[Jonathan Lethem, Los Jardines de la Disidencia, Random
House, trad.: Cruz Rodríguez Juiz, 2014, págs. 413]
La ideología, aunque
todavía no conocía la palabra: El velo de ficción sostenida que dirigía el
mundo, lo que la gente necesitaba creer.
-J. Lethem-
Contra lo que creen algunos críticos despistados
y muchos lectores ingenuos, la novela es el género político por excelencia desde
sus orígenes, cuando la “sátira menipea” era considerada una forma crítica de
“periodismo político” revestida de rasgos cómicos o caricaturescos.
Si Jonathan
Lethem es uno de los mejores novelistas norteamericanos no es solo por la
brillantez de su estilo o la amplitud de su imaginación narrativa. Lethem es
ese gran novelista que ha sabido sortear como pocos el gran escollo del
escritor actual. Cómo escapar a los rigores ascéticos de la experimentación o a
la tentación facilona del subgénero sin caer en el formateado convencional del mainstream.
Esta ambiciosa novela de Lethem comienza con el
melodrama familiar y generacional de una madre comunista de la vieja escuela (Rose
Zimmer) y una hija libertaria y contracultural (Miriam). Una madre carismática y
represora (de la cepa estalinista o soviética), casada con un alemán comunista
y teniendo como amante a un policía afroamericano, y una hija pacifista, casada
con un músico folk irlandés y viviendo en una comuna hippy. Ambas mujeres,
retratadas con un realismo cotidiano que recusa cualquier idealización, abarcan
la bicefalia intelectual de la izquierda y sus muertes respectivas, una en la
decrepitud, la otra prematura, asesinada en Nicaragua por la guerrilla
antisandinista, clausuran una época revolucionaria y abren otra, el regresivo período
“neocon” de Reagan. Lethem recurre a Doris Lessing para mostrar que no hay nada
idílico en la vida familiar de una luchadora anticapitalista: “el problema de
las ideologías utópicas es que se enfrentan a la tiranía de la familia burguesa
y contra eso no hay nada que hacer”.
Los Jardines
de la Disidencia
es una gran novela política diseñada para tiempos de desorientación ideológica
y claudicación cultural. Lethem ha escrito una novela alegórica que recapitula
con agudeza y lucidez la historia política americana del siglo veinte desde el
ángulo de la izquierda combativa. Una izquierda radical que ha encarnado en las
grandes narrativas de ese país la figura antipática del malo absoluto, el Gran
Otro sistémico, antes de que el terrorista islamista le hurtara el protagonismo
en las mitologías nacionales. Es muy inteligente, en este sentido, el escenario
novelesco ideado por Lethem al comenzar su relato en una reunión doméstica comunista
en el Nueva York (Queens) de los años cincuenta, en plena Guerra Fría, y culminarlo en Maine, en las
instalaciones de un aeropuerto contemporáneo, bastión kafkiano del estado
policial en que se ha transformado la América del nuevo siglo, donde el hijo
huérfano de Miriam (Sergius Gogan) es detenido en un control de seguridad por
su complicidad sexual con una alegre integrante del movimiento Ocupa Wall
Street.
Es, sin embargo, a través del fascinante personaje
Cicero Lookins, profesor universitario afroamericano, obeso y homosexual educado
por Rose e influido por Miriam, como Lethem logra expresar una verdad fundamental
sobre la disidencia ideológica que muchos olvidan. Que la teoría, en el fondo, ya
sea la de Deleuze o Lacan, Barthes o Derrida, Butler o Foucault, es siempre teoría
sexual: “el intento de lanzar la red del lenguaje sobre la otra vida
espléndida, la vida de cuerpos lidiando con sus deseos inconmensurables”. Es su
aspecto liberador, más allá de lo abstruso de algunos conceptos.
El pesimismo de Lethem lo comparte cualquier
lector que repare en que una época que reniega de la teoría y el pensamiento, dando
por resueltos problemas que no ha comprendido siquiera, es reaccionaria. Necesitamos
volver a creer en que las ideas disidentes pueden transformar la tierra en un
jardín, por más que las fallidas utopías del pasado nos hayan vuelto a todos unos escépticos
y unos cínicos. Necesitamos seguir creyendo en la posibilidad de una vida mejor para
todos y en el camino de la disidencia que conduce al jardín del deseo. Esta
estupenda novela de Lethem tiene el mérito de recordarnos estas cuestiones
políticas esenciales potenciando la belleza estilística del discurso y la fuerza
inventiva de la narración.
I agree with the last paragraph.
ResponderEliminarSaludos.