lunes, 17 de enero de 2011

CINE PARA CIBORGS (1)


En plan Bouvard y Pécuchet, como más me gusta, doy mis listas de cine del año y de la década en una primera entrega, y además unos cuantos comentarios, no demasiados, las listas son bastante elocuentes, según creo (si no incluyo en ellas películas que admiro como En tierra hostil, El silencio de Lorna, Un tipo serio o Two Lovers es porque ya las incluí, adelantado que soy, en mis listas del año pasado; los comentarios que las acompañan son válidos en su mayoría, con lo que he preferido no repetirlos). En la segunda entrega, doy las listas de algunos amigos cinéfilos (por orden alfabético: José Ramón Ortiz, Revista Shangrilá, Alvy Singer) cuyas opiniones respeto y valoro mucho, a pesar de las discrepancias (algunas serias, sobre todo en lo que respecta a Copia certificada, una película que, sinceramente, no soporto; me alegra mucho, sin embargo, que ninguno de ellos haya incluido en su lista personal una medianía narrativa y visual del calibre de El escritor de Roman Polanski, en la que algunos críticos parecen haber encontrado un filón ideológico digno de estudio). Conjugando todas las listas y algunas listezas añadidas, cualquier aficionado podrá construirse una visión bastante exacta del estado de cosas en este dominio tan controvertido como sujeto, por fortuna, a los vaivenes de la moda o el gusto.


PELÍCULAS ESTRENADAS EN SALAS (PANTALLAS) ESPAÑOLAS EN 2010


1. Tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas (A. Weerasethakul)/ La red social (D. Fincher)


2. Mad Men 4ª temporada (M. Weiner) / Bad Romance (F. Lawrence)


3. Splice (V. Natali)


4. Film Socialisme (J. L. Godard)


5. Shutter Island (M. Scorsese) / Let Me In (M. Reeves)


6. Chloe (A. Egoyan)


7. Teniente corrupto (W. Herzog) / Un profeta (J. Audiard)


8. Machete (R. Rodríguez)


9. Kick Ass (M. Vaughn) / Scott Pilgrim contra el mundo (E. Bright)


10. Tron Legacy (J. Kosinski)/ Origen (C. Nolan)



PELÍCULAS NO ESTRENADAS EN SALAS (PANTALLAS) ESPAÑOLAS EN 2010


1. Enter the Void (G. Noé) / Mother (Bong Joon-ho)


2. Carlos (O. Assayas)


3. Les herbes folles (A. Resnais)


4. Tournée (M. Amalric) / Black Swan (D. Aronofsky)


5. The Killler Inside Me (M. Winterbottom)


6. Kinatay/Lola (Brillante Mendoza)


7. The Housemaid (Im Sang-soo)/ I Saw the Devil (Kim Ji-woon)


8. Visage (Tsai Ming Liang)/ Vengeance (J. To)


9. White Material (C. Denis)


10. A Serbian Film (Srdjan Spasojevic) / The Life and Death of a Porno Gang (Mladen Djordjevic)



MIS 21 PELÍCULAS/DIRECTORES DE LA DÉCADA (2001-2010)


Situando a David Lynch y a Mulholland Drive, con diferencia, a la cabeza de mis directores y películas de la década, procedo a dar el resto de mi selecta veintena de titulares clasificada por orden alfabético. [No necesito decir que ninguna de estas películas me ha defraudado en la revisión, más bien al contrario, y ése es el criterio fundamental para enlistarlas. Si no incluyo una película tan importante como In the mood for love es, simplemente, porque para mí cierra en lo estético y no sólo en lo cronológico la década de los noventa, así como el film de Lynch abría en todos los sentidos esta década recién terminada.]:


2046 (Wong Kar-wai)


El arca rusa (Alexander Sokurov)


Cowards Bend the Knee (Guy Maddin)


Demonlover (Olivier Assayas)


Dogville (Lars Von Trier)


Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Michel Gondry)


Grindhouse (Quentin Tarantino, Robert Rodríguez, Rob Zombie, Edgar Bright, Eli Roth)


Ichi the Killer (Takashi Miike)


I´m not there (Todd Haynes)


La inglesa y el duque (Eric Rohmer)


Inland Empire (David Lynch)


Kill Bill (Quentin Tarantino)


Nightwatching (Peter Greenaway)


Pozos de ambición (Paul Thomas Anderson)


Redacted (Brian de Palma)


El sabor de la sandía (Tsai Ming Liang)


Southland Tales (Richard Kelly)


Tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas (Apichatpong Weerasethakul)

The World (Jia Zhang-ke)

Zodiac (David Fincher)

…Y (en un muy digno banquillo, a la espera de su oportunidad): Adaptation (Spike Jonze), À ma soeur! (Catherine Breillat), Les amants réguliers (Philippe Garrel), Las armonías de Werckmeister (Béla Tarr), Batalla en el cielo (Carlos Reygadas), Caché (Michael Haneke), Elephant (Gus Van Sant), Les herbes folles (A. Resnais), Una historia de la violencia (D. Cronenberg), The Host (Bong Joon-ho), Infiltrados (M. Scorsese), Kairo (Kiyoshi Kurosawa), Ken Park (L. Clark), Klimt (R. Ruiz), Millenium Mambo (Hou Hsiao Hsien), Old Boy (Park Chan-wook), Reyes y reinas (Arnaud Desplechin), Serbis (B. Mendoza), Los Tenenbaums (Wes Anderson), Trouble Every Day (Claire Denis), Twentynine Palms (Bruno Dumont), The Village (M. N. Shyamalan), Woman on the beach (Hong Sang-soo)...

El cine quizá ya no me interese tanto si sólo pienso en él como modo de representación. Me interesa mucho más, en cambio, como encefalograma social y cultural del presente, y, sobre todo, como radiografía estética, como estado, potencia y devenir de (todas) las imágenes, sin olvidar sus cada vez más sofisticados mecanismos de producción y reproducción. En este sentido, mi canon se desplaza sin complejos entre Tío Boonmee y Bad Romance, Serbis y Tron, Film Socialisme y 2046, Southland Tales y El arca rusa, Mulholland Drive y Enter the void, Redacted y Mad Men, Splice e Inland Empire, etc. Múltiples sistemas y tipos de imágenes tan diferenciados y quizá antitéticos que concibo mejor como puntos límite y líneas de fuga del imaginario visual, como muestras de lo que, en suma, ve o puede ver (o hasta dónde puede hacerlo y en qué condiciones) el ojo contemporáneo. La mirada neobarroca del “ojo tecnológico mundial” (Christine Buci-Glucksmann) desplegándose en todo tipo de pantallas y no sólo, ni preferentemente, en las salas de cine. Imágenes generadas integrando los diversos grados de lo real y lo virtual, o de una cristalina fusión de ambas dimensiones de la experiencia. En el fondo, nada expresa mejor la idea de lo contemporáneo que una imagen hiperrealista engastada en un dispositivo de ficción que ostenta con espectacularidad todos sus artificios…

Para concluir, mis revisiones cinéfilas más estimulantes del año: Claude Chabrol (Le Boucher, Les noces rouges, Les biches, Une partie de plaisir, La mujer infiel, Al anochecer, Les bonnes femmes, entre otras obras maestras de uno de los grandes narradores de la historia del cine), Carmelo Bene (Salomé, Nostra Signora dei Turchi, Un Amleto di meno, el cine barroco y paroxístico del singular Bene era el paso estético lógico tras las inmensas creaciones de Fellini y Pasolini, coetáneo de Paradjanov y Syberberg, con un toque de Los diablos de Ken Russell), y Raoul Ruiz (Treasure Island, Mammame, La chouette aveugle, Mémoire des apparences, La ville des pirates, L´Hypothése du tableau volé, The Golden Boat, Les trois couronnes du matelot, L´oeil qui ment, entre otras maravillas de este creador de asombrosas imágenes y mundos barrocos; por desgracia no he podido ver aún Mystères de Lisbonne, pero deseo con todas mis fuerzas que no sea la última película de uno de los directores más prolíficos y fascinantes de la historia moderna del cine, a quien además tuve la suerte de conocer y tratar a finales de los ochenta y comienzos de los noventa)…

18 comentarios:

  1. Menos Origen y Kick Ass, que despreciará una vez lea el tebeo, creo que es una lista PERFECTA.

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  2. ¿Ha visto la de los Coen, querido Ferré?

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  3. Ya sabe, amigo Alvy, que no fui un defensor acérrimo de Inception en el momento de su estreno. Pero defiendo el cine, como Tron, que es capaz de transformar los efectos especiales en afectos especiales y en mundos espectaculares, como dijo no sé quién...

    Sí, ya digo en mi presentación que fue una de mis películas del año pasado, sin duda me gusta mucho, pero como a los Coen de los ochenta y, sobre todo los noventa, los tengo en un altar (ah ese Gran Lebowski) no puedo rendirme a sus producciones últimas, aunque True Grit, que no he visto aún, quizá me obligue a retractarme...

