miércoles, 18 de marzo de 2020

CUCARACHAS HUMANAS



[Ian McEwan, La cucaracha, Anagrama, trad.: Antonio-Prometeo Moya, 2020, págs. 127]

Hay un antes y un después del Brexit, en todo, como lo hay con el mandato de Trump. Es un antes y un después que va agigantándose con el tiempo y volviéndose una brecha insalvable con respecto a un pasado que parece mejor sin serlo necesariamente. A todos los hombres (y a las mujeres, añadiríamos) les tocan malos tiempos que vivir, decía Borges. Y los malos tiempos son el alimento sublime de los dioses de la literatura. El néctar delicioso de la ficción para los escritores más audaces o menos acomplejados. Que se lo digan a Rushdie, que ha convertido la América de Trump en una máquina de generación de novelas cada vez más deslumbrantes, como su novísima versión del Quijote (recién publicada en Seix-Barral). O a McEwan, que en un solo año ha prodigado dos muestras distintas de su versátil talento narrativo (Máquinas como yo y este divertimento coyuntural). También Jonathan Coe encuentra motivos de inspiración en la difícil situación inglesa para su última y voluminosa novela (El corazón de Inglaterra; Anagrama, 2019). Aunque su estilo es más realista, más apegado a la crónica periodística incluso, y el panorama social cartografiado mucho más vasto, el divorcio británico expresado en el Brexit entre élites y pueblo da lugar en la novela de Coe a un siniestro diagnóstico sobre el futuro. 
Menos ambicioso, pero más inventivo, McEwan se conforma con una alegoría inspirada por Kafka y Swift, dos maestros del humor y la sátira que supieron recurrir a las metáforas animales cuando correspondía, como Orwell en Rebelión en la granja, para dar cuenta de las perversiones y estupidez de su tiempo. McEwan elabora una sofisticada fábula digna de Esopo o de La Fontaine con las cucarachas como criaturas emblemáticas de un programa devastador para devolver el mundo a la pobreza, la suciedad y la miseria. Estructurada en cuatro partes, esta parábola política desglosa con contundencia y convicción sus argumentos lógicos disfrazados de ficción fantástica. Primero con la transformación cómica de una cucaracha del Palacio de Westminster en el Primer Ministro británico Jim Sams y la posterior abducción de los cuerpos de sus ministros por las mentes rastreras de estos insectos voraces.
Y después viene la ingeniosa invención de un arma neoliberal explosiva. La economía “reversionista”. Un modelo económico delirante basado en la idea de que pagas por trabajar y te remuneran por consumir. Abonas lo que corresponde a las horas de trabajo y el nivel de tu puesto y, para variar, los comercios y supermercados están obligados a pagarte dinero por las mercancías que compras. Como se deduce de todo esto, ninguna escuela de negocios seria del mundo suscribiría la implantación de un sistema semejante y, sin embargo, las cucarachas gubernamentales logran que los votantes apoyen en masa sus oscuros planes de destrucción, así como la mayoría de los miembros del Parlamento, en una jugada maquiavélica que la novela describe con sagacidad.
También Trump recibe su merecido encarnando a un avatar del presidente estadounidense llamado Archie Tupper. Este caricaturesco personaje se vuelve aliado transatlántico de la cucaracha británica gracias a su enorme destreza en tuitear mensajes favorables a la causa y a la sospecha de que también él, en una vida anterior inconfesable, poseía seis patas, un caparazón quitinoso, élitros vibrantes y aversión a la glucosa. Si Kafka eligió un enigmático escarabajo para su poderosa metáfora existencialista, McEwan, mucho más panfletario y comprometido, ha enfocado su incisivo mensaje contra el Brexit como ese momento histórico en que un puñado de gobernantes comenzó a pensar como cucarachas. Tan directo y categórico como un puñetazo en la mandíbula de Boris Johnson.

2 comentarios:

  1. La labor de los medios de comunicación para lograr que se hable de unos temas mientras se silencian otros es escalofriante. Esta agenda se da por sentado en virtud de una supuesta relevancia de las noticias. Pretenden que lo que informan sirva al bien común, cuando en muchos casos no cumple ni con el criterio de la verosimilitud.
    Me gustó mucho su libro de "Providence". Yo también disfruto con las obras de su ciudadano más inmortal.
    Le felicito y le invito a mi humilde blog al que puede llegar a través de mi perfil (es Relatos y Más, es que aparecen dos).
    Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Rocío, por tus palabras. Ya veo que eres autora de ciencia ficción, género por el que siento una creciente atracción. Creo que mi novela Revolución, ambientada en la España de 2037 quizá te interese. Buscaré cosas tuyas, además de echarle un vistazo a tu blog. Me alegra la complicidad providencial y lovecraftiana, ambiguo objeto de adoración para según qué lectores, no para ti, por lo que veo, gracias y un fuerte abrazo!...

    ResponderEliminar