar del consenso crítico
o la beatería cinéfila en su entorno, como es el caso de Boyhood, neorrealismo o hiperrealismo contemporáneo lastrado por un
exceso de banalidad narrativa y descriptiva) la he descartado
o, reconociendo aciertos parciales, la he relegado al cajón de las
consolaciones, donde también aguardan una segunda visión películas con malicia pero a la postre decepcionantes (Perdida, donde solo la sublime actuación de Rosamund Pike logra engrandecer
el convencionalismo calculado de David Fincher), o pequeñas instalaciones narrativas
cuyos límites impuestos acaban pesando en detrimento del interés de la
propuesta (Jonze, Ozon, Araki), o destellos terminales de un cine anémico y
desvitalizado (Jarmusch), o blockbusters
de ciencia-ficción con cierta poesía conceptual reluciendo entre sus escombros
millonarios (Godzilla, Al filo del mañana), o curiosidades
estéticas (cierto nuevo cine americano de género), etc.
Ya
no hay excusas. Dada la situación cultural, en el cine y la televisión como en
la literatura, solo cabe el riesgo, la inventiva, la originalidad, la audacia,
la desmesura, la creatividad, el juego, en suma, con las reglas y las
expectativas. Son demasiadas las restricciones y amenazas, demasiados los
desafíos y coerciones, como para arredrarse y replegarse en la medianía, la
mesura, la moderación, el conformismo o la estrechez de miras. Excesos y
extremos y no convenciones o cálculos exige el momento presente. Atrevimiento,
desparpajo, innovación, juego formal, invención de nuevas coordenadas, viajes
mentales, descubrimiento de nuevas dimensiones audiovisuales, nuevas fronteras
de la experiencia cinematográfica y nuevas relaciones empíricas entre cuerpos y
cámaras, otra lógica narrativa, retratos excesivos de la realidad de un mundo
que ha perdido el sentido y la dirección de su andadura, hipersensibilidad para
la sátira, el delirio y lo grotesco, espectaculares revisiones del pasado
histórico, sin prejuicios ni complejos académicos, refinamientos estilísticos, vuelos
fantásticos, perspectivas imaginativas, contaminación estética, formas
rebuscadas, híbridas, inauditas, etc.
Algunos amigos me reprocharán la inclusión de la (pen)última película de Peter Greenaway en mi
lista (bastante ecléctica, por cierto) de lo mejor del año en detrimento de
otras candidatas más ilustres para el juicio medio cinéfilo. Lo he dicho cien
veces y lo repetiré una más: Greenaway representa para mí, a pesar de las ocasionales bajadas de forma, el único atisbo
posible de un cine del barroco (no solo un cine barroco, plástica o estéticamente tal, sino un cine emanado de los
postulados de la cultura del barroco,
un cine de los siglos XVII y XVIII, un cine utópico,
por tanto) realizado con planteamientos absolutamente contemporáneos (sí, de arte contemporáneo, tanto como Damien
Hirst, los Chapman, Bob Wilson o Mathew Barney). Un cine que, pese a todos los
obstáculos críticos y económicos que se le imponen, se rebela con energía contra
la norma tecno-positivista (o naturalista-ilusionista) que es la dominante en
la teoría y en la práctica desde los orígenes industriales del cine y
restablece una conexión estética con los grandes gestos artísticos de Rubens, Bernini,
Caravaggio, Velázquez, los hermanos Asam o Tiépolo, por citar maestros del barroco
temprano y otros del tardío, sin renunciar a la influencia moderna de Duchamp,
Eisenstein, Brecht, Fellini, Buñuel, Resnais o Godard (o de escritores afines como Borges,
Gaddis, Barth, Calvino, Pynchon, Perec, Ackroyd, Calasso o Eco). No entiendo qué retorcidos
imperativos del gusto podrían hacerme preferir la banal historieta de un niño
actor que se limita a envejecer ante la cámara en compañía de su mediocre familia (mediante trucos de un
naturalismo fotográfico tedioso) antes que una fábula filosófica de exuberante (audio)visualidad
digital en torno al primer impresor y pintor de estampas eróticas del
Renacimiento (Goltzius) y sus turbulentas relaciones con el deseo libidinal y
el poder político de sus aristocráticos clientes. El cine, digan lo que digan
los crédulos bazinianos, no se inventó para imitar o dar crédito moral a la realidad
sino para reinventarla en su integridad.
