[Como todos los años desde
sus inicios, por estas fechas el blog se transforma en foro de discusión
cinéfila entre mis gustos, expuestos en primer lugar, y, justo después, los de
un puñado de amigos cinéfagos,
con opiniones a menudo divergentes: Manuel Arias Maldonado, José Ángel
Barrueco, Noel Ceballos, María José Codes, David Leo García, Txema Martín,
Guillermo Mas Arellano, Vicente Molina Foix, José Ramón Ortiz, Pepo Pérez
(en riguroso orden alfabético).]
I was a young enthusiastic
movie geek, during a time when movies were fucking incredible.
-Quentin Tarantino, Cinema
Speculation, p. 285-
Además de las películas destacadas más abajo, la
gran experiencia cinematográfica del año es la lectura, intensa y cautivadora,
del libro de Tarantino (Cinema
Speculation) sobre su experiencia biofílmica, cuya motivación profunda
pongo expresada en exergo para hacerla mía (volveré sobre este libro
fundamental cuando se publique en español a final de mes como Meditaciones de cine). Un hombre de
cine, como en un retrato de Arcimboldo, tiene que estar hecho de películas de
la cabeza a los pies. Así QT…
Que Top Gun
sea la película favorita del público en todo el mundo dice mucho sobre el mundo
en que vivimos, el mundo de hoy, la tercera década del siglo XXI, ese mundo democrático
sobre el que estamos acostumbrados a oír toda clase de fantasías e ilusiones
publicitarias. A ver si nos vamos enterando, señores y señoras de la política,
la cultura, la educación, y sus ciencias asociadas (la sociología, la
psicología y la politología). Basta ya de propaganda. No se extrañen de nada a
partir de ahora. El éxito multitudinario global del bodrio patriotero y
militarista de Kosinski-Cruise es para echarse a temblar (y a reír y a vomitar,
sí, a vomitar todo lo que es indigesto y repulsivo en el mundo, como en la
grotesca e inolvidable secuencia de El
triángulo de la tristeza).
Corren tiempos hobbesianos,
por desgracia, y todo el mundo busca con inquietud, como es lógico, la
protección del Leviatán bajo sus múltiples máscaras. Y, sin embargo, la
multitud desesperada ha vuelto a correr en masa a los cines, en busca de
consuelo, para consumir y bendecir una fábula pueril de espíritu roussoniano, un producto naíf como la
nueva (vieja) Avatar. Paradoja
terminal, como diría Kundera, de un tiempo crítico.
*Mi docena dorada (+ 2)
de películas de 2022 se compone de obras únicas, excepcionales por muchos
motivos, que proporcionan un placer intransferible, demuestran el potencial creativo de
la ficción audiovisual, sin ser perfectas, y, además, proyectan sobre la
pantalla un mapa cognitivo y afectivo del mundo contemporáneo (excluyo Drive My Car por haberla visto el año
anterior e incluyo Lamb por la razón
inversa). En la lista subsidiaria, la de las notables películas descartadas,
enumero aquellas que me interesaron, intrigaron o divirtieron, sin satisfacer del
todo mis exigencias estéticas ni convencerme de su necesidad o acierto. Incluyo
varias películas no estrenadas porque no quiero tolerar por más tiempo ni ser
cómplice de los desmanes de distribuidores y exhibidores que retrasan sin razón
el estreno de algunas películas importantes, caso de El triángulo de la tristeza, de manera inexplicable y hasta sospechosa
(políticamente), y otras de manera injustificable, como Tár, Decision to Leave
(vista en el Fancine de este año) o Pearl. Por no hablar de las que no se
estrenarán nunca, como After Blue…
El triángulo de la tristeza
(Ruben
Östlund)
La
película sociopolítica del año: denigrada como reaccionaria por los analistas más epidérmicos, es un alegato sarcástico contra el estado de cosas, la casta
dominante y sus lacayos, así como nuestra íntima complicidad con todo ello, sin
alternativa plausible.
Eo (Jerzy Skolimovski)
La
película nietzscheana del año: ni bressoniana stricto sensu (es decir, católica heterodoxa), ni animalista sin
más, una diatriba virulenta como una coz en plena cara contra la voluntad de
poder que maltrata o castiga, desde siempre, la animalidad, el cuerpo, la inmadurez, el
instinto, la vida (Gombrowicz no anda lejos).
Tár (Todd Field)
La
gran película geopolítica del año es la que más lo disimula: una inteligente
alegoría sobre la bancarrota corporativa de la alta cultura, el poder destructivo
de la corrección política (y su secuela, la cultura de la cancelación), el
psicodrama del sexo y los laberintos del deseo femenino, y, por último, la
cultura de masas asiática como falsaria línea de fuga (o destino final) de un
mundo occidental asfixiante.
Nope (Jordan Peele)
La
película fantástica del año sin discusión: disfrazada de tributo al gran
Spielberg de los setenta (Tiburón, Encuentros), es una alegoría irónica
sobre la sociedad del espectáculo y sus males sociales, raciales, sexuales, que
no olvida el imperativo comercial de divertir y emocionar.
Crímenes del futuro (David Cronenberg)
La
versión menos conformista sobre los devenires del futuro ecológico y la alianza
de la vida orgánica con el artificio como salvación y condena de la especie (el
Antonioni de El desierto rojo
aplaudiría la propuesta de Cronenberg sin dudarlo un instante). Los que
critican que Cronenberg recicle sus ideas, acomodándolas al laberinto
ideológico de los nuevos tiempos, no tienen ideas propias, ni sobre el cine
anterior del maestro canadiense ni sobre los desafíos reales del presente. Crímenes del futuro me recuerda
poderosamente esta idea expuesta por Hardt y Negri en Multitud más o menos en la misma época en que Cronenberg, bajo el
título de Painkillers, tuvo la
primera vislumbre de su historia: “Es en el nuevo mundo de los monstruos donde
la humanidad ha de aprender su futuro”. Ya está todo dicho…
After Blue (Bertrand Mandico)
Una
charada posfeminista, neobarroca, esotérica y surrealista, que muestra el bucle
desnudo y la impostura ideológica en que se debate la cultura contemporánea
sobre el género, el deseo y los sexos (cis, trans o el prefijo que se nos
ocurra para rellenar la casilla de la identidad vacía del sujeto posmoderno).