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  4. En cuanto a Kick Ass, no dudo que el tebeo sea mejor, pero como película me gustó mucho por su visualidad y audacia, a pesar de sus limitaciones en este terreno. Por desgracia el cine no se libra de la camisa de fuerza del puritanismo rector. Mire si no Breaking Bad, jamás una gran pantalla mayoritaria alojaría hoy una historia como ésa...

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  5. No he visto ni la mitad de las películas que mencionas, Juan Francisco, pero, en general, el criterio que trasciende de tus elecciones me parece compartible, aun estando en total desacuerdo (un desacuerdo de esos que a mediados del siglo XIX podría habernos obligado a un duelo a sable detrás de la catedral: ese espantoso camelo llamado INCEPTION; ese horror tramposo llamado BLACK SWAN) con alguna de tus valoraciones positivas... Lo que sí te aseguro es que agradezco mucho la información que me facilitas: iré pescando por ahí las obras que aún no he visto. Abrazo.

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  6. Querido Ramón, tus amonestaciones son bienvenidas. En un duelo conradiano de los que evocas, contigo como espadachín contrincante, fuera cual fuera la causa, hasta me dejaría ganar. Masoquista que es uno...

    De todos modos, te diré que la histeria extrema y el melodrama clitoridiano y un punto kitsch de la bailarina emplumada en blanco y negro me ponen mucho, sí, no lo puedo evitar, it´s beyond my control...

    Abrazos,
    JF

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  7. va otro por la bailarina, y aunque mencionas a Reygadas yo le daría unos minutos de juego con Japón.

    Un saludo,

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  8. Como te dije, me gustan tus listas, y pienso que las otras con las que compartí espacio son igualmente atinadas.

    Hay elecciones de las que disiento, en todas las listas (Tron aparte), pero no son importantes (aunque hay CUATRO películas que jamás hubiera considerado: "Toy Story", esa horripilante cursilada como todas las de Pixar, "Million Dollar Baby", "Certified Copy" y "A.I.", el peor Spielberg de todos los peores Spielbergs). En tu caso, no sé por qué mandas a Haneke al banquillo y no entiendo, tampoco, como los demás invitados lo ignoran completamente.

    Me parece que en ninguna lista hay Almodóvar alguno. Eso lo aplaudo con entusiasmo. Creo que a todos nos faltó mencionar a "Machine Girl" o a "Tokio Gore Police".

    Comentarios arriba se desprecia a "Kick-Ass" y se vaticina un desprecio mayor, una vez se lea el "tebeo". Me imagino, entonces, que es el gen europeo lo que impide su completo disfrute, por lo que no abundo. Sólo una cosa: de las discrepancias entre la versión cine con respecto del comic, me quedo con la del cine. Las soluciones del comic hasta me parecen lugares comunes del autor.

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  9. Me alegran tus discrepancias, querido José Ramón, y me dan ocasión de aclarar algunas de mis elecciones. (Por culpa de las limitaciones de Blogger lo haré en dos tiempos.)
    Te diré de partida que donde me encuentro más cómodo es en la lista de la década, ésa es la que refleja, en líneas generales, cómo he visto el cine de los últimos años y cómo lo veo ahora, con algunas faltas que enmendaré pronto en una entrada dedicada a mis “Guilty Pleasures” de la década, como algunas cintas de Tony Scott (Domino, Déja-vu), Neveldine y Taylor (Crank 1 y 2, Gamer) y demás practicantes de lo que Shaviro denomina el “estilo de la postcontinuidad”, cuya importancia aún muchos no aceptan ni entienden. El año 2010 no me ha parecido un gran año de cine, todo sea dicho, y por eso quizá he tenido problemas para encontrar, sobre todo entre las estrenadas en España, candidatas de un nivel exigente (muchas de las mejores, como la penúltima de los Coen, o Two Lovers, o la última de Bigelow, etc, ya las elegí el año anterior, con lo que las eché en falta este año; por no hablar de I´m not there, que vi en 2007 en su estreno americano y no tendría mucho sentido ponerla en una lista de 2010, ¿no te parece?). Otra cosa es la lista de las no estrenadas donde el recurso a muchas películas de 2009 vistas en 2010 me da ocasión de elevar en algo el nivel general. Mi opción por Tron e Inception es porque, a pesar de todo, me gusta el espectáculo tecnológico que sólo Hollywood, con todo, es capaz de ofrecer con esa inventiva visual y esa audacia conceptual. Hay imágenes y secuencias aisladas tan deslumbrantes que salvan los desastres y fracasos narrativos globales de esas dos películas y que, como diría Borges, las justifican. Comprendo tu reacción ante Toy Story, a mí también me sorprende que críticos y aficionados serios (los del Cahiers du Cinéma francés, entre los más destacados) la elijan entre las diez mejores del año sin tomar en consideración el grado de infantilismo mendaz y corrección política pixarizada y pixelada que implica su propuesta. Pero entiendo que la fuerza de sus imágenes y la simpatía de sus personajes e historias, como pasó con Disney en su edad dorada, obliguen a muchos a tenerla en cuenta. En cuanto a Kick-Ass: respeto la opinión de mi amigo Alvy Singer, pero no siendo un incondicional del tebeo encuentro cualquier adaptación satisfactoria altamente enjoyable, y, en general, muy placentera la adopción por parte del cine de los estilemas y aportaciones visuales del noveno arte. Dicho esto, me sorprende que al valorar la película de Vaughn sólo se hable de lo que ha perdido en el camino de su traslación de un medio a otro y no de lo mucho que ha ganado, y que es, insisto, lo que me gusta de ella, como de Scott Pilgrim, que también proviene de la historieta gráfica. Viendo el otro día con gusto The Green Hornet comprobé una de las verdades del cine de nuestro tiempo: toda innovación audiovisual pasa hoy, para bien y para mal, por el formato mayoritario, ya tendré ocasión de volver sobre esta idea…

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  10. Con Haneke, en cambio, pasa algo que tú no pareces entender: La cinta blanca supone su consagración como director académico, ni más ni menos, como simulacro de gran autor en un panorama donde se siente el vacío de esa figura entre autoritaria y condescendiente (los mismos que elogian a Haneke suelen despreciar a Lars Von Trier, sin entender que el danés asume esa condición de simulacro sin tomársela en serio, con plena conciencia de su aspecto ridículo, más bien burlándose del prestigio y la influencia emanados de esa función sacerdotal para proponer un cine revulsivo que sí que es capaz de provocar y, al mismo tiempo, reinventar el lenguaje cinematográfico). He admirado a Haneke en el pasado, a pesar de ser muy crítico con muchos de sus puntos de vista, sobre todo al de los años noventa: la primera trilogía, magnífica, Funny Games, a pesar de todo, hasta La pianista. Durante esta década, con la excepción de Caché, donde la tensión por salirse del esquema es perceptible pero no lograda del todo, ha ido tendiendo a ocupar el sitio vacío de los grandes autores europeos con imposturas de alta cultura cada vez más insoportables (no entiendo cómo te gusta tanto El tiempo del lobo que a mí me parece un pensum, como se decía antes, bastante hueco, de un falso pesimismo humanista estéticamente desfasado y pretencioso). Su deseo de ocupar el trono vacante de Bergman, por ejemplo, me parece fruto de una estrategia más pensada que casual. Me fastidia, por tanto, el academicismo autoral de La cinta blanca, su puritanismo estético, su asunción maniquea del ascetismo visual como castigo al placer retiniano, su voluntad de gustar a cierto tipo de público, como me fastidia también que el público midcult exprese a través de su admiración la nostalgia por un modelo de cine y de relación con el espectador absolutamente trasnochado, fundado en los postulados de una supuesta superioridad intelectual de cepa centroeuropea (es obvio que Haneke, por desgracia, no ha leído a Gombrowicz ni a Bernhard, ni siquiera a Jelinek, a quien ha adaptado, y, por eso mismo, carece de algo que un artista actual no debe permitirse el lujo de prescindir, el sentido del ridículo). Prefiero con mucho la sofisticada ingenuidad de Weerasethakul, un artista completo que conjuga un conocimiento del estado contemporáneo de las imágenes y una sensibilidad para la dimensión legendaria y poética de la realidad, o la agresividad política teñida de pulp algo zafio de Rodríguez, o un gran espectáculo 3D con imágenes deslumbrantes y una reflexión interesante sobre lo virtual como Tron, que la enésima versión de la "banalidad del mal" en apolillada clave teutónica. Algo parecido me sucede con la última de Kiarostami, a quien hasta ahora respetaba pero no admiraba. Copia certificada: otro vacío que succiona el vacío del entorno, una copia es una copia es una copia. Ése es el problema: el cine no es una copia de la realidad, no es así como funciona ni lo que representa, y Kiarostami tiene que hacer todo tipo de pirotecnias y bucles, desde Close Up hasta ahora, para preservar una ontología del cine que conduce de manera inevitable al fraude intelectual y a la falacia estética. Lo más irónico de todo es que con su fracaso es toda una concepción del cine, la que comenzó con Bazin y sancionó, entre otros, Rossellini, la que revela su fracaso histórico y su falsedad innata...
    No veo tanto cine japonés como querría, y no he visto las películas que mencionas, pero para mí Takashi Miike y Kiyoshi Kurosawa son los grandes directores japoneses de la década, no Sion Sono, a pesar de Suicide Club, ni Kore-eda ni Kitano, a pesar de Takeshis, ni Iwai ni Tsukamoto ni tantos otros. No obstante, la pujante Corea del Sur es en este momento la gran factoría de género con películas como las de Boon Jong-ho, sobre todo, un virtuoso de la puesta en imágenes del relato, pero también Park Chang-wok, Im Sang-soo y Kim Ji-woon, entre otros muchos…