Este
año he revisado poco cine, demasiadas novedades en cine y televisión como para perder el tiempo en volver a ver obras
conocidas, pero entre los escasos redescubrimientos brilla con luz especial la
versión íntegra de Vanishing Point
(con el segmento Charlotte Rampling de la copia inglesa incorporado como una
prefiguración fatídica del destino del conductor protagonista). Esa gloriosa
película de Richard Sarafian (concebida sobre el papel por Cabrera Infante con la
excitación estética de la lectura del On
the Road de Kerouac en mente) va ganando con los años una aureola mítica
que eclipsa a muchas otras grandes películas de los setenta. Sí, los setenta, los años del Nuevo Hollywood, esa década portentosa,
aún muy mal entendida por los estudiosos, que se inauguró (coincido aquí con la
tesis de Stéphane Delorme, director de Cahiers
du Cinéma) con la psicodelia mental y cósmica del futuro cifrada en 2001 (Kubrick) y se clausuró para
siempre con el viaje lisérgico hacia la extinción total de Apocalypse Now (Coppola). En medio de todo ese fastuoso despliegue
de imágenes insólitas, como un comentario excéntrico quizá, se sitúa la
imposible cabalgada hacia la libertad del jinete motorizado (Kowalski) y el
espectador inmóvil, prefigurando el hundimiento de toda una (contra)cultura…
La
muerte de Alain Resnais, uno de los creadores cinematográficos más originales de todos los tiempos, justo cuando se estrenaba su deliciosa última película, y el adiós fílmico
de Godard, otro creador de una singularidad irrepetible, convierten 2014 en el año donde los estertores estéticos de una de las
tendencias más renovadoras de la historia del cine (la Nouvelle Vague francesa) han vuelto a demostrar en pantalla una verdad incuestionable: el
cine es un arte demasiado joven como para encerrarlo en categorías críticas ortodoxas
y un lenguaje artístico demasiado dinámico como para imponerle límites a su
expansión en la era digital.
MARTA ÁLVAREZ
Cometa
en órbita, Naya Kuu, 2014
Gerontophilia, Bruce LaBruce, 2013
Heli, Amat Escalante, 2013
La
muerte de Jaime Roldós, Manolo Sarmiento y
Lisandra I. Rivera, 2013
La
Reina, Manuel Abramovich, 2013
Maps
to the Stars, David Cronenberg, 2014
Orange
is the New Black, temporadas 1 y 2, Jenji Kohan,
Netflix, 2013-2014
Praia do Futuro, Karim Aïnouz, 2014
Real
Humans (Äkta människor), temporadas 1 y 2,
Lars Lundström, SVT1, 2013-2014
Traumfrau, Oliver Schwarz, 2013
Under
The Skin, Jonathan Glazer, 2013
Xenia, Panos H. Koutras, 2014
JOSÉ ÁNGEL BARRUECO
Aunque
aún no he visto algunas de las películas más reputadas del año (como Ida y
Sueño de invierno), y teniendo en cuenta que no incluyo las películas no
estrenadas en salas comerciales españolas (donde Under the Skin figuraría entre los primeros puestos), es evidente
que mi lista tal vez sea demasiado típica porque apuesto por la continuidad de
los grandes creadores contemporáneos (Scorsese, Anderson, Coen, Eastwood,
Jarmusch…) y en ella sólo se cuela algún principiante (Steven Knight, que sólo
ha dirigido dos películas). Dado que no suelo ver más de una serie de tv al año
y no puedo elaborar una lista de seriales, amplío la de cine hasta los 15
títulos, aunque me ha dolido dejar fuera filmes de Alexander Payne, Carlos
Vermut o Roman Polanski:
1-El lobo de Wall Street (Martin Scorsese)
2-Snowpiercer (Joon-Ho Bong)
3-El gran Hotel Budapest (Wes Anderson)
4-Enemy (Denis Villeneuve)
5-Perdida (David Fincher)
6-Sólo los amantes
sobreviven (Jim Jarmusch)
7-The Grandmaster (Wong Kar Wai)
8-Boyhood (Richard Linklater)
9-Dos días, una noche
(Hermanos Dardenne)
10-Interstellar (Christopher Nolan)
11-Los canallas (Claire Dennis)
12-Locke (Steven Knight)
13-Jersey Boys (Clint Eastwood)
14-Her (Spike Jonze)
15-A propósito de Llewyn
Davis (Hermanos Coen)
JORDI CARRIÓN
De TV me
quedo con tres primeras temporadas extraordinarias y consecutivas: "True
Detective", "Fargo" y "The Knick". Y con una
producción europea: "Gomorra".