Las ilusiones perdidas (Xavier Giannoli)
La
película literaria del año nos recuerda que Balzac es un escritor más
contemporáneo que la inmensa mayoría de los literatos más publicitados del
momento, que ignoran lo esencial sobre las estructuras (ideológicas y
sentimentales, económicas y sociales) de la realidad.
El hombre del norte (Robert Eggers)
La
potencia estética nórdica (épica de sagas y mitologías hiperbóreas) como
interpretación pulsional de la vida, los sexos, los afectos, la cultura y la
historia: Nietzsche y Borges, grandes amantes del imaginario septentrional, saldrían
deslumbrados y conmovidos de la proyección del escalofriante espectáculo de sus
imágenes y sonidos.
Decision to Leave (Park Chan-wook)
La
película asiática del año: la luminosa fachada de la posmodernidad coreana (capitalismo
mediático y de consumo + ortodoxia neoconfuciana) puesta al desnudo con la
sutileza y el virtuosismo de un forense moral y cultural que mantuviera el
sentido de la ironía hasta el final de la incisiva operación.
Pacifiction (Albert Serra)
Una
fábula geopolítica, cruce imposible de Ionescu, Conrad y Pinter, sobre el
delirio de la voluntad de poder, el colonialismo infinito, las ínsulas
utópicas, la amenaza de la destrucción nuclear y la ineptitud del pacifismo
ambientada en el océano por excelencia del siglo XXI.
Lamb (Valdimar Jóhannsson)
La
potencia nórdica (naturalismo fantástico, ibseniano esta vez) aplicada a la
animalidad, la ecología, las relaciones humanas y la mitología.
Les Olympiades (Jacques Audiard)
Brillante
intersección del lenguaje visual del cine y del cómic para escenificar la
comedia urbana de los sexos inconfesables, los extravíos del deseo y las
pasiones erógenas.
+
X/Pearl (Ti West)
El
díptico de terror del año (a punto de ser un tríptico memorable): una
vivisección neogótica de la intrahistoria americana del siglo XX vista a través
de la lente aberrante del gore y el
porno.
*Notables descartes: Les cinq diables, Glass Onion,
El menú, Armageddon Time, Dr. Strange en el multiverso de la locura, As Bestas,
Broker, Viens je t’emmène, La noche del 12, Elvis, Halloween Kills, The Scary
of Sixty First, France, Licorice Pizza, Pleasure, Ceros y unos, Peter Von Kant,
Todo a la vez en todas partes…
*Curiosidad hollywoodiense:
-The Batman (Matt Reeves): blockbuster tenebroso y tenebrista que
retrata el abismo depresivo y terminal (el infierno mental) de los superhéroes.
El negativo social, político y moral del multiverso Marvel.
*Grandes decepciones:
-Blonde (Andrew Dominik): Mitos y
estereotipos (realidad y leyenda, mentira y verdad) del cuerpo más biopolítico
de la historia formateados al estilo Netflix, sin garra narrativa ni ingenio
audiovisual.
-Ruido de fondo, o la imposibilidad de
adaptar la obra maestra de DeLillo a los parámetros del cine indie en versión Netflix. Falla todo:
Baumbach, Driver, Gerwig, Cheadle. Guion deslavazado, hinchada puesta en
escena, imágenes tan histéricas como vacuas. Para qué seguir…
*Mejores series o miniseries: Irma Vep, metacine y metatele, lúcida e hipnótica, a tener en
cuenta en todas las reflexiones que se hagan a partir de ahora sobre la
historia del cine, el estado del cine como arte y el papel cultural de la
televisión, o el devenir de las imágenes en la era digital; Succession (1, 2, 3), con retraso; y
luego, sin orden de preferencia, mis otras favoritas del año: The White Lotus 1 & 2, La casa del
dragón, Pam y Tommy, Ozark 4, Los diarios de Andy Warhol, Tokyo Vice, Severance, Euphoria
2, Stranger Things 4, The Offer.
*Gran serie revisitada: Battlestar Galactica (2004-2009).
MANUEL ARIAS MALDONADO
1. Licorice Pizza (Paul
Thomas Anderson). Una comedia inolvidable
sobre una adolescencia que se niega a madurar en el marco, prodigiosamente
recreado, de la trastienda de Hollywood en los años 70.
2.
Pacifiction (Albert Serra). La mejor película de Serra hasta la
fecha es una travesía alucinada y alucinante por la Polinesia francesa de la
mano de un prodigioso Benoit Magimel.
3. El acusado (Yvan
Attal). Impresionante drama acerca de una presunta violación que
consigue poner en pantalla toda la endiablada ambigüedad que implica el juicio
sobre el consentimiento sexual allí donde las pruebas se reducen al testimonio
contradictorio de los implicados.
4.
Benediction (Terence Davies). Conmovedora meditación sobre el tiempo, la muerte
y el arte de la mano del veterano orfebre británico Terence Davies, que elige
aquí una puesta en escena austera que ocasionalmente echa mano de recursos
documentales.
5.
Todo a la vez en todas partes (Daniel Schnaidert y Daniel Kwan). Descacharrante e inventiva fantasía apocalíptica que no da un segundo de
respiro al espectador y logra conectar lo personal y lo cósmico en la figura de
una sufrida ama de casa norteamericana de origen chino y su complicada hija
adolescente.
6. The Card Counter (Paul
Schrader). Tirando de presupuestos modestos y con la complicidad
de actores excelentes, Schrader llega en plena forma a su sexta década de
actividad como realizador especializado en la exploración de los infiernos
personales de la culpa que desea redimirse.
7.
Nope (Jordan Peele). Después
de su fallida Us, Jordan Peele filma una excelente revisión de Tiburón
en clave extraterrestre que triunfa gracias a sus magnéticas imágenes y su
formidable diseño de producción.
8.
The Souvenir pt. II (Joanna Hogg). La cineasta británica completa su díptico
autobiográfico sin alcanzar la intensidad dramática de la primera parte, pero
acertando de nuevo en su acercamiento sereno a sus propios orígenes como
cineasta.
9.
Vórtex (Gaspar Noé). A
pesar de forzar el pie en algunos aspectos, como los problemas del hijo del
matrimonio protagonista con la droga, la película de Noé es un logro
estremecedor: aquí la vejez y la muerte se nos aparecen de frente, aunque
mediante una pantalla partida de significados múltiples, desembocando en un
final tan desolador como lleno de amarga verdad.
10. Tenéis que venir a
verla (Jonás Trueba). Esta miniatura
rohmeriana de Jonás Trueba, filmada durante la pandemia, es una apuesta por la
sutileza sutil: a partir de una anécdota en apariencia intrascendente, el
director madrileño explora algunas oscuridades del alma humana y esboza una
reflexión sobre el propio cine y su relación con la vida en apenas una hora de
metraje.
No veo muchas series,
pero he disfrutado mucho con las formidables Irma Vep (Oliver Assayas) y
Exterior Noche (Marco Bellochio).
JOSÉ ÁNGEL BARRUECO
MIS
PELÍCULAS DE 2022:
1-Licorice
Pizza (Paul Thomas Anderson)
2-Drive
My Car (Ryûsuke Hamaguchi)
3-Crímenes
del futuro (David Cronenberg)
4-The
Batman (Matt Reeves)
5-La
peor persona del mundo (Joachim Trier)
6-Top
Gun: Maverick (Joseph Kosinski)
7-Un
pequeño mundo (Laura Wandel)
8-Apollo
10 ½ (Richard Linklater)
9-Elvis
(Baz Luhrmann)
10-Aftersun
(Charlotte Wells)
11-El
peso de un talento descomunal (Tom Gormican)
12-Fuego
/ Stars at Noon (Claire Dennis)
13-Un
héroe (Asghar Farhadi)
14-Mass (Fran
Kranz)
15-Bullet
Train (David Leitch)
16-Cinco
lobitos (Alauda Ruiz de Azúa)
17-La
tragedia de Macbeth (Joel Coen)
18-Help
(Marc Munden)
19-Glass
Onion (Rian Johnson)
20-Armageddon
Time (James Gray)
21-Black
Phone (Scott Derrickson)
22-Belfast
(Kenneth Branagh)
23-Alcarràs
(Carla Simón)
24-Una
familia verdadera (Fabien Gorgeart)
25-Nowhere
Special (Uberto Pasolini)
MIS
DOCUMENTALES DE 2022:
1-Val
2-El
leopardo de las nieves
3-Michael
Cimino. Un milagro americano
4-Summer
of Soul
5-Alimentando
al mundo
MIS
SERIES DE 2022:
1-Tokyo
Vice
2-Encerrado
con el diablo (Black Bird)
3-El
gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro
4-Apagón
5-La
sangre helada (The North Water)
6-Secretos
de un matrimonio
7-Los
anillos de poder
8-The
Mandalorian. Temp. 2
9-Love,
Death + Robots. Temp. 3
10-Stranger
Things. Temp. 4
NOEL CEBALLOS
1.
Crímenes del futuro (David Cronenberg)
2.
Memoria (Apichatpong Weerasethakul)
3.
Licorice Pizza (P.T. Anderson)
4.
¡Nop! (Jordan Peele)
5.
Fuego (Claire Denis)
6.
Benediction (Terence Davies)
7.
Elvis (Baz Luhrmann)
8.
La tragedia de Macbeth (Joel Coen)
9.
Aftersun (Charlotte Wells)
10. Apolo 10 ½: Una infancia espacial
(Richard Linklater)
11. Ambulance (Michael Bay)
Sorpresa del año: The Batman (Matt Reeves), un blockbuster de superhéroes que
intenta buscar su propio estilo en lugar de reutilizar fórmulas.
Reposición del año: Francisca (Manoel de Oliveira, 1981).
Edición doméstica del
año: Arrebato (Iván Zulueta, 1979), restaurada en
4K a partir del negativo original.
Injusticia del año: La divertidísima e ingeniosa Camera Café, la película (Ernesto
Sevilla) se merecía más amor del que se le ha dado.
MARÍA JOSÉ CODES
1. Pacifiction, Albert Serra
La
película más desconcertante del año, la más potente. Diría que es una mezcla
entre el discurso narrativo del primer Houellebecq y el cinematográfico de
Sorrentino. Una ficción sobre la banalización colonialista del mal. El actor
Benoît Magimel lleva todo el peso de la trama de manera magistral.
2. Licorice Pizza, Paul Thomas Anderson
Desde
el principio de la película me sedujeron esta pareja buscavidas: veinteañera
medio guapa y adolescente con granos. Ingeniosos, inteligentes y tiernos.
Personajes nada convencionales a los que te gustaría ver crecer para saber en
qué se convierten.
3.
Drive My Car, Ryusuke Hamaguchi
Estupenda
adaptación del relato de Murakami en el que un director de teatro, que acaba de
sufrir un drama personal, acepta montar “Tio Vania” en Hiroshima y se le asigna
una chófer con la que entablará una relación de amistad terapéutica.
4.
Alcarràs, Carla Simón
Brillante.
La fuerza de esta película la transmiten los personajes. Gentes que resisten y
aguantan su vela como pueden, apretando las mandíbulas y levantando la piedra,
como Sísifo, una y otra vez.
5.
El acontecimiento, Audrey Diwan
Adaptación
de la novela homónima de la premio Nobel, Annie Ernaux, que resulta tan cruda y
desasosegante como la novela. El angustioso ir y venir del personaje (alter ego
de la propia Ernaux), por los antros donde se practicaban los abortos ilegales
en la Francia de los sesenta.
6. La isla de Bergman, Mia Hansen-Løve
Una pareja de cineastas
(en la que es fácil reconocer a la propia Hansen-Løve y a su expareja, Olivier
Assayas), se trasladan a la isla de Fårö, donde vivió Bergman y rodó algunas de
sus películas, para explorar la obra del maestro y buscar inspiración para sus
próximos proyectos. La pareja nos muestra los distintos caminos de la creación
artística: el de ella, un proceso lento y lleno de dudas. El de él, desbordante
y sin vacilaciones.
7.
La peor persona del mundo, Joachim Trier
Una
persona puede ser maravillosa y decepcionante al mismo tiempo, según la pareja
con la que se encuentre. Y es que, en contra de lo que decía Baudelaire, no se
puede ser sublime sin interrupción. La protagonista nos seduce por su
naturalidad, su sinceridad, su confusión y su deseo de experimentar la
intensidad de la vida.
8.
Un héroe, Asghar Farhadi
Historia
de cómo las buenas intenciones a veces acaban por complicar la vida de un
hombre en una sociedad tradicionalista, en la que el castigo a una mujer por el
delito de adulterio es desproporcionado. Farhadi nunca decepciona, aunque esta
no sea, creo, su mejor película.
9.
La hija oscura, Maggie Gyllenhaal
Una
filóloga en edad madura pasa sola unas vacaciones en una isla griega, donde
conoce a una madre joven y a su hija, que le hacen recordar su propio pasado
como madre: el descuido con el que trató a veces a sus hijas por no soportar la
tiranía de la maternidad. Olivia Colman como siempre: fabulosa.
10. Mali Twist, Robert Guédiguian
Ambientada
en el Malí de los sesenta, la película nos cuenta una historia de aperturismo,
de lucha por la libertad y de idealismo político. Puede parecer una obra menor,
tal vez porque la trama es una historia de amor “imposible” entre una pareja de
jóvenes que se saltan las leyes tribales. En mi opinión, Guédiguian acaba
contando, a través de la pareja, la historia de un gran paso atrás para las
mujeres en ese país.
Algunas
de las mejores series que he visto este año son:
·
Secretos de un matrimonio
·
We are who we are
·
Top Boy 3
·
Landscapers
·
White Lotus
·
Industry
·
The responder
·
Inventing Anna
DAVID LEO GARCÍA
Diez
películas lunáticas. Las unas grotescas, las otras tiernas (algunas las dos
cosas); reflejos de nuestra vida hipermediatizada: la tecnología que une y que
desune, que desnuda y que disfraza; la política como argamasa y como dinamita;
la intimidad como revolución contra la propia intimidad.
FAIRYTALE
(A. Sokurov)
MANTÍCORA
(C. Vermut)
WHEN
THE WAVES ARE GONE (L. Diaz)
BAD
LUCK BANGING OR LOONY PORN (R. Jude)
CLOSE
(L. Dhont)
LES
CINQ DIABLES (L. Mysius)
LES
OLYMPIADES (J. Audiard)
INMOTEP
(J. Génisson)
UN
AÑO, UNA NOCHE (I. Lakuesta)
WHAT
DO WE SEE WHEN WE LOOK AT THE SKY (A. Koberidze)
TXEMA MARTÍN
1.
‘Close’ (Lukas Dhont)
2.
‘Aftersun’ (Charlotte Wells)
3.
‘As Bestas’ (Rodrigo Sorogoyen)
4.
‘Decision to Leave’ (Park Chan-wook)
5. ‘Great Freedom’ (Sebastian Meise)
6. ‘Un año, una noche’ (Isaki Lacuesta)
7. ‘La hija oscura’ (Maggie Gyllenhaal)
8. ‘La peor persona del mundo’ (Joaquim Trier)
9. ‘Hasta los huesos: Bones and All’ (Luca
Guadagnino)
10.
‘Pacifiction’ (Albert Serra)
11.
‘Vortex’ (Gaspar Noé)
12.
‘Blonde’ (Andrew Dominik)
13.
‘Drive my car’ (Ryûsuke Hamaguchi)
14. ‘Mi vacío y yo’ (Adrián Silvestre)
15.
‘Licorice Pizza’ (Paul Thomas Anderson)
16. ‘Crímenes del futuro’ (David Cronenberg)
17. ‘Barbarian’ (Zach Cregger)
18. ‘Mantícora’ (Carlos Vermut)
19. ‘La Caída’ (Lucía Puenzo)
20. ‘Nope’ (Jordan Peele)
GUILLERMO MAS ARELLANO
Los blockbusters cunden multiformes sobre la tierra, en eterno retorno
de lo mismo: Top Gun, Avatar, Parque Jurásico, The Batman,
todo Marvel… No conozco un año más
mediocre, ni más agotado desde el punto de vista cinematográfico, que el que
acabamos de cerrar. Tampoco hay grandes series que reseñar; en más de un
sentido, el cine después de la pandemia está acabado. Sin embargo, destaco dos
obras maestras indiscutibles: la última película de Robert Eggers, una revisión
vikinga del mito de Hamlet cargada con un marcado simbolismo; y la nueva
miniserie de David Simon, que representa el epítome en clave noir de todo lo que fue The Wire. El fenómeno cultural más
interesante es, sin duda alguna, la coincidencia en un mismo año de sendos biopics sobre los dos sex-symbols más sugerentes de la cultura
pop: Elvis Presley y Marilyn Monroe.
Se añade también la vuelta estética de David Cronenberg a sus orígenes en la
“nueva carne”. Paul Thomas Anderson se une a la revisión “nostálgica” de otros
directores en los últimos años (Sorrentino, Cuarón, Almodóvar, Iñárritu,
Branagh y hasta Spielberg). Tras destacar la brillante adaptación del cómic de
Neil Gaiman a la “pequeña pantalla”, cabe mencionar una nueva versión de Los vampiros (Louis Feuillade, 1915),
llena de meta-referencias sobre el estado actual del propio cine, otra vez a
cargo de Olivier Assayas. Esperemos que el 2023 sea mejor, porque difícilmente
podrá ser peor. En definitiva, falta un equivalente audiovisual de la
reinvención estética que Michel Houellebecq y Cormac McCarthy han practicado en
la novela.
Películas:
1-The Northman (Robert Eggers)
2-Blonde (Andrew Dominik)
y Elvis (Baz Luhrmann)
3-Licorice Pizza (Paul
Thomas Anderson)
4-Crímenes del futuro (David
Cronenberg)
5-Atenea (Romain Gavras)
Series:
1-La ciudad es nuestra (HBO)
2-Sandman (Netflix)
3-Irma Vep (HBO)
4-Outer Range (Prime
Video)
5-Tokyo Vice (HBO)
VICENTE MOLINA FOIX
1.
Mantícora, de Carlos Vermut. En un año de horripilantes monstruos fallidos,
Vermut y su actor Nacho Sánchez crean uno memorable, de buena voluntad y de
mucha conciencia.
2.
Maigret, de Patrice Leconte, o el academicismo de clase superior.
3.
Drive My Car, de Ryusuke Hamaguchi, carrocería desigual pero alta cilindrada
conceptual.
4.
Close, de Lukas Dhont. No me gustó su anterior Girl, pero este ha sido para mí
el film sorpresa del año.
5.
Broker. Las familias de Hirokazu Koreeda nunca nos fallan.
6.
Benediction, de Terence Davies, literatos y artistas descarriados en una
"conversation piece" de refinado formato.
7.
Compartimento nº 6, de Juho Kuosmaken. El trágico glamour de Centro Europa.
8.
Cinco lobitos, de Alaúda Ruiz de Azúa, fundamentalmente por la presencia
inspiradora de la actriz Susi Sánchez.
9.
Apagón (Serie), en razón de su primer episodio, dirigido con inteligente
trepidación por Rodrigo Sorogoyen.
10.
París distrito 13, de Jacques Audiard, mi segunda sorpresa de la temporada.
JOSERRA ORTIZ
Entre las secuelas de la
pandemia por Covid-19, una muy evidente es la proliferación exagerada de
material audiovisual que ahora llaman “contenido”. Si bien ya llevábamos varios
años en medio de una sobreoferta de podcasts, videos y programación en YouTube,
así como de películas y series originales y retransmitidas en las muchas
plataformas de streaming, legales o piratas, en 2022 pienso que llegamos
a una explotación excesiva, desorbitada, del mercado y de la audiencia. Como
cinéfilo y consumidor adicto de lo que se hace en formato televisual, me
resulta incómodo vivir en esta época paradójica en la que hay mucho bueno qué ver,
porque no alcanzo a verlo todo, mucho menos con la atención que desearía. Sin
embargo, aunque no me he conformado a la muerte de la experiencia de la sala
cinematográfica, ya completamente secuestrada por la poética Marvel y la
fórmula Pixar, agradezco la oportunidad de tener tanto material de entre el
cuál escoger en la comodidad de mi casa. De entre todo lo que consumí, celebro
especialmente las cintas que valientemente se enfrentaron a los discursos
políticamente correctos de nuestra época, y que en muchas críticas demeritaron
su valor artístico, sobre todo como exploraciones desnudas de la brutalidad
humana y la explotación morbosa del otro (o la otra, en todo caso) como marca
epistémica del siglo XXI: tales son los casos de Blonde, Dhamer, Don’t
Worry Darling, Los Plebes y Cerdita; igualmente, aquellas
obras que reconfiguran o parodian uno de los modelos mercantiles de relato más
socorridos de la actualidad: la adaptación o el reboot explotador de la
nostalgia, como en Chip ‘n Dale, Prey, Clerks III, Weird
y Pinocchio de Guillermo del Toro. Cuatro historias más o menos
originales, pero completamente distantes unas de otras, me parecieron lo más
cercano que estamos al réquiem por el cine que un día fue y que probablemente
ya no vuelva; cines de guion, de historias muy humanas, pero de condiciones
míticas, que exploran con excelentes trabajos actorales las posibilidades del
cine espectacular pero no de espectáculo: The Outfit, The Northman,
Argentina, 1985 y C’mon C’mon; además de otras tantas que configuran
cuando menos dos de las condiciones que acabo de anotar, y que logran, al mismo
tiempo, ser auténticas piezas originales entre sus pares, obras de arte que
ojalá perduren en el imaginario colectivo, verdadero cine de autor: Bones
and All, Crimes of the Future, Decision to Leave. El
documental sobre el tema del Disney Chanel es parte del contenido original del
canal de YouTube Defunctland, especializado en trabajos sobre extintos parques
de diversiones, atracciones, programación infantil y temas parecidos, y en este
caso hace una investigación muy interesante sobre el autor de las cuatro notas
que marcan la programación de ese canal televisivo; es un trabajo de
microhistoria de nicho muy valioso y que de verdad vale la pena como ejemplo de
investigación original. He anotado también dos seriados mexicanos que, me
parece, se escapan de la norma de mediocridad narrativa de las series de este
país; uno es una adaptación que mejora el material original, Toda la sangre,
y que finalmente abraza las condiciones del relato televisivo mexicano sin caer
en caricaturas; el otro es una comedia muy divertida que se separa
completamente del humor patrio, Harina.
