[Respuestas a un cuestionario de Rebeca Yanke sobre la
pandemia y el confinamiento]
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A falta
de tests masivos, esto del confinamiento está llegando a extremos preocupantes
y ya pronto nadie querrá salir de casa. Vamos a vivir en una panic room permanente, en el interior y
en el exterior, que hará de la vida algo peor de lo que fue antes de esta toma
de conciencia brutal del mundo en que vivimos. Me interesa reflexionar más allá
de la pequeña odisea doméstica del confinamiento imperativo. En qué mundo nos
instala esta crisis y en qué mundo queremos vivir a partir de ella. A quién
beneficia lo que está pasando y quién va a explotarla más y mejor. Cómo deja a
los países esta nueva reestructuración de la geopolítica global causada por la
pandemia. Hacia qué clase de mundo nos dirigimos, guiados por gobernantes políticos
tan incompetentes como cualquier otro ciudadano. No hace falta que haya ninguna
mano negra detrás de la catástrofe, como si esto fuera Misión Imposible 2, donde también aparece un virus letal, por
cierto, para darnos cuenta del shock que le han producido a los ciudadanos la
pandemia y el confinamiento, con su tasa de mortalidad selectiva, y cómo este
impacto va a controlar su actitud política al menos en la próxima década. Esto
de la doctrina del shock que se
cumple ahora palabra por palabra ya lo anticipó Naomi Klein en 2007 como forma
de gobierno inconsciente de las masas globalizadas a través del miedo y la
inseguridad. Esto es el siglo XXI, no lo olvidemos, ahora sí que vivimos en un
escenario que reconocemos como propio del siglo XXI: un siglo desregulado,
complejo y caótico. En el Gran Mercado del Mundo, salvaje y globalizado, basta
con sembrar el caos para cosechar desgracias masivas y suculentos beneficios al
mismo tiempo.
2
Esto lo
cambia todo, como decía Naomi Klein. Cuando se mitigue la situación, no podemos
volver sin más a las viejas costumbres como un reflejo conservador de
protección y seguridad. Eso ya no vale. Estamos atrapados en un decorado y un
escenario que han diseñado otros. Muchas cosas se han quedado obsoletas, en la
cultura y fuera de la cultura, en la política y fuera de la política. Muchas
novelas, muchos libros, muchas ideas y programas, muchas películas, muchas
actitudes incluso. El pensamiento convencional, el que domina aún las
instituciones vigentes, se ha quedado antiguo ante un mundo que no ha sabido
comprender en toda su magnitud. Necesitamos recuperar a pensadores
intempestivos como Baudrillard que describieron este mundo con el grado de
delirio patafísico que exigía, hablando de viralidad y catástrofe con una
lucidez que a muchos les pareció excesiva o metafórica y hoy es puro realismo.
Necesitamos con urgencia nuevas novelas y películas y teleseries que estén
conectadas al tiempo que nos ha tocado vivir, que no sean resabios trasnochados
del siglo XX o revivals nostálgicos.
Necesitamos repensarlo todo y, para eso, necesitamos creaciones artísticas e
intelectuales que se muestren a la altura de los desafíos que nos aguardan y
que nos enseñen de verdad, o sepan especular con, lo que se nos viene encima en
el futuro inmediato.
3
El
maldito virus y sus secuelas desastrosas nos meten de lleno en un mundo nuevo
que hemos tardado mucho en ver con nitidez, seducidos por los superfluos
dispositivos tecnológicos y las aplicaciones y las redes sociales que los
llenaban de contenido insignificante para convertirlos en imprescindibles en
nuestra vida, volviéndonos dependientes del tipo de comunicación degradada que
suponen. Ahora sí que estamos aprendiendo de qué va esto del siglo XXI, en el
cuerpo y en la mente, y no se nos puede olvidar. Ya no. Nos toca asumir este
contexto anómalo para redefinir qué queremos ser, ver, sentir y pensar. A qué
vamos a darle más importancia a partir de ahora, contra qué vamos a mostrarnos
intransigentes, cómo vamos a manifestar nuestro desacuerdo tras tomar nota de
todo lo sucedido. No podemos permitir que la domesticación del confinamiento
nos vuelva aún más sumisos. En suma, necesitamos redefinir lo antes posible
nuestros valores y prioridades…
y que difícil se nos va a hacer pensar todo eso... solo llevar a mi hija la parque para que no pueda interactuar con otros chicos es ofensivo...
ResponderEliminarveremos como nos la arreglamos con el futuro inmediato...