De cine me
quedo con "Boyhood", por ser
al mismo tiempo narrativa y conceptual y por transmitir la sensación de que se
puede tocar el tiempo.
NOEL CEBALLOS
Under
the Skin
Snowpiercer
Jodorowsky's Dune
El futuro
Oculus
Jonathan Glazer ha dirigido uno de los mejores tratados sobre la mirada (su
significado y sus implicaciones) que he visto en mi vida. La secuencia en que
Ello se contempla a sí mismo en el espejo de la casa podrida y comienza a ver
(en lugar de mirar, como había hecho hasta entonces) es cine en estado
químicamente puro. Al igual que cada uno de los vagones/estamentos sociales que
conforman Snowpiercer, quizá la película política más relevante del año.
Es un milagro que una obra tan subversiva se haya podido rodar: como explica el
excelente documental Jodorowsky's Dune, el cine norteamericano no
suele ser agradable con los artistas. Quizá la esperanza resida en
películas-piezas de museo como El futuro, ambientada en una
post-Transición que no podría sentirse más como el aquí y el ahora. Para
terminar, reivindiquemos la inédita Oculus, una pequeña gran película
de terror que, como Under the Skin, también se adentra en los
límites de la percepción para decirnos cosas incómodas sobre lo que significa
ser humanos.
TV: Review, Rick and Morty.
DAVID LEO GARCÍA
Mi mayor
sorpresa cinematográfica de 2014 ha sido descubrir que el cine español existe.
Entiéndanme: que existe más allá de las consabidas reliquias ya lejanas y de
las más actuales exhibiciones de linterna mágica en un gueto; es decir, que hay
productos solventes de forma y fondo que, partiendo de las premisas del neonoir
con modelos muy bien escogidos (Bong Joon-ho entre ellos), y con guiones
sabios pero no abstrusos, sabe llenar por igual las salas y las expectativas.
Bravo por las tres cintas que saco a colación aquí. Aparte, me han entusiasmado
el último Jarmusch, aunque sea más de lo mismo (inconformismo con los cánones,
deconstrucción de las etiquetas culturales para descubrir qué sobrevive), un
Ari Folman dispuesto a liberar nuestros adoctrinados ojos con una libertad
arrolladora, y un Cronenberg que ha querido filmar el Sunset Boulevard de
la era youtube. Completan la relación el afortunado ejercicio de estilo
de Linklater, un Polanski menor pero siempre grato de ver, un revelador
cortometraje de Miguel Gomes (que acaso aporte un inédito punto de vista sobre
la turbulenta situación del mundo actual) y el decamerón en miniatura de Yann
González. Enumero, sin orden estricto de preferencia:
Magical
Girl (C. Vermut)
Only Lovers Left Alive (J. Jarmusch)
Relatos
salvajes (D. Szifron)
La isla
mínima (A. Rodríguez)
El congreso (A. Folman)
Maps to the Stars (D. Cronenberg)
Boyhood (R, Linklater)
La venus de las pieles (R. Polanski)
Redemption (M. Gomes)
Les rencontres d'après minuit (Y. González)
ROBERT JUAN-CANTAVELLA
cine:
*desierto
Lo cierto
es que no he visto todo el cine que me gustaría este año, y de lo que he visto
nada me parece excepcional.
serie:
- Fargo, de Noah Hawley
- True Detective, de Nic Pizzolatto
- Black Mirror, de Charlie
Brooker: 3x0 White Christmas
Me
gustaría poder votar a Flaman, de David Sainz y sus muchachos de
Diffferent Entertainment (autores también de Malviviendo: dos
series españolas deliciosas rodadas con cuatro duros; sí, al parecer se puede
formular esta frase (serie española + deliciosa) sin incurrir en una
contradicción in terminis), porque la descubrí en 2014. Pero resulta que es de
2013…
Con Fargo y True
Detective imagino que no seré original en absoluto. He pensado en cuál
poner primero, y tiendo a escoger True Detective. Pero a mi juicio
el final no está a la altura del planteamiento. En cambio Fargo,
aún resultándome en primera instancia menos impresionante que TD,
creo que está mejor resuelta, y sobre todo me encanta el juego que plantea con
la película Fargo, de la que pende a nivel de trama de un hilo muy
tenue, para luego encarnar su espíritu, más que su letra, de forma magistral.
