viernes, 21 de marzo de 2014

ENTREVISTA CON EL VAMPIRO

Esto no es una entrevista. Esto es un lavado de estómago. Esta chica, Ana March, es un portento periodístico. Me ha hipnotizado con su inteligencia y ha hecho hablar a mi yo nuclear, como lo llamaría Antonio Damasio. Tiene mucho mérito. Las preguntas son mejores que las respuestas…
 
La de Juan Francisco Ferré es una de las voces más lúcidas y despiadadas de la literatura española actual. Sarcástico, impertinente, brillante, arremete sin ambages contra el servilismo imperante y la mediocridad, usando con destreza la espada del verbo en la rebelión vehemente que es su prosa. Sus libros, en contra de la consideración pasiva del mundo, desgarran la realidad, saltan la valla de los convencionalismos y se fugan hacia un espacio libre de determinismos.
 
Hablamos con él sobre su última novela ‘Karnaval’ (Anagrama, 2012), sobre simulacros e imposturas, el concepto de realidad y el realismo en la literatura, la manipulación interesada de la cultura y la concatenación de despropósitos mediáticos a los que asistimos…, y lo observamos quitar de raíz, mediante el lúcido ejercicio de la crítica, el tiránico formalismo de la ambivalente tendencia moral imperante en nuestra sociedad capitalista: 

Ana March: En tu ensayo ‘Mímesis y Simulacro’ haces una revisión cronológica de la realidad en el discurso narrativo, exploras las pautas mediante las cuales el medio lingüístico ha ido conquistando y representando la realidad, en definitiva, abarcas el realismo en la literatura haciendo especial hincapié en la impostura y la simulación como medios inevitables a través de los cuales  creamos los criterios de reconocimiento de toda esa ingente e informe cantidad de hechos plurales a los que denominamos realidad. Subrayas, asumiendo lo expuesto por Erich Auerbach, la mímesis del realismo, necesaria para crear una representación verbal fiel al decurso sensorial de lo real, pero agregas el simulacro como concepto indisoluble a la hora de abarcar hoy esas pautas de recreación. “El simulacro, escribes, se ha convertido en una categoría más de la realidad, y ésta, a su vez, en una ficción ubicua y monstruosa compuesta, en primacía, de simulaciones tecnológicas y entornos de realidad alternativa.” Hoy  un realismo “de alta definición” sería para ti aquel que tome plena conciencia de lo artificial en todos los ámbitos de la realidad. Partiendo de esta premisa, ¿crees que nuestra época está condenada a la insinceridad, a un sucedáneo de fe como único recurso de significación? ¿Es para ti la razón solo una “colección de embustes”? 

JFF: Fue Tolstoi hace más de un siglo quien definió así la razón. Y yo he usado esa idea extraída de Ana Karenina en mi novela Karnaval a fin de conferirle un sesgo paródico e irónico. Por otra parte, no creo que la impostura o la inautenticidad sean más propias de nuestro tiempo que de otros anteriores. Más bien veo que nuestra época ha desnudado los últimos velos que nos impedían comprender hasta qué punto los fundamentos de la cultura y del orden social carecen de bases sólidas o de valores permanentes. Todo está edificado sobre el vacío, por así decir, y eso nos hace libres de construir la realidad según nuestro deseo. La libertad está inscrita en el origen de todo, aunque al mismo tiempo, por razones muy perversas, la realidad acaba imponiendo, como principio, su versión más miserable y sórdida. El reino de la posibilidad es mediatizado por diversos poderes interesados en reducirnos a la servidumbre y una interpretación mezquina de la vida que algunos llaman principio de realidad y yo llamo, sencillamente, mediocridad.

A. M.: Dice Michael Onfray: “Conformarse con la duda es detenerse a mitad de camino.” Sin embargo, el mundo parece haberse convertido en un desguace. Ante la inutilidad de movernos por certezas en un mundo probabilístico, la negación se ha vuelto nuestra única arma. En la literatura, ¿es el desapego del escepticismo, la no adhesión, el único recurso válido del discurso narrativo para trascender los antiguos presupuestos de la novela? ¿Qué es para ti ser hoy un escritor realista?

JFF: Ser un escritor realista es empezar por cuestionar las representaciones realistas sostenidas por otros que se afirman tales. La versión oficial de la realidad que más conviene para perpetuar un orden de cosas a todas luces inicuo y opresivo. No es a través de la evasión a mundos imaginarios o mágicos como se combate la realidad sino afrontando el catálogo de tópicos y estereotipos, fabricado o no por los medios, con que la realidad se nos presenta a diario como algo inevitable y necesario. No se ha entendido el poder de la ficción para desmantelar esta versión de la realidad. Como especie, necesitamos la ficción por dos razones: una, porque no tenemos un acceso real al saber, al conocimiento, aquí la filosofía ha mentido siempre, y dos, porque la ficción es el único instrumento que nos permite hacernos una idea gráfica de lo que es el mundo neutralizando la influencia de otros modelos de ficción (mitológicos, religiosos, morales, políticos, etc.) que dominan nuestra visión del mismo. Como he dicho en más de una ocasión, la literatura no puede limitarse a ser solo literatura. Si la literatura no va más allá de sí misma, si no excede sus medios y sus fines, no merece el tiempo que le dedicamos. La literatura participa, en cierto modo, de una búsqueda espiritual y aspira a una forma genuina de conocimiento que no deben nada ni a la filosofía ni a las religiones oficiales ni a las creencias folclóricas, pero no por eso es menos efectiva para el individuo que entra en el juego. Al contrario, el trato profundo con la literatura lo separa del rebaño, de lo gregario y masificado, y le enseña a decir “yo” sin complejos. La mayor servidumbre se funda en el miedo a la soledad del individuo frente al grupo domesticado. Como dijo alguien, la idea de libertad subjetiva, de insumisión y disidencia, se transmite con dificultad, pero la servidumbre voluntaria se transmite con mucha facilidad… 

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1 comentario:

  1. qué pasada de entrevista, a la altura de la que larry mccaffery le hizo a dfw. algo así.

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