[Paul B. Preciado, Un apartamento en Urano, Anagrama, págs.
313]
“Yo soy todas las hijas de la casa de mi padre
y todos los hermanos también”.
-Shakespeare, Noche de reyes-
Primero el sujeto y luego el objeto,
aunque en el fondo sean lo mismo, cuerpo y escritura, sexo y pensamiento, en el
caso de Paul B. Preciado. El perturbador caso de la mujer lesbiana nacida
Beatriz luego devenida Paul. Paul Beatriz, más exactamente, con todo el
conflicto legal imaginable del nombre masculino nuevo asociado al femenino
anterior, tan connotado, y la mediación nada neutral en la transición de una
identidad a otra de la ciencia médica y su control y clasificación de cuerpos y
sexualidades. Ya tenemos identificado al excéntrico autor de este magnífico
libro donde Preciado nos demuestra, a los lectores cómplices y a los extraños,
esos que todavía creen en la solidez molar de los cuerpos sexuados, cómo
revolucionar un cuerpo, sus relaciones y nudos de poder, su genitalidad
cultural y su gestualidad y voz genesíacas, equivale a sostener una visión
revolucionaria de la realidad, una actitud solidaria hacia todo lo extranjero,
disolvente, anómalo o en tránsito nómada que se pueda encontrar por el mundo.
Tras una tortuosa terapia neoyorkina de
“reasignación sexual”, Preciado elige definirse ante la legislación española, a
la que está sujeto por nacimiento, como “género fluido” o trans. O lo que es lo mismo, para diferenciarse de otros transexuales
(“mujeres con pene”) o los intersexuales (hombres
o mujeres de genitales problemáticos), como “hombre sin pene”. Por otro lado,
inscribiendo su experiencia en el régimen fármaco-pornográfico (a cuyo análisis
cuerpo a cuerpo dedicó su famoso Testo
yonqui), Preciado reconoce deber la felicidad fisiológica de su estado a
las periódicas inyecciones de testosterona que actúan vigorizando su cuerpo con
potencia masculina. [De ahí, de ese estado de indefinición genérica, de esa
condición híbrida de su identidad, el homenaje que hago en el título de este
post al personaje creado por Joanne Russ en su maravillosa novela The Female Man.]
Preciado es, además de esto, un cerebro
superdotado, formado en la lectura apasionada de maestros intelectuales como Derrida,
Foucault, Deleuze y Guattari. De sus ideas y formulaciones se nutre su
pensamiento insurgente. Con Derrida comparte la interpretación de la tecnología
simbólica de la escritura como fundamento a un tiempo coercitivo y liberador de
la cultura humana. De Foucault, quizá su influencia más tangible, hereda las
genealogías nietzscheanas de la insurrección, la transgresión, la locura, la
disidencia, el placer, la enfermedad y la historia de los aparatos represores
de toda diferencia, ya sea sexual, moral o mental. Y del dinámico dúo
Deleuze-Guattari retiene su creencia en el devenir molecular, la actitud antifreudiana y
la apertura a la multiplicidad y complejidad de la vida.
La inteligencia estratégica del libro reside en su
elección, como estilo comunicativo, del formato ocasional, espontáneo y vivaz,
de la crónica periodística en vez del tratado sesudo o el ensayo académico. De
este modo, de la dimensión micropolítica a la macropolítica, el discurso de
Preciado logra abarcar todos los temas relevantes de la actualidad, los motivos
polémicos, las perspectivas escandalosas sobre la realidad cotidiana o las
confidencias personales más íntimas.
Entre diciembre de 2010 (fecha del
artículo más antiguo) y octubre de 2018 (fecha del instructivo prólogo) se
desarrolla la cronología de una aventura vital, la de cambiar de sexo, cuerpo e
identidad, con todas las consecuencias, y habitar ciudades y espacios diferentes,
en paralelo a un turbulento mundo de acontecimientos políticos, sociales y
económicos. Junto al relato fragmentario de sus desventuras clínicas y
jurídicas desfilan por sus páginas la grave crisis ideológica de la izquierda (incapaz
de afrontar fenómenos como la procreación de los homosexuales, la maternidad subrogada o la
prostitución, sin caer en posiciones coincidentes con la derecha), el auge del
fascismo nacionalista y xenófobo, el conflictivo proceso catalán (en el que ve
la proyección optimista de un estado imaginario), el gran mercado de deseos y
afectos, el nuevo mundo tecnológico de dispositivos y pantallas, la crisis de
los refugiados sirios, las políticas europeas de austeridad, la deuda griega o
la ubuesca presidencia de Donald Trump,
que aglutina todas estas cuestiones y las proyecta más allá del acotado espacio
europeo.
No es necesario estar de acuerdo en todo con
Preciado para celebrar la intransigente lucidez de sus planteamientos y
especulaciones, incluidas antinomias y contradicciones, su valentía
existencial, su ejemplaridad cívica y compromiso solidario, y, sobre todo, la
vehemencia transgresora y brillantez de su escritura. Preciado piensa y escribe
con todo el cuerpo, no solo con la cabeza, más allá o acá de la razón
cartesiana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario