miércoles, 8 de enero de 2025

EL ÉXTASIS DE LAS IMÁGENES: CINE Y METACINE EN 2024


We’re in the midst of an international style that has heightened sonic and visual features; they’ve been intermedially reconfigured and accelerated.

-Carol Vernallis, Unruly Media- 

What I’m calling “the media swirl” reflects the ways that spectacle saturates everything we experience.

-Carol Vernallis, The Media Swirl- 

Doy mi lista de mis películas favoritas de 2024 en colaboración con buenos amigos cinéfilos (por orden alfabético: Manuel Arias Maldonado, José Ángel Barrueco, Noel CeballosTxema Martín, Guillermo Mas Arellano, José Ramón Ortiz, Pepo Pérez) con los que hay tantas afinidades electivas como jugosas diferencias. 

JUAN FRANCISCO FERRÉ

Mi descubrimiento teórico del año son los dos libros de Carol Vernallis sobre el paisaje mediático contemporáneo: Unruly Media: YouTube, Music Video, and the New Digital Cinema (2013) y The Media Swirl: Politics, Audiovisuality, and Aesthetics (2023). Las categorías de “dicha audiovisual” (“audiovisual bliss”), cuyo origen Vernallis atribuye a las texturas del videoclip, y las de medios indomables o insumisos (“unruly media”) o “remolino mediático” (“media swirl”), creo que corresponden con cierta exactitud, más allá de mis diferencias estéticas con Vernallis, a lo que se ha visto en el cine, para bien y para mal, a lo largo del año 2024. Todas las películas que conforman mi selección anual, de un modo u otro, encajan en el paradigma audiovisual de Vernallis: un cóctel de tecnología puntera y representación extrema. Éxtasis de la imagen, imagen del éxtasis: arrebato capitalista de la sensibilidad, nueva mística de las sensaciones y las emociones…

El año no prometía mucho, lo reconozco, y a pesar de eso he logrado recopilar una cosecha de películas espléndidas que merecen una reflexión más detenida. Este año, rompiendo la tradición, son solo diez (+ dos) las escogidas en la lista final y las doy en orden de preferencia con una breve exégesis. Solo he elegido, relegando el lote de películas interesantes o apreciables a otros apartados, las propuestas más excéntricas y originales, en el fondo y en la forma. Las más representativas, en suma, del “maelstrom mediático” del presente cultural. Para elogiar sus antónimos creativos ya están los medios mayoritarios y los cinéfilos convencionales.

Esta es mi santa decena de 2024:

*Pobres criaturas (Yorgos Lanthimos)

El año comenzó bajo los signos de la extravagancia con el estreno tardío de esta adaptación de Alasdair Gray realizada en estado de gracia por un equipo liderado por Lanthimos y Stone. No es la novela, ni falta que hace. Nadie que admire a Gray puede dejar de admirar este reciclado neobarroco de Frankenstein en clave sexual y de género. Ciencia devorada por la ficción con intenciones políticas muy perversas. El final de la película, que habría hecho derramar lágrimas de felicidad al viejo Gray, es un homenaje eufórico al sentido de la utopía social y sexual que surgió en el siglo XIX y el siglo XX frustró por completo. Aún sufrimos las consecuencias…

*La sustancia (Coralie Fargeat)

La película del año, a pesar de todo, y la más difícil de aceptar por el público mayoritario. La más atrevida, audaz y gozosa. Un espectáculo visceral en toda regla (Linda Williams, intuyo, habrá temblado de placer y de horror al verla mientras Naomi Klein ponía una espuria demanda por plagio…). Nadie sale ileso de su explosivo carnaval de sustancias y humores, ni siquiera su directora y guionista. Inspirada con toda seguridad por el escenario fantástico del mejor episodio de Lovecraft Country (“Strange Case”), Fargeat ha sabido escenificar con inteligencia el tránsito de lo particular a lo universal al trascender el conflicto de género (hombre versus mujer en los confines del patriarcado espectacular) en conflicto de edades y estados de forma física dentro del cuerpo revolucionado de la misma mujer. Más allá del feminismo epidérmico, la fábula se centra en la guerra de lo viejo y lo nuevo, el cuerpo joven contra el cuerpo viejo: mujer contra mujer, vieja contra joven, guapa contra fea, piel tersa contra piel arrugada, naturalismo de la finitud contra cirugía plástica de la eterna juventud, etc. La duplicidad femenina de los personajes cómplices de Demi Moore y Margaret Qualley no deja de evocar, en cierto modo, dentro del festival de citas y alusiones sin cuento que constituyen el tejido celular de la película (De Palma, Cronenberg, Lynch, Gordon, Refn y Yuzna, entre otros muchos, o lo que es lo mismo: Carrie, Hermanas, Cromosoma 3, Videodrome, Inseparables, Mulholland Drive, Eraserhead, Reanimator, Society, La novia de Reanimator, The Neon Demon, etc.), al duplicado erógeno urdido por Buñuel con sus actrices en Ese oscuro objeto del deseo

*L’Empire (Bruno Dumont)

La película más odiada del año. Nadie parece haberla visto, a todo el mundo que lo ha hecho se le ha borrado de la memoria como por ensalmo. No me extraña. Dumont cruza sus dos ciclos narrativos predilectos, el pequeño Quinquin y la saga de Juana de Arco, para anunciar el advenimiento del reino de la farsa, la impostura, la corrupción y la mentira sistémicas. Un nuevo imperio, el imperio de lo peor (l´empire du pire), al servicio del poder del espectáculo en plena fase galáctica, las castas sociales y las élites económicas. Humor tan negro como la armadura de los caballeros güelfos que combaten contra el imperio gibelino de nuestro tiempo, ¿o era al revés?…

