jueves, 25 de mayo de 2023

GLAMOUR PERVERSO


 [Bret Easton Ellis, Glamourama, Random House, trad.: Camila Batlles Vinn, 2023, págs. 640] 

    "Los destrozos" (la nueva novela de Bret Easton Ellis que acaba de aparecer en español y reseñaré aquí en breve) ha logrado redefinir la perspectiva crítica sobre una obra que parecía cerrada por la decisión de su autor de consagrar su talento a escribir guiones y producir películas, desengañado de la escasa influencia e irrelevancia de la literatura en nuestro tiempo, como proclama en “Blanco” (2019), libro de no ficción donde disecciona de manera implacable las claves de su biografía y su personalidad creativa sin escatimar comentarios negativos hacia los vicios ideológicos de la cultura actual.

Es necesario incidir en este aspecto al volver la vista atrás y recuperar las grandes novelas que marcaron los años noventa, esa década final del siglo XX en la que el talento de Ellis se expresó en su máxima potencia artística con “American Psycho” (1991) y “Glamourama” (1999). Ambas obras maestras, reeditadas ahora, cobran una renovada significación al confrontarse con la octava novela de Ellis ("The Shards"/“Los destrozos”), una narración deslumbrante en la que la autobiografía y la ficción establecen un bucle imposible de deslindar, como ya sucediera en “Lunar Park” (2005). La grandeza de la literatura de Ellis, sin embargo, es inversamente proporcional a la simpatía que pueda suscitar la idiosincrasia de su autor. Así que la ambigüedad de su gesto, esa frialdad mundana o esa negatividad aséptica con que los narradores de Ellis seducen y asquean al lector arrastrándolo a su mundo de obsesiones y fascinaciones banales, belleza y abyección, glamour y horror, paranoia y estupor, constituye uno de los indudables encantos de sus novelas.

El designio principal de su paradójico proyecto literario consiste, de ese modo, en sostener una estética narrativa próxima al realismo en un período histórico donde la vida y la cultura, como ilustra “Glamourama”, se han vuelto enteramente mediáticas y espectaculares. Sería imposible escribir sobre la celebridad y la fama y las apoteósicas imágenes que las difunden por todos los medios con la artificiosa naturalidad y el desbordante realismo de síntesis con que Ellis lo hace en sus novelas sin conocer íntimamente cómo se urden a diario sus fiestas publicitarias y cuál es el código maestro con que ese mundo suele regular el juego promocional de sus rutinas, negocios y placeres.

Transcurridos más de veinte años desde su primera edición, “Glamourama” sigue siendo una obra maestra de lectura obligatoria para entender el régimen espectacular dominante en nuestras sociedades, tanto a finales del siglo XX, cuando la televisión y las revistas eran los medios difusores de la fama global, y también hoy, en la era del dominio de las redes sociales e internet. Ellis alcanza la excelencia narrativa al tiempo que se sumerge sin filtros morales en el mundo divinizado del glamour, la moda, el estrellato y la celebridad.

Imaginemos el rodaje de una película donde modelos publicitarios de ambos sexos organicen una orgía mundial de atentados terroristas a fin de imponer la belleza como alternativa radical al mal gusto generalizado de la clase media. Eso es, en un cierto nivel, “Glamourama”: una perversa trama de ficción que vuelve análogos, en su escenificación fílmica en la mente de Victor Ward, su aturdido protagonista, el desfile de modas y el atentado terrorista, las últimas colecciones de temporada y la masacre indiscriminada de ciudadanos, la alta costura y el alto coste en vidas humanas. Esta novela magistral representaría el triunfo de la voluntad estética como voluntad de poder y exterminio de quien se deja seducir por la promesa de belleza inconsecuente y felicidad narcótica del sistema. Nunca Ellis se acercó tanto a las categorías literarias de Don DeLillo. 

 


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