Para cumplir con la
invitación que me hace este blog cada año y seleccionar las mejores películas y
series que vi el año pasado, seleccioné 22 títulos diversos, que también
muestran la variedad de lugares, formatos, propuestas, presupuestos, cualidades
y calidades, además de estéticas y éticas, que consumí en ese tiempo, y que
seguramente continuaré visitando este 2023. Enlisto en orden alfabético, sin
distinguir entre películas y series y termino, además, un listado de menciones
importantes de otros materiales que me gustaron mucho en el año, así como las
cinco películas que más me decepcionaron: no son malas cintas, tal vez ni
siquiera mediocres, pero me parecen formulas ya agotadas, casos de productos
tramposos que pretendían cierta novedad o diferencia y quedaron como historias
y formatos del montón.
Argentina, 1985, (Santiago Mitre).
Blonde, (Andrew Dominik).
Bones and All, (Luca Guadagnino).
C’mon C’mon, (Mike Mills).
Cerdita, (Carlota Pereda).
Chip ‘n Dale: Rescue
Rangers, (Akiva Schaffer).
Crimes of the Future, (David Cronemberg).
Clerks III, (Kevin Smith).
Dahmer. Monster: The
Jeffrey Dahmer Story, (Ian Brennan y Ryan
Murphy).
Decision to Leave (Park Chan-wook)
Disney Channel’s Theme: A
History Mistery, (Kevin Perjurer).
Don’t Worry Darling, (Olivia Wilde).
Harina, el teniente vs. el
cancelador (Pedro Esteves, Carlos Reichel y Joe Randón).
The Northman, (Robert Eggers).
The Outfit, (Graham Moore).
Pinocchio, (Guillero del Toro).
Los Plebes, (Eduardo Giralt y Emmanuel Massu)
Prey, (Dan Trachtenberg).
Stutz, (Jomah Hill).
Toda la sangre, (Luis Prieto y Hari Sama)
Weird: The Al Yankovic
Story, (Eric Appel).
Menciones importantes: Aloners (Hong Seung-eun), Apollo 10 ½ (Richard
Linklater), Barbarian (Zach Kregger), La Caída (Lucía Puezo), Catherine
Called Birdy (Lena Dunham), Everything Everywhere All at Once (Dan
Kwan y Daniel Scheinert), The Fallout, (Megan Park). Fast and Feel
Love (Nawapol Thamrongrattanarit), Fire Island (Andrew Ahn), Haute
Couture (Sylvie Ohayon), Inside Man, (Paul McGuigan y Steve Moffat).
Medieval (Petr Jákl), Mrs. Harris Goes to Paris (Anthony Fabian),
Not Okay (Queen Shephard), Señorita 89 (María Reneé Prudencio), Something
From Tiffany’s (Daryl Wein), Trainwreck: Woodstock 99 (Jamie
Crawford), El último rey: el hijo del pueblo (Juan Osorio), Vienna
Blood (Steve Thompson), Vortex (Gaspar Noé), Warrior Nun (Simon
Barry).
Cinco decepciones
importantes: Amsterdam (David O. Russell),
The Batman (Matt Reeves), Bardo (Alejandro González Irrárritu), White
Noise (Noah Baumbach), Nope (Jordan Peele).
PEPO PÉREZ
Licorice Pizza, dir. Paul Thomas
Anderson. Hay una escena muda que resume la grandeza de esta comedia
«setentera» basada en hechos reales (algo que se percibe aunque lo descubras,
como yo, después de verla). Tras la sensacional secuencia del camión marcha
atrás, realizada tan gloriosamente como el resto de la película, Alana (maravillosa
Alana Haim) se queda sola, sentada en la acera. Mira a lo lejos a su «novio»
Gary (maravilloso Cooper Hoffman) jugar con sus amigos como los chavales que
aún son (el plano en ese momento casi parece de Spielberg). Pero ella ya es una
mujer, y se desespera, y sigue luchando, buscando un «hombre», condicionada por
los roles sociales de la época, etc. Nada está subrayado porque las intenciones
artísticas son buenas. Las mejores.
Emily the Criminal, dir. John Patton
Ford. Narración contundente, magra y sin un solo flashback (el debutante Ford knows) para una historia que parece
desarrollarse conforme la estamos viendo. El elemento autobiográfico del
argumento (la deuda del préstamo para estudios, que Ford tuvo realmente en su
día, igual que 45 millones de estadounidenses en 2022) es la «verdad» emocional
que construye el resto. Por eso el comentario social sobre el neoliberalismo
está tan bien calzado, porque este «thriller» no va de eso aunque sí vaya de eso. La película costó 1.5
millón de $ y ya ha recaudado 2.2 millones. Antes que dinero, lo que hace falta
es lo que hace falta. Aubrey Plaza, que coproduce y protagoniza el filme como
Emily, la «artista» que descubre su «vocación», está apoteósica.
A Chiara, dir. Jonas Carpignano.
La tradición neorrealista italiana puede actualizarse y seguir viva con
películas tan magníficas como esta.