*Nosferatu (Robert Eggers)

Desde el principio de los tiempos, hay un Drácula exotérico y un Drácula esotérico, un Drácula ortodoxo y un Drácula heterodoxo. Este se llama Nosferatu, no diré más sobre la cuestión de momento, y Eggers le hace justicia a la herejía vampírica con su puesta en escena de un carrusel de imágenes fascinantes que se desplazan entre los arcanos de Jung y los secretos de Freud. Eros y Tánatos: el matrimonio de la vida y la muerte, la seducción de la carne por la potencia del cadáver, las nupcias de la doncella y el esqueleto, como en un cuadro de Hans Baldung Grien. El cine vampiriza a la vida y la vida, con sus tejidos, vísceras y humores, alimenta al cine. El bello gesto intemporal por el que la vida se sacrifica, reteniendo al vampiro (no muerto) junto a ella hasta el amanecer para que la luz lo aniquile, simboliza el mecanismo del cine que transforma la vida en imagen, en suma, el arte de la luz y la oscuridad, la cámara oscura del inconsciente de la especie. Nosferatu es, además, la alegoría más terrible y fúnebre que se pueda imaginar sobre la pandemia de la COVID…

*El mal no existe (Hamaguchi Ryūsuke)

En la película asiática del año, Hamaguchi plantea el problema del mal en la sociedad hipermoderna con naturalismo espiritual y espiritualidad natural. El mal no es natural, ni social, ni histórico, ni metafísico, ni político, ni religioso. El mal es una fuerza humana, demasiado humana, y se llama estupidez, necedad, incomunicación, explotación, autismo, y no tiene remedio. La secuencia final, la muerte enigmática de la niña embestida por el ciervo, es de una belleza escalofriante y pone al espectador, de repente, frente a un mundo situado más allá del bien y del mal. Magistral suena insuficiente para calificar esta lección bressoniana de cine sustancial…

*Emilia Pérez (Jacques Audiard)

El musical del año, digan lo que digan en Broadway y alrededores, narra la transformación somática, pero no psíquica, de un narco como alegoría de la mutación del patriarcado para preservar el poder, el dinero y la influencia. El padrino se hace madrina, como en una versión mexicana de Con faldas y a lo loco, para seguir dominando el negocio tras una máscara social mucho más eficaz, en definitiva, y también el devenir de la familia, como en un melodrama lacrimógeno de Sirk, o en la letra de un narcocorrido. Irónica y desternillante, alegre y vivaz, el agudo Audiard da pronto con el tono de su farsa psicosexual (más escéptica con lo trans de lo que la crítica políticamente correcta es capaz de captar) y sus actrices (sublime Zoe Saldaña) le siguen con gracia irresistible hasta el (flojo) desenlace accidental del melodrama. Es la película que Almodóvar, extraviado en su laberinto, hubiera debido hacer para que siguiéramos creyendo en su talento…

*Anora (Sean Baker)

No me interesa demasiado la grotesca historia de amor con el pajillero principito de la mafia rusa, aunque sí la fascinante figura de la estríper Anora (arrebatadora Mikey Madison), personaje hipnótico y seductor, alma con cuerpo en cada gesto y cuerpo con alma en cada músculo, pero la puesta en escena de Sean Baker es para rendirse sin discusión a la evidencia de su enorme talento cinematográfico al servicio, por cierto, de una causa tan noble como la despenalización (y desculpabilización) del trabajo sexual, el pecado mortal para los puritanos de izquierda y de derecha...

*Sangre en los labios (Rose Glass)

La historia de amor lesbiano, con tintes neonoir, entre una niñata curiosa de un pueblo de Nuevo México y una hermosa culturista adicta a los anabolizantes acaba como una parábola carnavalesca sobre la decadencia y el final del patriarcado y la deriva nómada y motorizada de las dos chicas enamoradas hacia ninguna parte. No hay utopía que pudiera acogerlas. No hay tal lugar para ellas en el mundo, en efecto. Entre la psicosis y la nada, elijo la psicosis, parecería decir el personaje interpretado por Kristen Stewart, reescribiendo la frase final de "Las palmeras salvajes" de Faulkner, como signo de vida y pulsión de muerte…

*Rivales (Luca Guadagnino)

Guadagnino escenifica con sofisticación y encanto el poliamor a todas las bandas como un deporte de riesgo que se juega a tres (o más) con red, raquetas, pelotas y reglas, aunque al final del partido todo se derrumba en la intrascendencia y la infelicidad. Infalible fatalidad de la vida deportiva. Por fortuna para todos los jugadores en liza, Zendaya es un trofeo sexual demasiado evasivo y fluido...

*Joker: Folie à deux (Todd Phillips)

El final de todas las ilusiones. El payaso no era más que un payaso, no la falsa figura del revolucionario o el insurgente que algunos quisieron atribuirle. No hay redención posible ni Mesías imaginable. Pesimismo total de la voluntad. Lucidez total de la inteligencia. Es la hora del realismo político. El deseo de lo imposible ha muerto y esta película incomprendida, a pesar de los esfuerzos de Lady Gaga y sus compinches, expide su certificado de defunción...

