[Georges
Perec, El Condottiero, Anagrama,
2013, págs. 190, trad.: David Stacey]
Georges Perec es el creador de algunas de las
obras más inventivas e ingeniosas del siglo XX. El Condottiero, recién descubierta y publicada, no es una de las enésimas
obras póstumas que han fomentado su culto desde su muerte en 1982. Al
contrario, esta magnífica novela habría supuesto el debut en 1960 de un
escritor que rompía con la estancada problemática literaria de su tiempo para
imponer un proyecto de una agudeza infrecuente y una posteridad indudable.
¿Qué cuenta El
Condottiero? Considerando la reaparición en novelas posteriores de motivos similares
y del falsario pintor protagonista (Gaspard Winkler), podría decirse que esta
fábula de Perec toma como pretexto irónico la cuestión de la falsificación y la
impostura para dinamitar las concepciones clásicas del arte y las diferencias
filosóficas entre la verdad y la mentira, el original y la copia, que como sabe
todo lector se remontan al menos hasta Platón. Se puede recordar, en este
contexto, el episodio de rivalidad que enfrentó a dos pintores griegos modélicos,
Zeuxis y Parrasios. El primero fabricaba simulacros que solo engañaban a la
naturaleza, mientras el segundo, más sutil o virtuoso, creaba simulaciones visuales
que confundían al cerebro y no solo al ojo del pintor. La superioridad de uno sobre
otro sancionaba ya una perspectiva de modernidad en el arte...
Seguir leyendo esta reseña en Microrevista.
Más sobre libros de Perec en este blog: Me acuerdo y Qué pequeño ciclomotor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario