NOEL CEBALLOS
1. Diamond Flash (Carlos Vermut).
2. Cosmópolis (David Cronenberg).
3. Fausto (Alexander Sukorov).
4. Holy Motors (Leos Carax).
5. Young Adult (Jason Reitman).
6. Extraterrestre (Nacho Vigalondo).
7. Redención (Tyrannosaur) (Paddy
Considine).
8. Moonrise Kingdom (Wes Anderson).
9. Las malas hierbas (Alain Resnais).
10. El alucinante mundo de Norman (Chris
Butler y Sam Fell).
Mi
año cinematográfico ha sido rico en experiencias insólitas. Quizá la mejor
fuera la posibilidad de ver mi película favorita de 2012, Diamond Flash, en
unos de mis locales favoritos de Madrid, el Picnic, donde además trascurre
parte de la acción. Además, el efecto de extrañamiento se vio potenciado por la
fiebre que tenía aquel día. El debut de Carlos Vermut en el largometraje no se
ha estrenado en salas comerciales, como tampoco lo han hecho dos propuestas
subterráneas que parecen un soplo de aire fresco dentro de nuestro cine: Mi
loco Erasmus, de Carlo Padial; y Cabás, de Pablo Hernando. La primera la vi
proyectada en un corral de comedias del siglo XVII, la segunda en el iPad. No
creo que deba añadir nada sobre cómo están cambiando las tradicionales vías de
recepción en esta época de crisis y mutaciones aceleradas. En mi lista también
incluyo dos películas (Cosmópolis y Holy Motors) que podríamos definir
superficialmente como Cine de Limusinas, pero que creo que realmente hablan
sobre una fragmentación de nuestra personalidad y, sobre todo, de nuestra
experiencia de Lo Real que no podría resultar más contemporánea. También
celebro la existencia de trasvases de lenguaje tan sublimes como el Fausto de
Sukurov o muestras de ebullición creativa tan insobornables como las de
Anderson o Resnais, pero dediquemos estas últimas líneas a mencionar lo que se
ha quedado fuera: un videoclip que podría pasar por magistral cortometraje
(Time to Dance, de The Shoes, dirigido por Daniel Wolfe), la restauración de
los monstruos clásicos de la Universal en formato Blu-ray, un mainstream más en
forma que nunca (a juzgar por juguetes tan sofisticados Los Vengadores, Skyfall
o ¡Rompe Ralph!) o, por supuesto, esos momentos de oro puro dentro de películas
imperfectas: el número musical de Anne Hatthaway en Los Miserables, el aborto
interespecies en Prometheus, la colección de pistas sobre el futuro del medio
que esconden las entrevistas de Side by Side (El impacto del cine digital)...
En suma, una cosecha de imágenes harto estimulante, un año para recordar.
DAVID LEO GARCÍA
La
lista que ofrezco tiene la tara de la parcialidad: no solo por el hecho de que
la mayor parte de lo filmado se quede en sus países de origen, sino por las
inclinaciones personales, que exigen ver unas películas y no otras (y que
retardarán la visión de otras mejores películas de 2012). Así, no incluyo
ninguna película estadounidense (ni siquiera del tan cacareado "cine independiente",
cuya denominación va perdiendo sentido, y del que han sido aclamados productos
tan inocuos como Martha Marcy May Marlene o Like Crazy, así como la
sobrevalorada Moonrise Kingdom). Sí menciono una canadiense.
Europa
sigue, para mí, dominando el panorama, y muy especialmente Francia, país del
que incluyo tres títulos (y a la espera de las obras de Resnais o Brisseau,
seguro sorprendentes). También quiero destacar la presencia de una película
polaca (y la ausencia de otra, meritoria, como The Mill and the Cross),
nacionalidad que lleva cinco décadas elaborando cine de primer orden sin
recibir toda la atención que merece.
Si
hay un aspecto que reúnen, sorprendentemente, muchas de estas obras, es el de
su reflexión sobre el simulacro: en unos casos la vindicación de la ficción
como defensa de la realidad, en la cinta que corona el podio, o la alienación
por parte del mundo virtual (en la quinta); en otros, el ataque a un marco
capitalista que coloniza no solo las posesiones sino la misma identidad y que
se ofrece como única verdad posible (la segunda, la cuarta y la sexta); hasta
llegar a aquellos que, de forma más bien lúdica, proponen la inventiva como
manera de supervivencia (es el caso de la tercera, la octava y la décima).
En
definitiva: algunos aseguraban que en 2012 se acabaría el mundo, pero el mismo
2012 no terminará jamás de acabarse gracias a unas cuantas películas.
1. Holy motors (Leos
Carax)
2. Shame (Steve McQueen)
3.
Alps (Giorgos Lanthimos)
4.
Cosmópolis (David Cronenberg)
5.
La sala de los suicidas (Jan Komasa)
6. Black Mirror 3: The
Entire History of You (Brian Welsh)
7. Guilty of romance
(Sion Sono)
8.
En la casa (François Ozon)
9. L'Apollonide
(Bertrand Bonello)
10. In another country
(Hong Sang-soo)
MERCÈ IBARZ
2012
ha sido mi año de entrada en las series, suelo ser reacia al mainstream y así
logro a veces que la corriente me sorprenda sin consignas. Algo serial había
seguido, cómo no, pero esto es distinto. El visionado se convierte en una
droga… a la que me he enganchado con placer doble: ver mujeres y hombres con
frecuencia interesantes, y un renovado deseo de leer novelas tras tantas horas
de pantalla de tele. Lo primero me es cada vez más imprescindible, lo segundo
más aún. No estoy a la última: he visto las primeras temporadas de Mad Men,
algo de The Wire y de Breaking Bad.
Vi
en sala unas pelis que me produjeron desazón digamos que masculinista:
Cosmopolis, Shame, una desazón por suerte matizada por la fría mirada de
Cronenberg y la astuta melancolía de McQueen. La imaginación de Holy Motors de
Carax me ha divertido. Son buenos films, sin duda. Los vacíos que proyectan
llegan a interesarme, no me importaría ser hombre un buen rato para observar
cómo me siento al verlos.
Vi
tal vez para compensar Hope Springs, de Frankel, por el gusto de ver los
cuerpos fondones de Meryl Streep y Tommy Lee Jones.
Vi
una peli muy poco vista, Orson West, del joven Fran Ruvira, una historia de
frontera entre Murcia y Alicante, en uno de esos lugares donde Welles perdió
una de sus muchas zapatillas perdidas intentando hacer una peli. Gran potencia
visual, también musical y sonora, un relato felizmente imperfecto.
Y regresé a las series.
VICENTE MOLINA FOIX
1
Las malas hierbas
2
Holy Motors
3
Elena
4
El artista y la modelo
5
Fausto
6
En la casa
7
Blancanieves
8
Casa de tolerancia
9 The Turin Horse
10 Skyfall
FRANÇOIS MONTI
*
Ya no podemos quejarnos (demasiado) de los distribuidores españoles. En 2012,
han sido muy buenos. A ver si así siguen.
*
Este año, principalmente por pereza, yo tampoco voy a hacer dos listas y
discriminar entre pelis distribuidas aquí o no.
*
Las 10 primeras posiciones son mas o menos pensadas. Las 10 ultimas, no tanto.
*
Ya puesto, también voy a hacer una lista de las peores pelis del año. Ghost
Rider : Spirit of Vengeance (Nicholas Cage confirma su posición como mejor
actor de las peores pelis), John Carter y The Descendants. Esa ultima, supongo
que la encontraremos en algunas listas de buenas pelis del año. Sin embargo, es
pésima. Pésima. Pero por lo menos, se beben un Mai Tai. No sé porque la gente
asocia Hawái y Mai Tai.
*
Para el puesto 20, no sabia si poner Twixt de Coppola o la de Stone. Al final,
opté para Savages porque, de haber sido Twixt dirigida por Stone, no hubiera
alcanzado la lista de mejores pelis de Cahiers y, de haber sido dirigida
Savages por Coppola, estaría en la lista. El razonamiento tiende al absurdo, lo
reconozco.
