miércoles, 28 de abril de 2021

LA CRUZADA DE VONNEGUT


  [Kurt Vonnegut, Matadero cinco, Blackie Books, trad.: Miguel Temprano García, 2021, págs. 205]

            Matadero cinco es un libro memorable que, si se hubiese publicado en 1959 y no en 1969, no habría tenido ni la resonancia ni el éxito que lo convirtieron en un clásico instantáneo de la novela americana posmoderna y un satírico manifiesto pacifista para la contracultura de finales de los sesenta. Con aguda inteligencia y un inimitable sentido del humor, heredero de Mark Twain, Kurt Vonnegut (1922-2007) supo aprovechar la coyuntura histórica de la guerra de Vietnam y sus secuelas para escribir sobre sus vivencias traumáticas durante la segunda guerra mundial y el espantoso bombardeo de Dresde, foco de la barbarie sobre el que esta novela gravita como si fuera un agujero negro.

En febrero de 1945, Dresde fue devastada por las bombas aliadas. Vonnegut estaba allí prisionero, como su personaje Billy Pilgrim, y tardó muchos años en poder escribir sobre esa experiencia terrible. Según algunos moralistas, nunca lo hizo, ya que esta novela mítica es y no es, al mismo tiempo, una novela sobre el bombardeo incendiario de Dresde y los incontables horrores de la guerra. Matadero cinco es, además, una novela tragicómica sobre la vida americana de la posguerra (la existencia profesional y familiar de Billy Pilgrim) y sobre las fantasías pueriles de la cultura americana de masas y la sociedad de consumo (el planeta Tralfamadore y sus excéntricos habitantes). Es una novela, en definitiva, sobre lo que significó para los americanos proclamarse campeones del mundo después de 1945, con todo el ridículo y el absurdo metafísico que eso conlleva también.

Las reglas del juego novelesco están diseñadas desde el principio, a caballo entre la ficción y la metaficción, la fabulación pura y el regodeo pleno de la escritura. El capítulo 1 sirve de exordio autobiográfico para explicar la dificultad y hasta la imposibilidad del proyecto de escribir una novela como esta y el capítulo 10 funciona como epílogo para contextualizar el final de la aventura artística de escribirla en una América violenta donde Robert Kennedy y Martin Luther King acaban de ser asesinados y la relación de muertos en Vietnam es el menú diario de los periódicos, las radios y las televisiones.

En medio, están los ocho capítulos que cuentan la peregrina historia de Billy Pilgrim: un hombre insignificante que participó sin pena ni gloria en la segunda guerra mundial y asistió como testigo involuntario a la destrucción de Dresde, como la llamaría Sebald, quien también escribió sobre esta masacre (Sobre la historia natural de la destrucción; 1999), y luego disfrutó de una vida confortable, burguesa y perfectamente convencional en su ciudad natal (Ilium, Nueva York). En el capítulo 5, por cierto, en un episodio grotesco relacionado con la letrina de un campo de concentración nazi, aparece Vonnegut confesando que está vaciándose las tripas a fondo y excretando hasta el cerebro. Un guiño irónico al lector y un grito desesperado del autor sumido en el pozo insondable de la experiencia de escribir esta novela imposible.

La otra dimensión de la novela, que asimila sus técnicas y temas a la ciencia-ficción, aunque sea como metáfora, a la manera desenfadada de Kilgore Trout, es la abducción de Pilgrim al planeta Tralfamadore y su reclusión en un zoo espectacular, construido como una cúpula geodésica, en compañía de la despampanante estrella porno Montana Wildhack (en la curiosa adaptación cinematográfica la exuberante Valerie Perrine le daba cuerpo y alma de mujer terrícola) para instrucción y regocijo de los traviesos tralfamadorianos (tan indiferentes al destino humano como los marcianos de Mars Attacks!, la magnífica película de Tim Burton, una farsa americana que comparte espíritu paródico con Matadero cinco). 

Esta ingeniosa fantasía introduce en el estrambótico relato de las desventuras de Pilgrim una ironía cósmica respecto a la tragedia y una idea extraterrestre del espacio-tiempo. Explotando al límite las posibilidades de esa licencia narrativa, Vonnegut logra conjurar la exigencia moral de dar cuenta exhaustiva del horror vivido. Por todo ello, Matadero cinco, cincuenta y dos años después de su publicación original, aún constituye un paradigma extraordinario del poder de la literatura para evocar el mal sin intoxicarse con el veneno de la realidad.

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