Hay quien sostiene
que lo pequeño corresponde a nuestro modo de vida y pensamiento. La clase media
se siente más confortable en las pequeñas dimensiones e impone esa visión reducida
de las cosas en todos los ámbitos. Basta con mirar las encuestas y las listas
de éxitos. Allí donde se quiere agradar siempre a la clase media, como hacen
Disney, Mediaset o Díaz Ayuso, allí reina lo pequeño y hasta lo minúsculo, como
el Bebé Yoda. Y la izquierda ni se entera de esta lección histórica. En
Lilliput, la revolución debe hacerse desde dentro del sistema y no contra el
sistema. Es lo que hay.
Un país
pequeño es un país donde lo pequeño manda en los diferentes niveles de la
realidad. Y España lo es, como Cataluña, cada vez más encogida. La pequeña
España, por su parte, no logra meterse en la lucrativa guerra de las vacunas
con la gran vacuna del CSIC que nos prometen para cuando la covid-19 haya cambiado
el maldito dígito de identificación y ya nadie sepa a ciencia cierta a qué
juega este virus exterminador. Otra prueba de pequeñez flagrante es que la “ley
Rhodes” contra el abuso infantil se aprobó por azar el mismo día en que se hizo
público que un equipo de científicos españoles había creado un cóctel explosivo
de células humanas y embriones de macaco en un laboratorio chino. Es lo que
hay.
Los científicos cometen el error de pensar que nadie ha leído “Frankenstein” con provecho. Y por eso seguimos creyendo en tantas cosas increíbles. El origen de la pandemia es natural, la vida volverá a ser como antes, los paraísos fiscales son un mal menor de la economía mundial, la monarquía es una institución moderna, Rociíto es una mujer ejemplar y Cristina Pedroche una superviviente televisiva, los partidos combaten la corrupción, las vacunas son innocuas, la vida no es una matanza, todos seremos iguales en el futuro y no habrá más guerras, la ciencia es inocente, Bankia y Caixabank se unen por nuestro bien, el Madrid ganará la Champions y Gabilondo las elecciones madrileñas. Es lo que hay. Qué pequeños somos. Qué pequeño nuestro mundo. Viva la bagatela.
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