*
Qué pasó con los superhéroes : de Avengers a Spider-Man (muy a pesar de Emma
Stone), sin olvidarse del esperadísimo Batman, fuimos de decepciones en
decepciones.
*
Sokurov, Carax, Herzog. Consensual, quizás. Pero entonces es la primera vez que
el consenso premia el riesgo.
1) Faust (Sokurov)
2) Holy Motors (Carax)
3) Into the Abyss (Herzog)
4) Tabu (Gomes)
5) Shame (McQueen)
6) The Yellow Sea (Na)
7) Once upon a time in
Anatolia (Ceylan)
8) Killer Joe (Friedkin)
9) Whores’ Glory
(Glawogger)
10) The Deep Blue Sea
(Davies)
11) Snowtown (Kurzel)
12) Looper (Johnson)
13) Himizu (Sono)
14) Take Shelter
(Nichols)
15) Prometheus (Scott)
16) The Day He Arrives
(Hong)
17) Skyfall (Mendes)
18) The Cabin in the
Woods (Goddard)
19) Gangs of Wasseypur
(Kashyap)
20) Savages (Stone)
PABLO MUÑOZ
No
he visto demasiadas películas actuales este último año, por eso esta es una
lista inevitablemente limitada. Sin embargo, espero estar a la altura.
Cosmópolis
(Cronenberg)
Looper
(Johnson)
Grupo
7 (Rodríguez)
Holy
Motors! (Carax)
Blancanieves
(Berger)
A
roma con amor (Allen)
Indudablemente,
es una lista limitada. No resulta complicado detectar los problemas de la
misma, pero sin embargo escojo estas películas por razones concretas.
Cronenberg consigue hacer una película enteramente imperfecta, menor a su
fuente literaria, pero desconcertante, verdaderamente desconcertante. Cárax
replantea la razón de ser del cine mismo: su tedio y su belleza ocasional me
parecen dignos de ser celebrados. Allen filma la clase de comedia descuidada,
aparente, que muchas cosas dice sobre su entonces con una ligereza bien
aprendida por los años. Looper de Rian Johnson es original, y a la vez de una
belleza sorprendente, extraña. Grupo 7 de Rodríguez plantea releer el pasado en
una clave distinta sin renunciar a ser un film de género. Y por último, la
Blancanieves de Berger busca tentativas en Buñuel y Vigo y no teme al poderío
expresivo. Estas me parecen, creo, las películas más memorables del pasado año.
JOSÉ RAMÓN ORTIZ
Fue
difícil hacer una lista definitiva de las películas que más disfruté en 2012,
porque hubo muchas. Sin temor a exagerar, creo que ha sido el mejor año
cinematográfico en un lustro y aunque me haya perdido de demasiado cine no
norteamericano, lo que pude apreciar en sala desde mi lado del mundo refrendó mi
apetito por el cine de Hollywood. Mientras reflexionaba sobre qué películas
enlistar aquí, me di cuenta de que estoy totalmente inmerso en el disfrute del
espectáculo y que lo que más aprecio en cuestión de cine, tiene que ver con la
reflexión sobre la interacción del individuo con la sociedad actual tal como
es, pero elaborada desde la poética del sideshow: señalar y disfrutar de las
formas y consecuencias ajenas, en la cómoda barrera de saber que se asiste a un
artificio monstruoso.