Es muy arriesgado proponerse como el reto de jugar con una película de tal
calibre, y creo que Noah Hawley lo logra con creces.
Black
Mirror figura
en tercer lugar porque sólo disponemos de un primer capítulo en 2014, un
capítulo especial que está a la altura en mi opinión de sus ilustres
precedentes.
TXEMA MARTÍN
15
PELÍCULAS (por orden alfabético)
Boyhood (Richard Linklater)
El
experimento cinematográfico del Richard Linklater ha recibido las mayores
ovaciones de este año, la crítica internacional se ha volcado con este eficaz
melodrama. Verdaderamente es una hazaña narrativa. Irrepetible.
De caballos y hombres (Benedikt Erlingsson)
Interesantísimo
debut de este director islandés. Una obra inquietante y extraña, llena de
imágenes inolvidables, con un punto de vista insólito y un humor negro, frío y
tan nórdico como el de Roy Andersson: capaz de cazarte si compartes sus debilidades.
El desconocido del lago (Alain Guiraudie)
En este
thriller hay algo de comedia y una buena fotografía, sexo explícito, amor
desesperado y muerte. Pero, sobre todo, hay un suspense crudo que evoluciona
hasta una forma pura de terror.
Enemy (Denis Villeneuve)
Jake
Gyllenhaal trata de localizar a su doble descubriéndonos de paso una metáfora
arácnida desconcertante y un final que se te adhiere a la retina. Otro gran
trabajo del canadiense, que no ha fallado ni una sola vez en toda su filmografía.
Ida (Pawel Pawlikowski)
Para mí es
la mejor película del año, al menos en lo que concierne a cualidades artísticas
y a estilo narrativo. Es una historia dura y conmovedora; la fotografía y las
interpretaciones son soberbias, está rodada a la vez con meticulosidad y
crudeza.
Interstellar (Christopher Nolan)
Aunque
algunos aspectos sean más satisfactorios que otros, el conjunto supone una de
las muestras que mejor conjuga ciencia y arte, con prodigio y meticulosidad. La
fantástica banda sonora de Hans Zimmer contribuye a una experiencia audiovisual
apasionante, la última gran película rodada en 75mm.
La isla mínima (Alberto Rodríguez)
Sabemos
que hay algo en el cine español que brilla, la cuestión es dónde. “La isla
mínima” ofrece todo lo que cualquier espectador puede esperar de un buen
thriller. De hecho, roza la perfección.
Joven y Bonita (François Ozon)
El retrato
íntimo de una hipnótica niña bien de París que descubre su verdadera pulsión
sexual, durante cuatro estaciones y cuatro temas musicales. Esta película
contiene lo mejor de Ozon.
El lobo de Wall Street (Martin Scorsese)
La mejor
película de Scorsese en años, una epopeya salvaje sobre la ambición, tres horas
de espectáculo en una montaña rusa con secuencias inolvidables y llena de barbaridades.
Un disfrute.
Magical Girl (Carlos Vermut)
El otro
gran triunfo de esta temporada en el cine español. Viene refrendado por un
director que ya atrajo miradas con su imperdible pieza Diamond Flash. Rarezas
en el cine nacional que no nos traerán la fe, pero sí la esperanza.
Mommy (Xavier Dolan)
La menos
narcisista y la mejor película del canadiense. Rodada en un formato vertical
que se descubre pronto como un acierto, la historia se adentra con estilo
propio en las relaciones de un triángulo dramático imposible, con mucha música
y unas referencias poderosamente contemporáneas.
Nymphomaniac (Lars Von Trier)
No es que
la segunda parte sea mejor que la primera: es que hay que ver ambas como una
obra única, donde el cineasta danés se explaya a gusto, dando rienda a sus
fantasías durante cuatro horas. Otro de sus deslumbrantes ejercicios de
onanismo cinematográfico.
Oslo, 31 de agosto (Joachim Trier)
El sobrino
lejano de Lars firma su segundo largometraje, que llega a España con tres años
de retraso y que le delata como uno de los directores más prometedores de
Europa; lo hace tras una primera película, Reprise (2006), más que
recomendable.
Snowpiercer (Bong Joon-ho)
Un futuro
distópico repugnante, un interminable viaje a la nada en un tren donde cada
vagón alberga algún extraño hallazgo. La primera película en inglés del coreano
es una insólita superproducción, una poderosa muestra de creatividad que
provoca goce y desconcierto.