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  11. Querido Juan Francisco, gracias por los comentarios. Aprovechando que mencionas a Steven Shaviro y a “Toy Story”, te cuento la sorpresa que me causó saber que él es otro de tantos que consideran la película de Pixar una de las mejores del año pasado. Será que, como dices, 2010 no fue uno de los mejores en cuestión de cine (en literatura y vídeos musicales, por otro lado, creo que fue un año muy rico). Como tú, opino que no valía la pena listar cintas que vimos cuando fueron estrenadas, a pesar de que en nuestras salas se hayan visto apenas el año pasado. Por eso, por ejemplo, no listé “Un profeta” o “The Girlfriend Experience” (¡con Sasha Grey!), ambas de 2009, vistas entonces y en el caso de la francesa, estrenada en salas americanas en el mes de los premios Oscar. Por eso tampoco consideré “Tron”, que no pude ver sino hasta este mes de enero, cuando la estrenaron en la ciudad mexicana donde me tocó verla. Fíjate que, precisamente, “Tron Legacy” fue una sorpresa demasiado agradable. Yo detesto la primera película, aunque no la he visto en mucho, muchísimo tiempo. La ví en mi infancia y me desagradó tanto que me hice a la idea de que a nadie le gustaba. Todavía supongo que las hordas de fans que han salido de hasta debajo de las piedras no habían visto la película de 1982 y fueron convencidos por el abusivo marketing de Disney de que se trataba de un objeto de culto. Pero esta nueva película, al contrario, me ha entusiasmado tanto que me he convencido de buscar la primera para verla de nuevo. Aunque, como lo dices, “Tron Legacy” vale mucho por lo que significa de las posibilidades exclusivas de Hollywood, creo que también lo hace por lo que decías antes sobre el objeto narrativo no como representación, sino como un encefalograma social y cultural del presente. Desde la inclusión de los Daft Punk como los músicos en el bar, cuya música sale de la anécdota para convertirse en otro personaje de la cinta, hasta su tesis de carácter hacker y libertario (con sus obvios límites), esta aventura de frenéticos efectos especiales me parece una de las opiniones más claras que se han emitido desde América sobre la actualidad de nuestra condición de “usuarios” en un mundo ya para siempre digital, donde la experiencia es un devenir incontenible de imágenes. Creo que ni “Avatar” lo hizo tan bien.

    Entiendo todo lo que dices de Haneke. A mí me gusta Haneke porque creo que él es al cine europeo, lo que Tarantino al americano: nostalgia por un cine que ya no existe. Ambos utilizan con éxito recursos condenados al fracaso; donde uno revitaliza el delirio por el entretenimiento a mansalva, el otro aprovecha lo pretencioso como dimensión de lo culto. Esas son las cosas que uno espera del cine gringo y del cine europeo: de uno entretenimiento, y del otro solemnidad. Ahí la diferencia que los hermana: mientras Tarantino logra echarse a la novedad, Haneke se revuelca en algo que me parece innegable: Europa es vieja (y a blanco y negro). Creo (o espero) que lo haga a propósito.

    Un fuerte abrazo a tí y a todos los que leen.

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  12. de Wong kar-wai ¿no te gusta "My blueberry nights"?

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  13. Ferrán: My blueberry nights no es my Wong Kar Wai favorito, en esta década pasada prefiero 2046 con mucho. ¿No te gusta esta?...

    Convengo, JR, en lo que dices de Haneke, eso es lo que debería haber sido, pero su evolución forzosa a gran autor de un tiempo vacante de grandes autores me aleja de él. Es como un opositor permanente a la cátedra de la grandeza autoral. Ya puestos a ser autores a la europea, prefiero con mucho a Oliveira, Godard, Akerman, Greenaway o Ruiz, entre otros supervivientes de la era de los autores, e incluso a Straub, a cuya Crónica de Ana Magdalena Bach me recuerdan mucho algunas imágenes de La cinta blanca, cualquiera de éstos al menos corre el riesgo de no epatar a los jurados y los públicos ávidos de elevación cultural y/o espiritual...Von trier es otra cosa, ya lo he dicho, como Assayas y Denis, entre los franceses...

    Me alegra que coincidamos en el aprecio de Tron Legacy, tampoco yo soy un fan de la Tron 1.0. Lo de Shaviro con Toy Story 3 no me extraña nada, tiene hijas pequeñas a las que lleva al cine con cierta frecuencia. La sonrisa de un hijo pequeño es capaz de desarbolar las categorías de cualquier progenitor por más formateado que crea tener el cerebro en las asperezas de la teoría foucaultiana...

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  14. Muy de acuerdo con lo que dices de Haneke y muy interesante lista. Algo parecido han hecho estos días en elpaís con unos listados irrisorios por parte de la mayoría de los críticos. HEcho de menos alguna que otra entre las mejores de la década como por ejemplo Synecdoche, new york, o the piano tunner of earthquakes. Por cierto, has hablado de cine japonés y no has nombrado a una de mis directoras favoritas, Naomi Kawase, ¿Qué opinas de esa mujer?

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  15. No me entusiasma. He visto algunas películas suyas, aparte del bosque del luto, sobre todo en vídeo, y hay cosas interesantes, pero en general no está entre mis experiencias cinematográficas favoritas. Me pasa igual con Nobuhiro Suwa, ese minimalismo apegado a lo cotidiano, o a lo natural, etc., no suele excitarme en exceso. En esa misma línea, con diferencias importantes, me convence más el Kore-eda de After Life. De todos modos, dentro del cine japonés, prefiero con mucho a los maximalistas tipo Kurosawa (Kiyoshi) y Miike (Takashi) y, por supuesto, al gran Kitano (Takeshi)...

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  16. David Leo García27 de enero de 2011, 3:31

    Querido JF, disculpa que me entrometa en este diálogo, sólo para reclamar una visión más desprejuiciada de Copia certificada. Es exagerado hablar de una obra maestra, pero no, en mi opinión, de una película muy notable. Entiendo lo que dices, pero creo que la sabiduría del autor tiene doble fondo en este caso. Aquí, no le interesa traer de vuelta un discurso, tan remascado desde Benjamin, sobre la autenticidad de la obra de arte, sino de la propia vida; a partir de unos cerebros, eso sí, formateados por el (A)arte.

    Esto lo consigue plenamente, por lo que he visto, mediante la síncopa de los diálogos (una conversación sobre la muerte interrumpida por la visión de un bebé; el nacimiento de un amor en segundo plano mientras que el primero tenemos una pareja de ancianos: en ese sentido parece haber aprendido mucho más de Renoir que de Rossellini). Y todo se consigue por el procedimiento de la falsación: qué queda auténtico cuando todo se ha revelado como copiado o copiable, invivible, inútil.

    Se me ocurre compararla, más que con Te querré siempre o Antes del amanecer (analogías muy superficiales), con ¿Quién teme a Virginia Woolf? o Funny games (el primer plano de JB en que el “marido” desaparece y se simula un saludo al espectador), por ejemplo. Me interesa porque, más que el arte o el cine en concreto, es la identidad la que entra en crisis.

    No sé si me he explicado.
    En cualquier caso, un abrazo.
    D

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  17. Te has explicado maravillosamente, mi querido David Leo, y si no fuera porque no hay modo de convencerme de las bondades de esa película, tus sutiles y persuasivas razones lograrían doblegar todas mis resistencias. Pero es imposible, y mira que lo siento. Detesto la idea de cultura que esa película representa, y la estrechez o constipación de su horizonte creativo. No hay modo de cambiarme de opinión...

    Un placer tenerte por aquí y, aunque con mucho retraso, recibe mi más cariñosa enhorabuena (ya sabes por qué).

    Un fuerte abrazo,
    JF

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