Concluido
2012, pienso que el cine norteamericano (aunque no solo, claro), ofreció mucho
de lo que planteo. Hubo momentos agridulces y esperanzas rotas, horrores como
Prometheus (Ridley Scott) o el reestreno de Titanic (James Cameron, 1997), me
señalaron los caminos agotados de la industria; repetidos también por dos de
los directores más lamentables en la actualidad: Woody Allen (To Rome With
Love) y Tim Burton (Dark Shadows). En estos cuatro ejemplos, sin embargo, hay
una buena noticia: la decadencia de la fórmula agotada es un síntoma de todo lo
que está por venir, si gente de talentos en continua renovación y estéticas
diversas siguen apuntalando el cine de hoy. Joss Whedon, por no ir más lejos,
lo hizo dos veces: no solo como guionista al concebir una verdadera revolución
en el slasher, con The Cabin in the Woods (Drew Goddard), comparable solo con
la innovación al género que significó el trabajo temprano de Sam Raimi, sino
sobre todo con la recuperación de la auténtica espectacularidad moralina del
superheroismo en The Avengers. No quiero confundir el logro titánico de Whedon
de volver apetecible a un grupo de supermanes (mitologema hasta hace poco
menospreciado por los que insisten en que todo superhéroe debe ser
Batman—véase, sobre todo, la transformación que ha sufrido paulatinamente Iron
Man según se anuncia en el tráiler de su próxima entrega), con, precisamente,
el magnífico cierre de la trilogía de Nolan. A pesar de que el contenido
ideológico y el estudio de las causas de la violencia fue a menos en cada
entrega de la saga del Caballero nocturno,
su “ascensión” este verano fue una valiente y necesaria variación del
mito del héroe campbelleano (en cine: lucasiano), con la que el director dio un
carpetazo a su reflexión sobre las diversas naturalezas del fascismo. Lo que
más me sorprende, es que una cinta menor de superhéroes trabajara todos esos
temas de Whedon y Nolan, de forma más efectiva aunque menos efectista: la
sensacional Chronicle (Josh Trank).
Con
cintas como estas, el cine ha logrado en poco tiempo transformar el registro
del realismo, haciéndolo cada vez menos imitación de la realidad, y
proponiéndolo más como imitación de los otros modelos y lenguajes artísticos
que alguna vez capturaron la realidad. Por eso, una película que pasó tan sin
pena ni gloria como Haywire (Steven Soderbergh), me entusiasma tanto como otras
obras maestras mayor fortaleza y exquisitez narrativa—por ejemplo, Shame (Steve
McQueen) o The Master (Paul Thomas Anderson). Porque en la de Soderbergh se
discuten los elementos formativos de una narrativa de violencia que reflexiona
sobre la pulcritud de las escenas de acción como verdaderas piezas
coreográficas. La emoción no existe en la posibilidad del crimen, sino en la de
su representación escénica. Quizá esto me entusiasma porque soy mexicano y mi
país vive y persiste en la obsesión por definirse en la estética de su
violencia de todos los días. O quizá no. De eso no se trata la adaptación al
cine de Savages, si no, de nuevo, de relativizar la complejidad de la realidad
sin alterarla, solo mostrándola desde su propio reflejo mostrenco y
carnavalesco.
Finalmente,
la ya muy habitual recuperación exagerada del cine de género y de bajo coste,
produjo un puñado de cintas memorables para los que consideramos que el
ridículo ético de estética pantagruélica es el único arte posible. Sin haber
visto aun Django Unchained, que adivino impresionante, la sombra de Tarantino
se extendió por todo lo largo y ancho de 2012 con películas como The Man With
The Iron Fists o Sushi Girl; aunque quizá las películas de género desmarcadas
de esa influencia, como Looper o Eddie, fueron más interesantes.
Van
aquí, sin ningún orden de preferencia, las 16 cintas que elijo.
1. Shame (Steve McQueen, 2011)
2. Haywire (Steven Soderbergh, 2011)
3. Killer Joe (William Friedkin, 2011)
4. The Cabin in the Woods (Drew Goddard,
2011)
5. The Avengers (Joss Whedon)
6. The Dark Knight Rises (Christopher
Nolan)
7. Sushi Girl (Kern Saxton)
8. Chronicle (Josh Trank)
9. Ted (Seth MacFarlane)
10. Savages (Oliver Stone)
11. Looper (Rian Johnson)
12. The Man with The Iron Fists (RZA)
13. Sleepwalk with Me (Mike Birbiglia)
14. The Master (Paul Thomas Anderson)
15. Eddie: The Sleepwalking Cannibal (Boris
Rodriguez)
Mención
de fanático: El Santos VS la Tetona Mendoza (Alejandro Lozano & Andrés
Couturier)
Volver
a mi revisión del año (Dirty Dozen).
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