martes, 21 de enero de 2020

FICCIONES



[Publicado en medios de Vocento el martes 14 de enero]

Hace tanto tiempo que los signos de lo real desaparecieron del mapa del mundo que ya ni los echamos de menos. Miramos alrededor con nostalgia sin saber por qué. Todos simulamos un papel que no nos corresponde. Hacemos creer a los demás tertulianos que entendemos lo que pasa y podemos opinar sobre lo divino y lo humano y solo es una impostura. Escuchamos análisis políticos hechos siempre por los mismos periodistas y politólogos y no nos extraña que todos repitan las mismas ideas y argumentos. No es inteligente decir o escribir algo que se salga del guion prescrito. Escuchar una voz singular en un coro de imitadores es un fenómeno tan chocante como el de la Liga española de fútbol acudiendo con toda la caballería machista al rescate de las mujeres saudíes.

Manipular los signos de la realidad es importante para producir efectos duraderos sobre esta. Los buenos estrategas lo saben. Vemos a Trump golpear a los iraníes en pleno año electoral para ganar votos y revalidar mandato y nos creemos que la respuesta del imán iracundo es menos cinematográfica. Y los dos adversarios se dan por satisfechos, sabiendo que no irán a más. Como Sánchez e Iglesias, cuyo pacto imposible, superada la pantalla de la investidura, revelará desgarrones a medida que la nueva legislatura avance hacia el bloqueo efectivo. No sé de qué se queja la derecha. Más fácil no lo puede tener. Aterrorizar a la clientela al grito de “se rompe España” es un mantra recalcitrante que dará frutos podridos en el futuro, sin duda. Pero de Guerra Civil nada. Este es solo el simulacro de amenaza bajo el que algunos han elegido vivir por conveniencia partidista. Llevamos jugando al juego de la desmemoria histórica todo el siglo y hasta hemos olvidado qué clima real propició la contienda cainita.

Es muy peligroso jugar a las señas de identidad como bandera. Cuando lo hace un periférico, la cosa funciona. La ideología radical y el pequeño territorio fortalecen tu discurso. Pero en cuanto hablas de España pasas por facha. Así, la izquierda balbucea al defender el nacionalismo constitucional mientras la derecha babea patriotismo tóxico. Y es que la política activa es la rama espectacular de la sociología. Una de dos, o cambiamos el sistema electoral para fomentar mayorías, o esta fragmentación excesiva hará imposible gobernar el país. 2020 promete convertirlo todo en problema. Un problema matemático, eso también. De cuentas y no solo de cuentos. Sin embargo, podemos estar contentos. Nada más comenzar el año hemos comprendido por fin, gracias al extraño caso del exentrenador del Málaga, qué significa la intimidad en los tiempos del porno. No es poco. La intimidad, como responde una alumna milenial con picardía, es ese momento surrealista cuando todos los dispositivos electrónicos, incluidos vibradores inteligentes, están apagados, desconectados o fuera de cobertura.

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