miércoles, 18 de septiembre de 2019

LA MANCHA ORIGINAL



[Jonathan Lethem, Anatomía de un jugador, Random House, trad.: Cruz Rodríguez Juiz, 2019, págs. 350]

El backgammon es un juego tan antiguo como la escritura. Sus orígenes se remontan a la Mesopotamia de Gilgamesh y recuerda en sus lances las estrategias de la guerra en aquellos tiempos remotos y la inscripción de signos abstrusos en tablillas de arcilla. Dos jugadores se enfrentan cara a cara moviendo sus 15 fichas, mediante el azar de los dados, por la superficie de un tablero escindido en 2 campos y 24 casillas triangulares. La meta del juego consiste en liberar las fichas antes que el contrincante. El backgammon es la inteligente metáfora de Lethem para representar el mundo capitalista como un complejo tablero de juego donde todos somos jugadores y siempre ganan los ricos.
A veces ocurre que la mente de un escritor singular que ha excluido de su lectura los libros teóricos tropieza con la mente no menos singular de un pensador o un filósofo que no lee ficción narrativa desde hace décadas y de esa colisión fatal brota una chispa creativa. Así le sucedió a Lethem en 2013, mientras residía como escritor en Berlín, con Laurence Rickels y el primer fruto de ese encuentro productivo fue esta novela tan enigmática como fascinante. Rickels es conocido por aplicar lecciones freudianas sobre la muerte y el duelo a la cultura de masas y, en especial, al cine y la televisión de géneros pop y pulp (terror satánico, noir y neonoir, vampiros, psicópatas, slasher, etc.). Ha dedicado, además, una monografía magistral a Dick (I Think I Am Philip K. Dick; 2010), un estudio portentoso a la figura carismática de James Bond (Espectre; 2013) y otro ensayo de culto a examinar la cultura juvenil californiana a la luz del inconsciente nazi (The Case of California; 2001). La intensa lectura de estos tratados esotéricos inspiró a Lethem la escritura de Anatomía de un jugador, como reconoce en The Blot, el instructivo opúsculo publicado en Estados Unidos en el otoño de 2016, al mismo tiempo que esta novela, y donde se recoge un extenso diálogo entre Lethem y Rickels sobre los sutiles entresijos de la novela y las obsesiones y ambiguas afinidades de ambos autores.
El título original de la novela era, así mismo, The Blot (la mancha o el borrón, según prefiramos un término u otro, aludiendo también, en la jerga del backgammon, a la ficha solitaria que ocupa en el tablero una posición vulnerable o peligrosa), pero su título definitivo es una descripción perfecta de su interesante contenido. Se cuenta en ella la historia de Alexander Bruno, un exitoso jugador de backgammon que pierde su magia ganadora a medida que una mancha ocular emborrona su visión y se nubla su don mental para adivinar las intenciones del adversario. Es entonces cuando cae bajo la protección de un potentado americano, Keith Stolarsky, antiguo compañero de colegio reconvertido en el odioso Darth Vader de los negocios inmobiliarios de Berkeley, que va a determinar su paradójico destino. La merma de su poder es causada por un meningioma que le será extraído en una clínica de Berkeley por un excéntrico cirujano, el doctor Behringer. Tras la operación, Bruno ya nunca volverá a ser el mismo. El fantasma californiano que lo perseguía y acosaba desde la infancia se ha desvanecido sin dejar rastro. Ahora Bruno, desfigurado y enmascarado, se transforma en un fantasma para sí mismo, un espectro social y psíquico, un doble de Darkman. Bajo esa identidad desleída, será aún capaz de probar el falso amor, tener empleos precarios en hamburgueserías de moda, liderar una rebelión contra su protector y descubrir, tras una acción consumada de terrorismo callejero, la impotencia y el absurdo político del presente.
La trama cosmopolita arranca en Berlín, viaja a Singapur y California, antes de regresar a Singapur para encontrar a Bruno transformado en un jugador de póker, enmascarado y superdotado, al que sus adversarios llaman con reverencia la Momia. La estructura novelesca (3 libros, 36 capítulos) sigue los progresos inescrutables de una imaginaria partida de backgammon “centrada” por un dado doblador que duplica la apuesta y acelera el desenlace. Así juega y gana la escritura de Lethem.

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