+ The Sweet East (Sean Price Williams) & I Saw the TV Glow (Jane Schoenbrun), dos muestras del mejor cine indie americano, entre Carroll y Lynch, un retrato delirante del paisaje mental americano antes, durante y después de los mandatos de Trump y todas sus tediosas precuelas y secuelas…

*Fuera de carta:

La zona de interés (Jonathan Glazer)

La perfección audiovisual de la película, incomparable, es una réplica de la perfección técnica del exterminio masivo que se excluye de la mirada del espectador. El horror sistematizado oculto tras una pantalla de imágenes cegadora…

Dune: Parte 2 (Denis Villeneuve)

El Mesías no tardará en traicionar su causa, pero no importa. El planeta Dune tiene un nuevo profeta que solo promete el cielo de las imágenes. Chalamet y Zendaya son los dos rostros, intercambiables, de la nueva moneda generacional, yin y yang, icono y mito al mismo tiempo. Suprema androginia de la generación Zeta...

Perfect Days (Wim Wenders)

Wenders encuentra el equilibrio en la vida humilde y los empleos modestos, la visión moderada, etc. Bien se podría haber aplicado el programa a sí mismo con anterioridad en lugar de endilgarnos durante años falsas visiones de una ridícula grandilocuencia sobre las mutaciones del mundo contemporáneo.

Mad Max: Furiosa (George Miller)

Más de lo mismo, la saga no avanza, pero sus enredos son fascinantes y trepidantes. La potencia de Miller, pese al fracaso en taquilla, es irrefrenable.

Volveréis/Los años nuevos

El bucle de la película de Jonás Trueba y la serie (o película larga) de Rodrigo Sorogoyen demuestra que existe vida inteligente en el cine español. Es mucho y merece ser celebrado, sobre todo por poner en evidencia, con recursos de ficción audiovisual, el núcleo duro de la vida española y quién sabe si occidental: el conflicto real entre la programación educativa, política y ética de signo socialdemócrata y la reprogramación adulta (laboral, inmobiliaria y hasta familiar) de signo neoliberal…

Maxxxine (Ti West)

El episodio final de la trilogía no es necesariamente el mejor, pero permite reivindicar los brillantes episodios anteriores (X y Pearl) y mirar hacia el futuro culto a una obra completa que desborda las categorías del género o el subgénero y se erige en retrato demoledor de su convulso tiempo desde una perspectiva insólita.

-Descartes: Jurado #2, Trap, Bitelchús Bitelchús, No esperes demasiado del fin del mundo, Civil War, Hit Man, Godzilla y Kong: El nuevo imperio, El reino del planeta de los simios, De naturaleza violenta, Kinds of Kindness, Deadpool & Lobezno, Megalópolis, Longlegs…

-Grandes recuperaciones de 2023: El reino animal (Cailley), Monster (Koreeda), Los delincuentes (Moreno), El cielo rojo (Petzold), El último verano (Breillat), Godzilla: Minus One (Yamazaki).

-Grandes recuperaciones sin fecha: Spring y The Endless (Moorehead & Benson).

-Dos muestras (logradas) de un nuevo género global, el hipercine populista: The Beekeeper y Monkey Man, cine de venganza fantástica contra las afrentas y daños reales de la mafia neoliberal a los indefensos individuos de la sociedad hipermoderna.

*Retrospectivas cinéfilas: Larry Cohen (la saga It´s Alive, God told me to, The Stuff, pero también Bone, Q, la serpiente emplumada, Efectos especiales, Perfect Strangers, Retorno a Salem´s Lot), Los valientes andan solos (David Miller), Sabotaje y El hombre que sabía demasiado de Hitchcock (las versiones inglesas, prodigiosas), y Godard como siempre (Pierrot le fou, Weekend, Alphaville, Le Mépris).

*Series favoritas (por orden de preferencia): The Bear (1-3), The Curse, Disclaimer, Mi reno de peluche, Feud 2, Shōgun, Hacks, Fargo 5, Sugar, Ripley, El simpatizante, Fallout, Los años nuevos, El problema de los tres cuerpos…


MANUEL ARIAS MALDONADO

Cada vez resulta más difícil precisar qué película se adscribe a qué año, dado el desorden de las fechas y lugares de estreno; a ello se suma la posibilidad de ver películas en el extranjero o en festivales (así, por ejemplo, yo incluí La chimera y El cielo rojo en la lista del año pasado). No obstante, señalo a continuación —la jerarquía es aproximada— mis preferidas del año recién terminado. He seleccionado doce, o sea una por mes.

1. No esperes demasiado del fin del mundo (Radu Jude). Formalmente original y dramáticamente vertiginosa, esta feroz enmienda a la totalidad de la vida social rumana cuenta con un reparto en estado de gracia y termina con un plano fijo en cuyo interior se desarrolla una breve comedia ácida digna del mejor Berlanga; una representación brillante del caos urbano y una denuncia convincente de las malas prácticas de las empresas extranjeras.

2. Joker: Folie à Deux (Todd Philipps). Si te disgustó Joker, te gustará su secuela; y, parece, viceversa. Mi caso es el primero: si Joker me pareció demagogia cinematográfica, su reinvención en forma de musical —revigorizado con la siempre estimulante Lady Gaga— adquiere una tonalidad a la vez hipnótica e inteligente, ya que la mitología creada en la primera parte es deconstruida sin piedad y, en la parte final, propicia incluso una certera reflexión sobre el populismo como fantasía del público democrático.

3. The Beast (Bertrand Bonnello). El siempre interesante y hasta ahora irregular auteur francés ha hecho su mejor película, una originalísima adaptación del memorable relato de Henry James, The Beast in the Jungle, cuyos personajes transitan por tres temporalidades distintas y la «bestia» que devora al protagonista literario cambia de piel aquí: no es el amor perdido, sino la imposibilidad del amor en un mundo tecnificado.

