[Stephen King, It (Eso), Random House (Vintage), trad.: Edith Zilli,
2019, págs. 1503]
Existe la creencia de que el mundo es
radicalmente maligno. La convicción de que la cultura humana se desarrolla desde
el origen en un entorno malvado. La idea de que, en el fondo, la realidad es
vampírica y succiona la vida y el tiempo, la sangre y las ilusiones de todos
los que habitan en este planeta maldito creado por una divinidad aciaga, un
demiurgo chapucero y cruel. Esta visión pesimista del mundo participa del gnosticismo
y de cierto sectarismo cristiano, puritano y fanático. El Eso de Stephen King
glosa con ironía esta doctrina ancestral construyendo una ficción que desborda
las categorías del terror y los límites del entretenimiento al asumir los postulados cosmogónicos
que afirman la eternidad del mal y su metástasis por el cuerpo de la realidad. Y,
de paso, oponerle un poder mental, conectado a los afectos de la infancia, que
mitigue su influencia nefasta.
Esta maravillosa novela de horror contiene un
ente maléfico que se metamorfosea como Drácula, desplegando avatares con los
que ejerce un dominio totalitario sobre el mundo circundante. Esta criatura
fantástica se manifiesta a través de las proyecciones inconscientes de sus
espectadores. Su forma primordial es la del payaso criminal Pennywise, de
sonrisa carnicera, pero también adopta cualquier otra figura imaginaria, íntima
o terrorífica, que obsesione la psique de sus víctimas potenciales: el hombre-lobo,
la momia, el tiburón spielberguiano, las pirañas dantescas, la “Cosa”
carpenteriana, la momia, etc. Eso se
configura, en definitiva, como un monstruo de monstruos, una forma informe, de
vitalidad plástica infinita. Es la misma novela, además, la que duplica la depravada
existencia del monstruo devorando o parasitando el sentido de la realidad de
lectores y personajes.
Las exégesis sobre el significado último de esta
novela mítica se multiplican tanto como la morfología del depredador demoníaco.
Una de ellas interpreta que el ente libidinal llamado Eso es una alegoría del capitalismo y su poder omnímodo sobre la
vida de la gente. A pesar de sus licencias, esta teoría sirve para explicar ciertos
aspectos de la trama de ficción: cómo la presencia del monstruo causa la
prosperidad económica de la ciudad de Derry donde ocurren los hechos narrados
en la novela entre 1958 y 1985 y por qué la mayoría de los protagonistas son
profesionales de éxito
y grandes
ingresos anuales. Estos se enfrentaron al monstruo matriarcal siendo niños en
un episodio confuso que solo recuerdan, ya adultos, cuando regresan veintisiete
años después para combatirlo de nuevo. El contacto infantil con La Cosa marcó a los miembros del Club de
los Perdedores, excepto al modesto bibliotecario Mike que nunca abandonó la
ciudad, con el signo americano del triunfo. Por otra parte, la referencia
recurrente en los epígrafes de los capítulos a Paterson,
el gran poema de William Carlos Williams, revela por parte de King una ambición
y una intención de representar una alegoría total sobre la historia singular y
la experiencia cultural norteamericana.
En este sentido, Eso cuenta la historia de una entidad extraterrestre de presencia
ubicua e insidiosa que podría encarnar los atributos más destructivos del
capitalismo, sin dejar de ser al mismo tiempo una horrible abominación digna de
Lovecraft. La magia literaria de King logra convertir esta materia oscura en un
cuento de terror moderno sobrecargado de miedos atávicos. Sus aciertos técnicos,
precisamente, consisten en el desarrollo en dos tiempos entrelazados de su
grandiosa trama narrativa y el manejo magistral de las múltiples perspectivas y
la focalización alterna de los personajes, incluyendo sus espejismos y trampantojos,
sin perder la omnisciencia que comunica la mirada total del narrador humano con
el cerebro inhumano del ente maligno. La conciencia desnuda de este ser abominable aparece
al final en varias parrafadas sobrecogedoras representando el papel de un
demiurgo agonizante.
Quizá esto permita entender Eso como un texto sagrado. Un texto que contiene la verdad
fantástica de nuestro mundo. Una hipótesis delirante que nunca será demostrada
ni verificada más que a través de sueños, pesadillas y alucinaciones. Un texto paradójico
que contiene respuestas imaginarias a las preguntas más oscuras y luminosas que
la humanidad se plantea desde el principio de los tiempos. Un mito universal.
todo lo escrito por King tiene su atractivo y toda escritura es política además como contás... lo que si pienso es que el ser humano es malo desde su nacimiento y por hechos vividos se va acomodando donde quiere... el dark side está mas poblado me parece jaja... saludos...
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