lunes, 19 de abril de 2021

ANESTESIADOS


[Laurent de Sutter, Narcocapitalismo, Reservoir Books, trad.: Pelayo Mencos, 2021, págs. 121]

 

Hay un momento irónico en la tercera temporada de la gran serie Ozark, culminación de sus planteamientos más críticos, cuando el hijo de los protagonistas, obligado en la escuela a escribir una reflexión sobre la guerra contra las drogas, recuerda cómo el sistema financiero fue sostenido por el dinero negro del narcotráfico en la crisis de 2007. Se evitó así la catástrofe que hubiera supuesto el colapso de la economía americana y, por ende, mundial. A este hecho escandaloso se refiere también de Sutter en uno de los apartados de este incisivo e inteligente ensayo, una tentativa de electroshock sobre el anestesiado cerebro del presente.

Para llegar a esta era de la anestesia, como la tilda de Sutter, este momento “narco” del capitalismo global, ha habido que recorrer un largo periplo histórico, con secuelas insólitas y conclusiones terribles: desde el descubrimiento y primera aplicación de la anestesia, con el fin de suprimir el dolor de los pacientes que experimentaban su paso por el quirófano como una tortura y un tormento, al uso abusivo del cloral para anular la actividad de los enfermos de manías y depresiones, pasando por la adicción a la morfina y luego la cocaína como calmantes del alma inquieta, o la aparición de la píldora anticonceptiva, inhibidora libidinal.

            En todas estas fases progresivas, en efecto, la palabra excitación, con sus sinónimos el entusiasmo, la animación y la exaltación como matices de estados desbordantes del ser, se impone como el mal que es necesario reprimir y domesticar. Y las consecuencias de estas políticas (anhedonia, pasividad, apatía, sumisión) funcionan como modos de controlar la psique individual y la actividad insurgente de las masas, esa multitud cuyo desenfreno dionisíaco pone en peligro el orden social. Esta historia sobre cómo el control de los cuerpos por el poder (o biopolítica) se transformó en control del cerebro (o psicopolítica) posee rasgos foucaultianos innegables, pero se expresa con la originalidad intelectual y la elocuencia conceptista que representa de Sutter en el panorama del pensamiento europeo contemporáneo.

          En el desarrollo lógico de sus argumentos, parágrafo a parágrafo, a la manera de un Wittgenstein de las implicaciones farmacológicas del capitalismo de los dos últimos siglos y, por supuesto, de las implicaciones políticas, sociales y económicas de la farmacología, de Sutter establece conexiones asombrosas entre fenómenos disímiles. La conquista de la noche, por ejemplo, como amenaza de la cultura proletaria más politizada contra el orden diurno del trabajo y la producción, con el nacimiento de la discoteca como apoteosis de la libertad y fraternidad de los cuerpos de las clases populares, y el uso de la cocaína para exacerbar la diversión tanto como la guerra, el trabajo a destajo como el insomnio, insensibilizando la vivencia corpórea mientras potencia la acción neuronal.

            Las secciones dedicadas a la píldora anticonceptiva rebosan de paradojas, uno de los recursos retóricos más efectivos del autor para evidenciar la complejidad del tema. Financiadas por movimientos liberadores de la mujer, las investigaciones científicas en torno a la cuestión de la infertilidad inducida con progesterona dieron lugar a fármacos ambiguos utilizados por la medicina para impedir el poder reproductivo de las mujeres en un período histórico donde el número de partos era excesivo para la contabilidad demográfica y, de paso, para disminuir la demanda libidinal de las mujeres. Así que la famosa píldora, instrumento de liberación de la mujer en los discursos feministas al uso, fue también un potente inhibidor del deseo femenino y no solo de su fecundidad. Esta es una de las numerosas sorpresas que este informado ensayo revela a sus lectores atentos.  

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