4. Anora (Sean Baker). Sean Baker vuelve a bordar un relato trepidante sobre un personaje femenino en los márgenes de la sociedad norteamericana, cambiando de registro con envidiable facilidad por el camino: lo que empieza como un improbable cuento de hadas se convierte en screwball comedy antes de volverse thriller con agridulce final melodramático. Aunque sus antihéroes son aquí más unidimensionales que en otras ocasiones, Baker logra formular una crítica persuasiva de la ideología del sueño americano sin por ello caer en el paternalismo.

5. Grand Tour (Miguel Gomes). Doce años después de Tabu, el portugués Miguel Gomes vuelve a construir una fascinante narración en la que el recuerdo del cine clásico de tinte orientalista y la contemporaneidad poscolonial —en el sentido estricto de la palabra— se entremezclan de manera irremediable; combinando unas imágenes documentales de gran belleza y una ficción teatralizada sobre un hombre que huye de una mujer, no importa que resulte poco claro lo que Grand Tour quiere decirnos: nos gana con su abrumadora belleza plástica y con la sonriente melancolía que impregna cada secuencia.

6. Jurado no. 2 (Clint Eastwood). En un caso solo comparable a los de Resnais u Oliveira, el nonagenario Clint Eastwood sigue haciendo cine y ha entregado este año su mejor película desde Richard Jewell: una lección de clasicismo que plantea un dilema moral no por inverosímil menos absorbente. Inscrita en la tradición del cine judicial norteamericano, Jurado número 2 se pregunta por la responsabilidad individual y por la búsqueda de la verdad; su desenlace es optimista y reafirma la confianza de Eastwood en la conciencia del sujeto que interioriza la función de las instituciones, pero el espectador llega a él persuadido de la dificultad de hacer justicia a través de las herramientas de que disponen los seres humanos.

7. Hitman (Richard Linklater). Inspirada mezcla de thriller y comedia, Hitman da un último giro a las películas sobre sicarios planteando la hipótesis de un detective aficionado que cambia de identidad para perseguir a criminales y acaba convirtiéndose en uno tras el gozoso encuentro con una femme fatale imprevista; el ritmo del film es imbatible y sus actores se encuentran en estado de gracia. Parece una película liviana, fácil de hacer; no lo es.

8. Oh, Canada (Pal Schrader). Octogenario de salud quebradiza e incansable en la reescritura de su obra durante una sobresaliente última década, Paul Schrader nos ha entregado una serena reflexión sobre el recuerdo, la identidad y la mentira que se separa del modelo recurrente de su cine —el camino violento de redención del hombre culpable al que persigue su propia historia— para ajustar cuentas con su generación y acaso consigo mismo. Estimulante, imperfecta, absorbente.

9. Volveréis (Jonás Trueba). Esta deliciosa comedia screwball al revés, que introduce una reflexión afrancesada sobre las porosas fronteras que separan —o unen— el cine y la vida, Volveréis confirma el talento de su director para trabajar el pequeño formato con un grupo fiel de colaboradores, a los que en este caso se suma su padre en el papel —que borda— del padre de la novia en trance de separación. Es, además, un estudio sobre la repetición; o sea, sobre la imposibilidad de la repetición.

10. En la alcoba del sultán (Javier Rebollo). Originalísima fabulación de la vida de uno de los operadores de los Hermanos Lumiére, instalado en la corte de un sultán de tendencias ilustradas, que adopta una forma genérica camaleónica —aventuras, comedia, romance— y desemboca en una inteligente reflexión sobre el cine, sus poderes y sus peligros.

11. Trap (M. Night Shyamalan). Shyamalan juega a ser Hitchcock a través de De Palma, sin dejar de ser él mismo, proponiéndonos un virtuoso juego de presidigitación visual en el que acaso solo desentone la presencia de su hija; no es Hitchcok ni es De Palma, pero el artificio se sostiene para felicidad del espectador que renuncia a tomarse en serio esta divertida broma perversa en la que nada es lo que parece.

12. Horizon (Kevin Costner). Aunque dista de ser una película impecable, pues no lo es, hay que aplaudir el empeño de Kevin Costner por dar nueva vida al western épico que asume la tarea de contar la historia de la expansión estadounidense hacia el Oeste y lo hace, además, incorporando el punto de vista de los indios. Rodada de manera eficiente en majestuosos exteriores, cuenta con un carismático Costner y logra dar una impresión creíble de la cotidianidad de los pioneros y demás actores en ese drama decimonónico que es la «conquista del Oeste».

También me han gustado Il Rapito, Priscilla y Challengers; creo que The Room Next Door podría haber sido muy buena con un mejor guion; Megalopolis es un honroso fracaso y Emilia Perez un fracaso poco honroso. No veo apenas series televisivas. Seguro que he dejado de ver muchas buenas películas a las que no he tenido acceso o de cuya existencia no he sabido.

JOSÉ ÁNGEL BARRUECO

 PELÍCULAS

1-The Substance (Coralie Fargeat)

2-Anora (Sean Baker)

3-Poor Things (Yorgos Lanthimos)

4-Juror #2 (Clint Eastwood)

5-Furiosa. A Mad Max Saga (George Miller)

6-Perfect Days (Wim Wenders)

7-The Holdovers (Alexander Payne)

8-Fallen Leaves (Aki Kaurismäki) 

9-La Chimera (Alice Rohrwacher)

10-Challengers (Luca Guadagnino)

11-Saltburn (Emerald Fennell)

12-The Iron Claw (Sean Durkin)

13-Anatomie d'une chute (Justine Triet)

15-The Zone of Interest (Jonathan Glazer)

16-Heretic (Scott Beck & Bryan Woods)

16-Concrete Utopia (Um Tae-hwa)

17-Rebel Ridge (Jeremy Saulnier)

18-Hustle (Jeremiah Zagar)

19-Tetris (Jon S. Baird)

