La única
ciencia que explica la carnavalesca realidad española es la ciencia-ficción.
Así lo anunció esta misma semana un alto cargo del partido popular. No es lo
mismo adscribir la independencia catalana al cine de ciencia-ficción, como
hacía el gárrulo portavoz, en un contexto castellano-leonés que en Andalucía,
donde la ciencia-ficción es el género preferido de los alcaldes de las ciudades
más inteligentes y presidentas con gran visión de futuro.
En
Cataluña, en cambio, verán como ciencia-ficción la simple posibilidad de que
los líderes catalanistas acaben en la cárcel o sean juzgados por la corrupción
con que han financiado un proyecto utópico de país en el que muchos ciudadanos
catalanes han creído con total inocencia.
La
ciencia-ficción es la clave del porvenir. Así lo aprenden en la escuela los
niños andaluces. Me lo confirma mi sobrino de once años cuando me enseña
orgulloso un videojuego experimental que ha diseñado en clase de informática
como proyecto transversal. Lo llama, sin sonrojarse, “Al-Ándalus III”. Le
pregunto por las versiones anteriores y se ríe. Es solo una maniobra
publicitaria. Le han puesto sobresaliente.
Es la
Andalucía del futuro, me dice. El protagonista es un simpático chaval de las
ocho provincias andaluzas. Por presumir de sus ocho apellidos, los capciosos
enemigos de otras comunidades le tienden trampas ideológicas durante toda la
partida. El califato virtual en que ocurre la trepidante acción del videojuego
se denomina “Anda” y es un escenario tecnológico puntero donde, como en un
cuento oriental, en lugar de alfombras voladoras se usan drones para
transportar personas de un rascacielos a otro. En utopía tan avanzada, no hay visires
corruptos ni califas despóticos sino poetas ubicuos y futbolistas estrella, una
tasa de desempleo bajo cero y un sistema sanitario intachable, amables funcionarios
y sonrientes banqueros que te otorgan créditos ilimitados para que te realices como
emprendedor.
Le
pregunto a mi sobrino si le parece divertido el videojuego y me dice que no. Lo
único importante es que le guste a la maestra, una docente guay que adiestra a sus
pupilos en los valores y excelencias del mañana. En el videojuego de mi
sobrino, todos los niños andaluces son bilingües por decreto, aunque los
profesores pronuncien el idioma musical de los Beatles como en un curso
intensivo impartido por azafatas de Iberia. Ventajas de la educación políglota.
Todo lo tuyo termina pareciéndote extranjero y lo extranjero también. El
costumbrismo está muerto y enterrado en estas tierras soleadas, como el caso
Chaves-Griñán, otra saga galáctica de corrupción andaluza.
Mientras los
americanos consumen un sainete populachero en televisión y los europeos asisten
a un dramón escandinavo, los andaluces se instalan en el sueño de la
ciencia-ficción para huir de la realidad. El sino de la región, antes y después
del carnaval, ha consistido siempre en llevarle la contraria al mundo
desarrollado.
Hola mi querido Juan, después de un tiempo. Nací y sigo viviendo en Barcelona.La ciencia ficción de esta ciudad está en Curtis Garland (¿lo conoces?) el gran escritor que escribió más de tres mil novelas en la época del bolsilibro, o novela popular, o novela de a duro, o novela de quiosco, como quieran llamarla. Es escritor que nació en el pictórico y canalla Paralelo de Barcelona. La explotadora editorial Bruguera fue nuestra verdadera cultura, incluido los tebeos con esa gente tan estupenda como Carpanta, Carioco, Mortadelo y Filemón, Rue del Percebe 13, La familia Churumbel, La familia Cebolleta y todos esos personajes que nos simplificaban a través de una simple viñeta. Javier Pérez Andújar sabe mucho de esto, ya lo ves, en el Día de la Mercé este buen hombre y amigo mío, dio un discurso de lo más cultural, es decir, de lo olvidado. El otro día asistí a una conferencia que dio el hijo de Georges Simenon, el novelista más grande del siglo XX (todavía no se ha enterado nadie), por motivo de La Semana Negra en Barcelona. John (hijo de Georges) comentó que su padre lo cogió de la mano siendo todavía un crío y ambos realizaron un viaje a Barcelona. Según John, no recuerda haber visitado museos,monumentos y todas esas gilipolleces; recuerda sobre todo, que su padre le llevó a El Paralelo y El Molino, ay, Simenon tan descriptivo en su gran literatura sobre las putas, los strip-tease y las huidas hacia ninguna parte. Fue allí, en El Paralelo donde murió Curtis Garlan (Juan Gallardo Muñoz) el tipo que escribió más tres mil novelas de todos los géneros y las librerías no querían vender esos libros, solo se podían encontrar en los quioscos, y no tenía ni para el entierro. A la ciudad, al país de Cataluña le dio igual. Ahora en el Apolo se está representando por décima vez La ratonera, de Agatha Christie, que es donde todos estamos atrapados.
ResponderEliminarA ver si un día te pasas por esta ciudad y vamos a tomar unas copas, amigo mío. Podría contarte tantas y tantas cosas...
Un fuerte abrazo.