X-Men, días del futuro pasado (Bryan Singer)
Parece
difícil que una franquicia de superhéroes nos depare tantas sorpresas y tanto
disfrute como la última edición de X-Men, el ‘blockbuster’ del año. Tocada, de
muy cerca, por Capitán América, otra de las mejores películas palomiteras de
2014; eficaces como una hamburguesa industrial o una pizza a domicilio.
MENCIONES (sin estreno en España)
Palo
Alto (Gia Coppola),
Starred Up (David Mackenzie), Under
the skin (Jonathan Glazer).
5 SERIES (por orden de estreno)
True
Detective (Nic Pizzolato, HBO)
Queda poco que decir que no se haya dicho ya acerca
de esta obra mayor de la ficción que actualmente completa los preparativos para
rodar su segunda temporada; es posible que esté a la altura.
Fargo
(Noah Hawley, FX)
Un sorprendente ejercicio de adaptación
cinematográfica, una historia delirante y violenta, y un tal Billy Bob Thornton
interpretando el mejor papel de su vida.
Happy
Valley (Sally Wainwright, BBC One)
Estupenda miniserie de seis capítulos sobre una mujer
policía en un pueblo de Inglaterra, con una soberbia interpretación de Sarah
Lancaster que merece toda nuestra admiración.
Transparent
(Jill Soloway, Amazon)
La primera incursión en la producción audiovisual de
Amazon es lo mejor que ha visto el melodrama familiar en televisión desde “A
dos metros bajo tierra”. De verdad.
The Fall (Allan Cubitt, BBC Two)
No es una
ficción sobre asesinos en serie al uso. Es la típica serie que empiezas a ver
sin mucho interés, pero terminas descubriendo en la segunda temporada una
especie de psicoanálisis de sus protagonistas, una inesperada profundidad.
VICENTE MOLINA FOIX
1. Lamento
no ser más original, pero mi lista, como la de casi todo el mundo, la encabeza
‘Boyhood’ de Richard Linklater, y me malicio que por las mismas razones que han
suscitado el entusiasmo universal.
2. La
sigue en segundo puesto pero a su misma altura en mi estima, ‘Ida’, de Pawel
Warlikowski, que me permitió además descubrir a un director con trayectoria
anterior interesante y un título de gran calidad, ‘My Summer of Love’.
3. En el
tercer puesto ‘A propósito de Llewyn Davies’: los hermanos Coen autores de la
mejor película de vanguardia del año disfrazada de comedia ‘mainstream’.
4. La
irrupción de Alain Guiraudie con ‘El desconocido del lago’ refuerza una línea
tan difícil como la de un cine estrictamente homo y anti-propagandista; después
de verla, cuando su estreno en España, la Filmoteca, en su Sala del Doré, ha dado
la oportunidad de ver su entera filmografía a lo largo del otoño de 2014.
Ninguna de esas obras previas tenía la maestría formal de ‘L´inconnu du lac’,
pero todas eran preparativos o esbozos de la obra maestra descubierta en
Cannes.
5. ‘Magical
Girl’ me sorprendió gratamente: no pude aguantar en su día la anterior película
de su director Vermut, ‘Diamond Flash’, de un feísmo ramplón y cargante en sus
diálogos, justo lo contrario de lo que ahora propone.
6. ‘Omar’
de Hany Abu-Hassad me interesa, no llegando a la categoría de ‘Paradise Now’, por
su mirada fílmica, por su contexto, por su militancia no partisana.
7. ‘Costa
de Morte’, de Lois Patiño, por su silencio documental, no siempre respetado: le
sobran músicas y diálogos costumbristas, pero el espíritu del lugar hechiza.
8. ‘Hermosa
juventud’, otro Jaime Rosales imperfecto y lleno de sugerencias formales y
morales
9. ‘El
lobo de Wall Street’, o de cómo Scorsese utiliza la cocaína en la
planificación.
10. ‘La
isla mínima’, por sus trampantojos de arranque y cierre.
FRANÇOIS MONTI
Por varias
razones, este año no pude, no quise o no supe seguir la actualidad
cinematográfica. 8 de las películas de mi lista, las vi en las últimas tres
semanas, lo que lo dice todo. Desde la distancia, no me pareció el 2014 una
gran añada. Volveré el año que viene con mejor criterio y, espero, más tiempo
de reflexión.