20-Hit Man (Richard Linklater)

21-His Three Daughters (Azazel Jacobs)

22-Dune. Part Two (Denis Villeneuve)

23-Vincent doir mourir (Stéphan Castang)

24-White Plastic Sky (Sarolta Szabó & Tibor Bánóczki)

25-The Bikeriders (Jeff Nichols)

DOCUMENTALES:

1-Arnold

2-Get Back

3-Jim Henson. Idea Man

4-The Movies That Made Us

5-Clint Eastwood. La dernière légende

SERIES:

1-Blue Eye Samurai

2-The Long Shadow

3-Shôgun

4-Baby Reindeer

5-Ripley

6-The End of the F***ing World

7-Landscapers

8-Fallout

9-Say Nothing

10-Black Doves

11-Eric

12-Normal People

NOEL CEBALLOS 

1. La zona de interés (Jonathan Glazer)

2. The Beast (La bestia) (Bertrand Bonello)

3. La quimera (Alice Rohrwacher)

4. Rivales (Luca Guadagnino)

5. No esperes demasiado del fin del mundo (Radu Jude)

6. Bird (Andrea Arnold)

7. Furiosa: De la saga Mad Max (George Miller)

8. Robot salvaje (Chris Sanders)

9. Kneecap (Rich Peppiatt)

10. Secretos de un escándalo (Todd Haynes)

¡Y algunas bolas extra! 

Serie de televisión: La maldición (Nathan Fielder y Benny Safdie). 

Reestreno: Las margaritas (Vera Chytilová). 

Edición en Blu-ray: Universo Aki Kaurismäki, de Avalon. 

Libro especializado: The Blues Brothers (Daniel de Visé, ed. Libros del Kultrum). 

TXEMA MARTÍN

1.     La Sustancia, de Coralie Fargeat

2.    Emilia Pérez, de Jacques Audiard

3.    La zona de interés, de Jonathan Glazer

4.    Los que se quedan, de Alexander Payne

5.    Sangre en los labios, de Rose Glass

6.    Segundo premio, de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez

7.    Perfect Days, de Wim Wenders

8.    Desconocidos, de Andrew Haigh

9.    Rivales, de Luca Guadagnino

10.                    La estrella azul, de Javier Macipe

11.   La Chimera, de Alice Rohrwacher

12.  Anora, de Sean Baker

13.  Longlegs, de Osgood Perkins

14. Cuando acecha la maldad, de Demián Rugna

15.  No esperes demasiado del fin del mundo, de Radu Jude

16. Casa en llamas, de Dani de la Orden

17.  Jurado nº 2, de Clint Eastwood

18.                     The Beast, de Bertrand Bonello

19. Dream Scenario, de Kristoffer Borgli

20.                   El último late night, de Cameron Cairnes y Colin Cairnes

 

GUILLERMO MAS ARELLANO

Desde hace aproximadamente dos o tres meses, abrir cualquier publicación de cine sirve para constatar que todo el mundo sigue hablando de The Substance (2024), de Coralie Fargeat, la última obra maestra que nos ha dado el cine hasta hoy; cine del siglo XXI y para el siglo XXI, cabe añadir; un cine «apocalíptico», en cuanto nos habla de una «epifanía» (o «revelación»), sobre la base propia de un cuento fantástico, con un estilo visual hipnótico y propio, partiendo de un inicio frenético que continúa sin decaer a lo largo de dos horas y media de metraje (con un clímax sostenido incluido), en una cinta que es divertida y terrible, perfecta y original, tragicómica y posmoderna, y que expone de manera penetrante el zeitgeist de un mundo que aplaude la belleza física hasta provocar la destrucción en aquel que la porta.

En apariencia, el discurso ideológico de The Substance, la película más creativa y bizarra del año, nos hablaría «del género», con una mezcla de alta cultura cinematográfica y serie B donde confluyen el «splatter» y «body horror» con la “nueva” «nueva carne» y un cine «neobarroco» que pretende hablarnos del cuerpo, lo femenino y los límites de lo humano como lo que son a la luz de la realidad actual: una y la misma cosa; y con una variedad de referencias que involucra todo el acervo cultural de Occidente. En The Substance hallamos ecos que conducen desde El retrato de Dorian Gray (1890) a The Neon Demon (2016), Ex Machina (2014) o Under the skin (2013), pasando por Sunset Boulevard (1950) y un sinfín de guiños al cine de, entre otros, Hitchcock, Henenlotter, De Palma, Frankenheimer, Cronenberg, Lynch, Aronofsky… Y, sobre todo, Stanley Kubrick. Es, de lejos, lo mejor de 2024.

1. La sustancia, Coralie Fargeat

2. The Beast, Bertrand Bonello

3. The Bikeriders, Jeff Nichols

4. Nosferatu, Robert Eggers

5. Jurado Nº 2, Clint Eastwood

6. Oh, Canada, Paul Schrader

7. Civil War, Alex Garland

8. Longlegs, Osgood Perkins

9. Ferrari, Michael Mann

10. Kinds of kindness, Yorgos Lanthimos

Series del año: The Curse y Ripley

Todo es ya desierto. Sin remisión. Es la consecuencia de ese proceso generalizado de disolución al que llamamos Modernidad. Nada escapa al inabarcable alcance de una transparencia que lo invade todo. Y a la experiencia universal, cotidiana, de dicha realidad la hemos denominado: hiperrealidad. Justo ahí: en tiempos de Simulacro. De eso, precisamente, es de lo que nos habla la enigmática teleserie The Curse (2023), producida por Sky Showtime en su versión original y disponible en España desde hace escasas semanas por medio de Movistar. Una original narración de 10 episodios dirigida por la dupla Nathan Fielder-Ben Safdie, que además protagonizan su propia ficción junto a la recientemente oscarizada Emma Stone, quien asimismo figura como productora.