Alcarràs, dir. Carla Simón. Es
llamativo que el conflicto de fondo (los grandes terrenos rurales que requieren
las renovables vs. la desaparición de pequeñas economías agrícolas) haya
coincidido el mismo año con el de otra película, As bestas. Pero Alcarràs es
más que eso porque abre el foco hacia los niños, la familia y sus tensiones
domésticas. Para cuando te quieres dar cuenta, sales del cine y parece que has
estado allí. En Alcarràs.
Nope, dir. Jordan Peele.
Formidable mezcla de géneros para una cinta intrigante, misteriosa y original.
No es perfecta pero sí seguramente la mejor película del verano 2022. Keke
Palmer, divertidísima; Daniel Kaluuya, a su manera, también.
Pacifiction, dir. Albert Serra. El
propio director afirma que es su película «más accesible», y tiene razón aunque
yo en el cine me partía viendo cómo alargaaaba las escenas para seguir poniendo
a prueba nuestra paciencia como espectadores. Ya solo por la escena de surf
filmada «tras las bambalinas» merece la pena, aunque hay mucho más en esta
sátira vanguardista del neocolonialismo en la era del turismo global, entre el
ensayo y lo narrativo, con mucho humor implícito, marca Serra. A saber qué
pensó del rodaje Benoît Magimel, algo nos podemos figurar viéndole en pantalla,
pero el caso es que está fenomenal y graciosísimo como «alto comisionado» de la
República francesa en Tahití. Pahoa Mahagafanau (Shannah), gran descubrimiento.
Blonde, dir. Andrew Dominik.
Bella película, como todo lo que rueda Dominik, pero muy dura. Como alguien ha
dicho, sin Ana de Armas (es impactante cómo se expone) sería insoportable de
ver. No me convence el asunto de fabular tanta ficción a partir de una
biografía, y de una actriz tan icónica como Marilyn Monroe además, pero ese
«problema» creativo ya estaba en la novela base de Joyce Carol Oates. Por otro
lado, los biopics son siempre frustrantes pero esto en realidad «no» es un
biopic, etc. Muy significativa la recepción del filme en la era Netflix, con
algunas críticas delirantes (¿película «antiabortista»? WTF?). Para mí Blonde es sobre todo una tragedia de
chivo expiatorio, Marilyn/De Armas como «mesías» que paga por los pecados de su
comunidad. Qué pecados y qué comunidad, no creo que haga falta decirlo.
Men, dir. Alex Garland.
Seguramente podría haber sido mejor pero ya me parece bien como está. Una
película menos obvia de lo que he leído en alguna reseña, cuyo ambiguo diálogo
final confía en la inteligencia del espectador y se atreve a exponerse a
algunas de las críticas que, previsiblemente, ha recibido la película. La
atmósfera de horror folk y Jessie Buckley como la joven viuda Harper en su
terrorífica odisea de «anamnesis», memorables.
Bergman Island, dir. Mia Hansen-Løve.
La ansiedad de las influencias y la crisis soterrada de un matrimonio muy bien
traídas a la gran pantalla. Todo se percibe autobiográfico pero brillantemente
filtrado a través del arte. El giro de la parte final me gustó muchísimo.
Les Olympiades (PARÍS, Distrito 13),
dir. Jacques Audiard. No es el mejor Audiard pero sí una estimable adaptación
libre de historias cortas procedentes de Killing
and Dying, la novela gráfica de Adrian Tomine.
The Stranger, dir. Thomas M. Wright.
Un punto de vista riguroso permite construir con éxito una película
desconcertante, incómoda, sórdida. Para empezar, por toda la información que
oculta un guion que empieza in medias res,
y, derivado de ello, porque el espectador no tiene asideros claros para
empatizar con los personajes.
Eo, dir. Jerzy Skolimowksi. Es
relevante por el giro cultural animalista y contiene imágenes raras y
maravillosas, pero se topa con algunos límites de rodar una película desde el
punto de vista animal: no puede evitar humanizarlos. Otra cosa buena de Eo es que te hace ver Au hasard Balthazar, de Bresson.
Fire of Love, dir. Sara Dosa.
Alucinante material de archivo, muy bien seleccionado y montado por la
directora de este notable documental que parece pura ficción.
Barbarian, dir. Zack Cregger. Imprevisible,
divertida y grotesca, en la mejor tradición del fantastique. No es «terror elevado» ni falta que le hace. Georgina
Campbell, «fantástica».
Im Westen nichts Neues (Sin novedad en el frente), dir. Edward Berger. Gran despliegue
técnico para esta adaptación de Erich Maria Remarque, aunque lo mejor quizá
está en las «pequeñas escenas» fuera del frente.
X, dir. Ti West. Homenaje gozoso al
cine porno fundacional y al slasher
USA más primigenio, el de La matanza de
Texas. Mia Goth está alucinante y terrorífica incluso como «heroína»; su
personaje «dual» trasciende los «hechos» concretos del filme para dar
escalofríos alegóricos. La película funciona además, si así se quiere, como
sátira del fundamentalismo cristiano protestante.
Les choses humaines (El acusado),
dir. Yvan Attal. Un intento muy digno, sin tonterías ni maniqueísmos, de
dramatizar judicialmente la nueva sensibilidad sobre el consentimiento sexual
tras la cuarta ola feminista. Varios personajes son puros arquetipos, pero
todos los artistas involucrados lo saben, empezando por los actores, y logran
que el invento funcione.