Sin orden particular:
The Wolf of Wall Street (Martin Scorsese)
The Grand Hotel Budapest (Wes Anderson)
Relatos Salvajes (Damien Szifron)
Under the Skin (Jonathan Glazer)
Ida (Pawel Pawlikowski)
Captain America: The Winter Soldier (Anthony & Joe
Russo)
Snowpiercer (Bong Joon Ho)
La chambre bleue (Mathieu Amalric)
Night Moves (Kelly Reichardt)
Maps to the Stars (David Cronenberg)
JOSERRA ORTIZ
Me decían
que en América se estrenan alrededor de 1000 películas al año. No sé a qué
clase de cintas se refiera esa cifra, y dudo mucho que sea el total aproximado
para los estrenos en sala (poco más de dos premieres diarias, me parece algo
imposible). Sin embargo, ahora que hago mi lista de las películas que más
disfruté el año pasado, volviendo a mis notas y a mi memoria, dudo haber visto
ni siquiera un tercio de todo lo que se mostró en los multicines, pequeñas
salas culturales y festivales a mi alrededor. También, por cierto, noto con un
poco de preocupación que en 2014 apenas si vi nuevo cine europeo (ni una
veintena de películas), mucho menos asiático y un puñadito de filmes
latinoamericanos. Supongo, claro, que mucho se debe a que América es para los
americanos, o lo americano, y aquí hay siempre pocas opciones que no sea
Hollywood y ese "little cinema" del que se sienten tan orgullosos.
Pero sobre todo, mientras anoto las pelis que prefiero por sobre el resto de
las vistas, pienso que lo visto y lo enlistado ya trazan un mapa muy preciso de
mis obsesiones, gustos y sensibilidades. Creo, en resumen, que 2014 fue un muy
buen año para el cine de sala comercial en el que cada vez más se cuelan
títulos de los mejores autores de la actualidad y con un éxito más o menos
rentable. También, entre otras particularidades, noto que el año pasado ya
anunció los últimos estertores de la cultura hipster masificada muy bien
lograda, pero de salida (Vg. St. Vincent, The Theory of Everything), y la
posible muerte de la poética de la peli de superhéroe a la que nos tenían
acostumbrados desde los aburridos Remi y Nolan: la mejor cinta de superhéroes
en años, Guardians of the Galaxy, se aleja totalmente de las reflexiones seudomorales
y protofilosóficas enmarcadas en narrativas pretendidamente realistas y ofrece
una recuperación del space opera de alto impacto que se acerca más,
definitivamente, al espíritu del medio original del que proviene como relato.
De entre las películas que elijo, me gustaría mucho celebrar el definitivo
regreso del humor más americano con la nueva cinta de los Farrelly quienes,
inteligentemente, se oponen al humor conversacional y ya muy predecible de la
escuela Apatow que tanto sigue gustando. Igualmente, notar que Kevin Smith
finalmente vuelve a las grandes ligas y ofrece una película tan perturbadora
como Tusk que, por cierto, desde el humor desmantela el elemento chocante de
ejemplos recientes como The Human Centipede. De entre estas quince cintas hay
una que me gustó mucho sin ser muy buena, por cierto, pero que me gustó porque
la filmaron en el pueblo y vi un par de rostros conocidos. Ah, en la petición
de esta lista se nos invitó también a compartir títulos de series de TV, pero
no quiero parecer repetitivo (The Knick, True Detective, la última de Broadwalk
Empire, Penny Dreadful...), solo mencionar a Brooklyn Nine-Nine como la mejor
sitcom que ha salido desde las primeras temporadas de Parks and Recreation o la
segunda mitad de The Office gringo.
Va sin
más, mi lista.
15. A Walk Among The Tombstones (Mat Scudder)
14. Breakfast With Curtis (Laura Colella)
13. Feuchtgebiete (David Wnendt, aka
"Wetlands")
12. Dumb and Dumber Two (Bobby & Peter
Farrelly)
11. The Tribe (Miroslav Slaboshpitsky)
10. Tusk (Kevin Smith)
09. Her (Spike Jonze).
08. Guardians of the Galaxy (James Gunn)
07. Whiplash (Damien Chazelle)
06. Under the Skin (Jonathan Glazer)
05. Hard to be a God (Aleksei German)
04. Foxcatcher (Bennett Miller)
03. The Grand Budapest Hotel ( Wes Andreson)
02.
Birdman (Alejandro González Iñarritu)
01. Only
Lovers Left Alive (Jim Jarmusch)