En el último capítulo de The Curse, me atrevo a aseverar, tenemos el más original giro de la ficción televisiva reciente. A Christopher Nolan, seguidor declarado de la ficción creada por Safdie y Fielder, se le ha ocurrido compararla con la legendaria Twin Peaks (1990-1), de Lynch y Frost. Nosotros, sin llegar a tanto, queremos invitar fervientemente a verla con esa calma que requieren todas las ficciones no genuflexas ante los estándares delimitados por las productoras y el consumo masificado; y, si pasados los primeros episodios, quien lea estas líneas decide celebrar la existencia de una rara avis tan sofisticada como The Curse, le invitamos también a que repita el grito gozoso del gran showrunner David Simon: “¡que se joda el espectador medio!”. Porque todo lo demás es desierto.


JOSERRA ORTIZ

El 2024 fue un año en el que viví muy intensamente la experiencia de la sala de cine. Después de años de depender casi exclusivamente de las plataformas de streaming, seguramente por causa de la pandemia, confirmé lo abrumador que resulta tener tantas opciones al mismo tiempo. Es imposible verlo todo y es frustrante. La promesa de contenido ilimitado se siente más como una carga que como un lujo: una lista interminable de series, películas y documentales que nunca alcanzaré a completar. Por eso, en mi lista apenas si hay cuatro series, y eso porque creo que son temática y conceptualmente destacables. De estas, dos provienen del mundo del comic, un lugar del que ya no sigo particularmente nada, pero en ellas me ganó, quizá, la nostalgia.

En el cine este año logré hacer una lista de títulos que me impactaron profundamente y, aunque no puedo mencionar todos, estos 23 me parecen destacables porque vuelven al centro de la discusión artística, temas humanos esenciales: el duelo, la soledad, la búsqueda de identidad, el amor en sus formas más complicadas, y el miedo al cambio. Son temas universales, es verdad, y esto que escribo suena a lugar común, ¿pero no pareciera que de pronto en la vorágine del remake y el blockbuster cada vez se trataron menos? Seguramente, por eso, en mi lista se consignan casi todos los estrenos de los grandes directores históricos que hoy siguen trabajando (con excepción de la pésima Gladiador II). Para mí, las más destacables fueron La habitación de al lado, Anora, The Substance, The Holdovers y Perfect Days; la de Dean Baker por mucho la mejor película que vi en 2024. En series, definitivamente Baby Reindeer, por lo cercana que me resultó. Por lo demás, algo inusual ocurrió este año. Por primera vez en más de un lustro, no hubo ninguna película mexicana o latinoamericana en mi lista. Esto me dejó pensando si será, acaso un cansancio de los temas recurrentes ya muy manidos.

Películas favoritas de 2024 en orden alfabético por director.

1.     Abbasi, Ali. The Apprentice (Scythia, 2024).

2.    Almodóvar, Pedro. La habitación de al lado (El deseo, 2024).

3.    Baker, Sean. Anora (FilmNation Entertainment, 2024).

4.    Bettinelli-Olpin, Matt. Abigail (Project X, 2024).

5.    Berger, Pablo. Robot Dreams (Vértigo Media, 2023).

6.    Carmichael, Jerrod. Jerrod Carmichael Reality Show (HBO, 2024).

7.    Copolla, Sofia. Priscilla (A24, 2023)

8.    Delaporte, Matthieu. Le Comte de Monte-Cristo (Pathé, 2024).

9.    DeMayo, Beau. X-Men ’97 (Disney+, 2024).

10.                   Eastwood, Clint. Juror No. 2 (Malpaso Productions, 2024)

11.  Eggers, Robert. Nosferatu (Studio 8, 2024).

12. Eisenberg, Jesse. A Real Pain (Topic Studios, 2024).

13. Fargeat, Coralie. The Substance (Working Title Films, 2024).

14.Gadd, Richard. Baby Reineer (Netflix, 2024).

15. Guadagnino, Luca. Queer (Fremantle Limited, 2024).

16.Jae-hyun, Jang. Exhuma (Showbox, 2024).

17. Lacuesta, Isaki. Segundo premio (La Terraza Films, 2024).

18.                    LeFranc, Lauren. The Penguin (HBO, 2024).

19.Perjurer, Kevin. Disney’s Animatronics: A Living History (Defuntland, 2024).

20.                  Reitman, Jason. Saturday Night (Columbia Pictures, 2024).

21. Robertson-Dworet, Geneva. Fallout (Amazon Prime Video, 2024).

22.                   Payne, Alexander. The Holdovers (Focus Features, 2023).

23.                   Wenders, Wim. Perfect Days (Master Mind Limited, 2023).

Menciones importantes: The Dead Don’t Hurt (Viggo Mortensen, 2023); The Order (Justin Kurzel, 2024); Uprising (Jim Sang-man, 2024); Twilight of the Warriors (Soi Cheng, 2024); Longlegs (Osgood Perkins, 2024); Your Monster (Carolina Lindy, 2024); I Saw the TV Glow (Jane Shoenbrun, 2024)


PEPO PÉREZ

No esperes demasiado del fin del mundo (Nu astepta prea mult de la sfârsitul lumii, dir. Radu Jude). “No puedo continuar así, Vladimir”, le dice la protagonista rumana —extraordinaria Ilinca Manolache en su papel de Angela, una ayudante de producción multitasking— al portero de un hotel, agotada por su sobrecarga de trabajo. “Eso crees tú”, responde el portero. La película más original que he visto en 2024 captura la textura y ritmo de la vida actual mientras aborda temas como la explotación laboral en los tiempos 24/7 del neoliberalismo digital, el marketing corporativo, el neocolonialismo, el populismo de redes sociales (esos TikToks de “Bobita”, un grotesco avatar que Manolache usa en su vida real) o la reflexión sobre el propio cine. Todo ello con una formalización libre, frenética, sarcástica o esperpéntica, que funciona como comedia negra nada evidente. A destacar también (no sigas leyendo si no la has visto) sus apropiaciones de fragmentos de una película de 1981 sobre una taxista rumana, que contraponen la Rumanía comunista a la actual, su descaro para romper los tiempos cinematográficos convencionales y el sensacional plano fijo final, que consigue poner en escena todos los palos temáticos de la película, incluyendo el del metacine. 