Verdens verste menneske (La peor persona del mundo), dir. Joachim
Trier. Ni tanto ni tan calvo. Me dice Manolo Arias con mucha gracia que la
detestó porque le pareció una «neo-Amélie» (película que yo también odio
cordialmente). El título en francés de esta
película noruega, Julie (en 12 chapitres),
parece darle la razón. A mí me gustaron cosas y disgustaron otras. Hay mucho
cliché, en eso tiene razón Manolo, pero la película está ejecutada con una
convicción que trasciende sus limitaciones de guion, desde la esplendorosa
realización a las actuaciones, destacando una soberbia Renate Reinsve que logra
construir una «persona» a pesar de los mimbres de los que dispone. La película
capta con mucho encanto la «ansiedad por incertidumbre» de los jóvenes adultos
al borde de los 30 (Julie/Renate). A mí al menos me transportó a aquellos años
en los que aún hay tantos cruces de camino para elegir que vives con permanente
insatisfacción y angustia a «equivocarte».
Argentina, 1985, dir. Santiago Mitre.
Docudrama convencional y «buenista» pero muy efectivo en su divulgación. Sobre
todo en su evocación del clima de amenaza militar latente en la Argentina de
1985 y en lo bien que explica la clave jurídica del caso judicial recreado,
condensada en el alegato del fiscal (un Ricardo Darín muy simpático como Julio
César Strasssera) contra las Juntas militares de la dictadura de Videla. Estoy
muy a favor de la memoria histórica y no todo tiene que ser como Shoah de Lanzmann, así que bien. La
película ha tenido una resonancia significativa en España. Por razones
evidentes.
Emancipation, dir. Antoine Fuqua.
Hay pintura de brocha gorda en esta «Schindler’s
List del esclavismo» durante la Guerra Civil USA y escenas en las que
pareces estar viendo The Equalizer 3 porque
Fuqua tiene tendencia al efectismo castrojo. Pero la realización es de diez y
al final dan un poco igual todas las licencias que se toma con la historia
(real en origen) del esclavo «Whipped» Peter, porque ya sabemos que no estamos
viendo un documental y que «no ocurrió así» sino algo «equivalente» que Fuqua,
lo quiera o no, nos hace imaginar como espectadores. Estoy muy a favor de la
memoria histórica y no todo tiene que ser Shoah,
etc.
The Northman, dir. Robert Eggers.
Seguramente podría haber sido menos convencional pero el rodaje costó más de la
cuenta y los productores metieron demasiado la zarpa. Se nota. Lo mejor quizá
es cómo actualiza la tradición de la leyenda escandinava Amleth/Hamlet.
Dejo fuera de lista las
siguientes películas porque «no eran para mí» o me dejaron frío, aun
considerando su relevancia en 2022, y por eso las menciono: Drive my Car (dir. Ryusuke Hamaguchi,
ánimo y mucha paciencia para verla),
Crímenes del futuro (Cronenberg ‘80s-`90s en bucle), As bestas (dir. Rodrigo Sorogoyen, técnica impecable, poco arte
[nota al margen: he visto estas navidades Antidisturbios,
también de Sorogoyen y la guionista Isabel Peña, y es soberbia, lo más parecido
a The Wire que se ha hecho en serie
televisiva española, y además en solo 6 episodios]), Mantícora (dir. Carlos Vermut; tiene escenas perturbadoras aunque
todo me pareció demasiado calculado: cierra el significado), Atenea (dir. Romain Gavras, mucho melodrama), Top Gun: Maverick (dir. Joseph Kosinski, no entendí bien el
estilo de realización tan retro y su trasnochada épica imperialista; la
película madre era un producto de la Guerra Fría, etc.), Everything Everywhere All at Once (dirs. Dan Kwan y Daniel
Scheinert, muy ingeniosa e intensa pero tampoco para mí), Benediction (dir. Terence Davies, muy fino como siempre pero
prefiero el «cine» al «teatro»).
NOTA FINAL: este otoño
intenté ver en pantalla grande De
uskyldige (Los inocentes), dirigida por Eskil Vogt, quien por cierto es
coguionista de La peor persona del mundo.
Pero el cine cambió ese día el horario sin avisarlo en su web (adelantó la
sesión más de media hora) y fuimos varias personas las que nos quedamos
frustradas sin verla (quitaron la película de cartelera al día siguiente). En
el caso improbable de que algún responsable del cine lea esto (ellos saben bien
su pifia): por favor, no lo hagan más. DESTRUYEN NUESTRA ILUSIÓN.
Series 2022
Esterno notte (Exterior noche, miniserie),
Marco Bellocchio at his best. Ver en
las escenas de presentación a Aldo Moro (un impresionante Fabrizio Gifuni)
llegando a casa por la noche, como si no tuviera familia, y haciéndose la cena,
un huevo que se fríe y se come lentamente, ya te da una idea de la dimensión de
la cosa. Algo parecido ocurre en el segundo episodio con Francesco Cossiga
(Fausto Russo Alesi), etc. Exterior noche
es un retrato, íntimo hasta el extrañamiento y lo grotesco (tradición
Fellini), de los protagonistas de una tragedia nacional con chivo expiatorio que
Bellocchio ya abordó en Buongiorno, notte
(2003). Aquí vuelve al asunto, testarudo y brillante, para exponer las
miserias de la clase política que gobernó Italia durante décadas. Sensacional.
Me he enrollado
demasiado, así que va solo la lista de las demás series 2022 que me han
gustado, sin reseñas:
Irma Vep, Oliver Assayas
Atlanta, T3, Donald Glover
The Rehearsal, T1, Nathan Fielder
Autodefensa, Berta Prieto, Belén
Barenys y Miguel Ángel Blanca
Barry, T3, Bill Hader y Alec Berg
Peacemaker, James Gunn
Industry, T2, Mickey Down &
Konrad Kay
Ozark, T4, Bill Dubuque y Mark Williams
Outer Range T1, Brian Watkins
Werewolf by Night, Michael Giacchino
Los diarios de Andy Warhol, miniserie, Andrew Rossi
The Bear, T1, Christopher Storer
The Old Man, T1, Jonathan E.
Steinberg y Robert Levine
Tokyo Vice, T1, J.T. Rogers