[Publicado ayer en medios de Vocento]
Este
coronavirus piensa cargárselo todo. Hasta la sanidad pública, mermada por
recortes irresponsables. Es terrible. Diez días recluidos y ya estamos
desesperados. Y Sánchez nos anuncia dos semanas más de castigo nacional. Los
expertos lo avisaron en 2008, pero nadie les hizo caso. La pandemia sonaba a
chiste macabro de un aguafiestas, me cuenta por Skype un amigo madrileño que se
aburre a muerte encerrado en su diminuto estudio en el cogollo urbano de la
devastación. Se ha leído todos los infundios difundidos por internet y ha
elaborado una gran teoría sobre la pandemia, llegando a la conclusión de que
este virus coronado tiene truco. O los chinos lo crearon en un laboratorio secreto
y lo han puesto a prueba con su gente y luego con el resto, a ver qué pasaba, o
lo diseñaron los americanos en una base experimental para debilitar a los
chinos en plena guerra comercial. Los chinos, más listos de lo que se cree, han
devuelto el golpe con habilidad tenística. Y no te olvides de las peligrosas mutaciones
del virus. Ya verás. Esta pandemia pondrá a cada uno en su sitio, profetiza mi
amigo. Los americanos perderán el liderazgo geopolítico en pro de los chinos,
pero nadie se fiará de estos. El mundo irá a la deriva y la globalización quedará
dañada por su incapacidad para frenar el mal que ella misma expande. Y la UE, al
final, se derrumbará como un castillo de naipes mal construido.
En
cuarentena todo está permitido, todo vale, fabricar bulos, contar historias,
como en “El Decamerón”, e incluso mentir. Demasiadas preguntas, demasiadas
dudas, demasiado dolor y pesar. A falta de información cierta, la ficción es
contagiosa como la risa y nos ayuda a soportar una situación difícil. Naufraga
la vida, dejamos de preocuparnos por nuestros intereses individuales y aflora
el espíritu comunitario. Esta nueva conciencia colectiva es lo único positivo a
extraer de la catástrofe. Cuando volvamos a la normalidad, no tardaremos en recuperar
los viejos hábitos y así hasta la próxima pandemia. Necesitamos un cambio
urgente de paradigma. Este es un aviso serio. Hay quienes sueñan con los ojos
abiertos y en voz alta, como Žižek, pronosticando el surgimiento de una
sociedad alternativa de las ruinas económicas de la anterior. Espejismos e
imaginaciones fatuas. Nada cambiará. En todas partes, el virus va a consolidar
lo que ya existía. A fortalecer el orden establecido, nación por nación. Esto
es solo un paréntesis aciago. Unas vacaciones tristes que pagaremos caro entre
todos.
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