Anora (dir. Sean Baker).* Una montaña rusa que nos sube y nos baja sin avisar gracias a su audacia para mezclar tonos y géneros: del naturalismo sórdido a la comedia romántica (para adultos), el screwball, el slapstick y el drama social sobre el capitalismo tardío de la globalización. Pretty Woman (1990) no es lo que era, y eso dice mucho de nuestros cambios culturales. Baker lo sabe y firma su mejor cinta junto a The Florida Project (2017). 

La zona de interés (The Zone of Interest, dir. Jonathan Glazer).* Impresionante diseño de sonido e imagen, con un uso de la música (formidable Mica Levi) que recuerda al Kubrick de 2001, para una excelente vuelta de tuerca a la memoria del Holocausto. Tomando como base una novela de Martin Amis, el film aborda el genocidio de Auschwitz desde el reenacment —no es Shoah (1985)— pero con una sólida estrategia de representación indirecta en fuera de campo. Las secuencias “en negativo”, que parecen de un siniestro cuento de hadas pero no son fantásticas ni “oníricas”, resultan tan brillantes como el sorpresivo giro temporal del tercer acto, una decisión artística que revela la alta conciencia de Glazer sobre lo que está haciendo: memoria histórica. 

La quimera (La chimera, dir. Alice Rohrwacher).* La cineasta italiana nos lleva de nuevo a un mundo que solo existe en sus películas, una actualización personal de las estructuras pasolinianas con protagonistas marginales. Su ritmo sinuoso y anárquico es tan bello como ese hilo rojo que une al joven tombarolo (un espléndido Josh O’Connor: ligero, pueril o melancólico según la escena, a veces todo a la vez) con su amante perdida. 

Furiosa: A Mad Max Saga (dir. George Miller).* El cineasta australiano prosigue en su empeño de hacer grandes películas-experiencias en la tradición del primer cine sensorial, la de El maquinista de La General (1926) de su favorito Buster Keaton. Asombrosa y apabullante en diseño de producción y realización, marca habitual de la saga, su recurso de la cámara rápida “de cine mudo” vuelve a ser un hallazgo. 

La luz que imaginamos (All We Imagine as Light, dir. Payal Kapadia).* Entre el documental y la ficción, lo naturalista y lo poético, una bella película nocturna que solo sale a la luz del día en su tercer acto. Tres mujeres en la Bombay contemporánea con conflictos sociales de género y clase bien tocados por su directora india. 

El último verano (L'Été dernier, dir. Catherine Breillat). Cinta valiente de tono tan seco como desafiante, en la tradición del cine adulto muy adulto europeo. 

Los destellos (dir. Pilar Palomero).* Sensible aproximación a un viejo amor en vísperas de su muerte, con una verdad sentimental compleja nunca dicha, solo expresada a través de gestos y miradas, a lo Erice. Nada termina nunca, todo termina siempre. 

El mal no existe (Aku wa sonzai shinai, dir. Ryûsuke Hamaguchi). La aproximación a su tema aparente, los efectos colaterales del capitalismo en el ecosistema de una pequeña comunidad, es enigmática e íntima, en la línea de este director. Tras la hipnótica escena final, el quid de la película ya no está nada claro, pero eso es bueno. 

Sangre en los labios (Love Lies Bleeding, dir. Rose Glass).* Impredecible, politonal, provocadora, muy divertida. 

Rivales (Challengers, dir. Luca Guadagnino). Trío de tenis y otras cositas con elipsis virtuosas y una magnética Zendaya a la que solo Josh O’Connor consigue (de nuevo) dar una réplica a su altura. Empieza como comedia romántica “inofensiva”, pero conforme avanza se revela como un drama sensual, endiablado e incómodo que sugiere mucho más de lo que dice. 

Hit Man (dir. Richard Linklater). Original comedia romántica con forma de seudothriller, sorprendente hasta el final. 

Maldoror (dir. Fabrice Du Welz).* Un procedural de alta intensidad realizado con convicción y dureza, con ecos de Memories of Murder (2003) y Zodiac (2007). Basado libremente en la investigación policial de crímenes reales que conmocionaron a Bélgica en los 90. Vista en el 34º Fancine - Festival de cine fantástico de la Universidad de Málaga. 

Emilia Pérez (dir. Jacques Audiard).* Astracanada musical entre la telenovela, el narcothriller y la tragicomedia social que no se ve todos los días. Audiard sigue explorando con valentía nuevos territorios. 

No Other Land (dirs. Basel Adra, Hamdan Ballal, Yuval Abraham y Rachel Szor). Documental activista sobre la destrucción israelí de un poblado palestino en Cisjordania que testimonia numerosos detalles esclarecedores de la limpieza étnica que ocurre y sigue ocurriendo (hoy más que nunca) en Palestina. 

Green Border (dir. Agnieszka Holland). Película-denuncia durísima sobre el paso ilegal de emigrantes / refugiados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, camino del “sueño” europeo. De representación verista, algunas escenas parecen salidas de la distopía futurista de Children of Men (2006). Todo dicho. 

Disco Boy (dir. Giacomo Abbruzzese). Entre Claire Denis y Pedro Costa, influencias bien señaladas por Eva Peydró en su reseña, el film entrelaza la emigración ilegal con el (neo)colonialismo en la tradición de Conrad, y lo hace desde una perspectiva experimental y eminentemente sensorial. 

Civil War (dir. Alex Garland).* Una película que comienza con una canción de Silver Apples no puede estar mal, aunque luego resulte más predecible y menos brillante de lo que parecía “sobre el papel”. Deliberadamente contradictoria, perturbadora a ratos, contiene instantes memorables y otros reguleros, pero alegoriza con precisión el zeitgeist de “fin de los tiempos” en los EE. UU. de la era Trump, o el declive del imperio que nos ha tocado vivir. Entretanto, el film nos confronta con la violencia sensacionalista y la prensa ídem. Jesse Plemons tiene un “cameo” inolvidable y Kirsten Dunst / Lee está estupenda en su papel de fotoperiodista de guerra, una cita a la legendaria Lee Miller (que tiene biopic reciente, Lee, aún por estrenar en España). Tras la tremenda escena final (“Necesito una declaración”), suena en los créditos la nana perversa “Dream Baby Dream”. De Suicide, en efecto. 

Dream Scenario (dir. Kristoffer Borgli).* Comedia surreal que satiriza la fama viral en redes sociales, es digna sucesora de las películas de Spike Jonze escritas por Charlie Kaufman. Nicolas Cage al frente de nuevo, como en Adaptation (2002). 

Pobres criaturas (Poor Things, dir. Yorgos Lanthimos). Irregular y repetitiva (mejor la primera mitad que la segunda) pero con una estética propia muy potente. 

Retratos fantasma (dir. Kleber Mendonça Filho). Bonita memoria familiar y colectiva de Recife, la ciudad del director, a través de sus salas de cine desaparecidas. 

Descansa en paz (Håndtering av udøde, dir. Thea Hvistendahl).* Una de zombies con tratamiento “nórdico” de corte “realista” y existencialista. Muy triste también por su tema, el duelo, resulta brillante al sugerirnos la verdadera razón por la que los no-muertos quieren matarnos: porque estamos vivos y ellos no. 

Horizon: An American Saga – Cap. 1 (dir. Kevin Costner). Western irregular pero ambicioso y solvente. 

Cloud (Kuraudo, dir. Kiyoshi Kurosawa).* Thriller en clave de comedia negra grotesca, de desarrollo tan desconcertante como adictivo. Vista en el 34º Fancine - Festival de cine fantástico de la Universidad de Málaga. 

Daniela Forever (dir. Nacho Vigalondo).* Dramedia sentimental en forma de ciencia ficción pocha. De lo mejor de su director. Vista en el 34º Fancine. 

Death Is a Problem for the Living (Peluri - kuolema on elävien ongelma, dir. Teemu Nikki).* Tragicomedia finlandesa de premisa sencilla pero ingeniosa. Vista en el 34º Fancine. 

Cónclave (dir. Edward Berger).* Entretenido thriller papal con apuntes sociales sobre el choque entre la tradición de la Iglesia católica y los cambios socioculturales de las últimas décadas. 

No he visto Joker: Folie à Deux ni La habitación de al lado, pero lo haré.

No pudo ser

Algunas películas interesantes o notorias que, por diversas razones, no me convencieron:

Oh, Canada (dir. Paul Schrader).*

Perfect Days (dir. Win Wenders).*

La sustancia (The Substance, dir. Coralie Fargeat).*

Parthenope (dir. Paolo Sorrentino).*

The End (dir. Joshua Oppenheimer).*

Else (dir. Thibault Emin).*

Segundo premio (dir. Isaki Lacuesta).*

Megalópolis (dir. Francis Ford Coppola).*

The Beast (dir. Bertrand Bonello).*

Memorias de un caracol (Memoir of a Snail, dir. Adam Elliot).*

Occupied City (dir. Steve McQueen).

Sala de profesores (Das Lehrerzimmer, dir. İlker Çatak).

Volveréis (dir. Jonás Trueba).

Priscilla (dir. Sofia Coppola).

Longlegs (dir. Osgood Perkins).

Jurado nº2 (Juror #2, dir. Clint Eastwood).

A evitar

Fuera de temporada (Hors-saison, dir. Stéphane Brizé).* La peor película que he visto este año.

Nota: * Películas vistas en sala de cine. Sin asterisco, vistas en plataforma digital.

SERIES

Landman (Taylor Sheridan y Christian Wallace. Otra mezcla de géneros (dramedia familiar y laboral, comedia screwball, western contemporáneo) divertidísima en su locuacidad e incorrección hillbilly. 

Mr. & Mrs. Smith (Francesca Sloane y Donald Glover). Audaz y sofisticada comedia romántica disfrazada de thriller de espías. 

Celeste (Diego San José). Sutil en actuaciones, gestos y cambios tonales, es de aplaudir también su construcción cultural a partir del “costumbrismo de funcionarios” en el crepúsculo del Estado Social (Hacienda semos todos). 

Los años nuevos (Rodrigo Sorogoyen, Sara Cano y Paula Fabra). Sin mimbres de fantasía, the adults are talking. Y lo hacen bien. 

Ripley (Steven Zaillian). A Patricia Highsmith seguramente le habría gustado. O no, pero a mí sí. Feliz 2025.