Un año más, el blog se transforma en foro de discusión
cinéfila entre mis gustos disidentes y los de un puñado de amigos (reconocidos film-buffs o meros
conocedores de la cosa fílmica) con opiniones a menudo divergentes: Noel
Ceballos, Mercè Ibarz, Vicente Molina Foix, François Monti, Pablo Muñoz, Miguel
Ángel Oeste, José Ramón Ortiz, Manuel Vilas (en orden alfabético).
¿Cómo no preferir el delirio a lo archiconocido? Las películas que enumero a continuación tienen un ingrediente de delirio (un delirio muy bien medido, eso sí), de inconformismo con lo establecido, de esquema desmembrado. Encabeza la lista la maravilla titulada The Act of Killing. Se trata de un documental ambientado en el genocidio de comunistas acontecido en Indonesia en los 60; pero, en lugar de conformarse con información aséptica sobre el horror, lo reproduce en una doble representación que saca a traslucir la verdad. Marx estaría orgulloso de una película que no se atiene a describir la realidad, sino que consigue transformarla. También ha transformado la realidad, a otra escala, Searching for Sugar Man. Este estrambótico documental dirigido por un sueco sobre un cantante estadounidense con ascendientes hispanos y de éxito desmedido en Sudáfrica ha obrado un milagro: resucitarlo, traerlo de nuevo al público salvando todos los obstáculos, rumores de suicidio incluidos. Y, documentales aparte, no podemos pasar por alto La gran belleza (Sorrentino, entre la dolce vita y el dolce far niente, nos cuenta un secreto: la nada está hecha de imágenes); la cinta de Assayas, en su particular guerra contra el cliché (mayo del 68, en este caso); La vida de Adèle o los poros y fluidos de su protagonista (algo así como la antítesis de la pedantesca cartulina de Nymphomaniac); Django desencadenado, nueva reescritura de la Historia por parte de Tarantino, cuyo mayor problema es la existencia de su anterior (y superior) película; Bienvenidos al fin del mundo, un cóctel molotov que beckettianamente reivindica el fracaso; Wrong, que se atreve a construir otra lógica paralela; Antes del anochecer, que borra con un dedo la purpurina del romanticismo que su misma saga había contribuido a construir; y, por último, la trilogía Paraíso, que, si bien artísticamente no la creo a la altura del propio Seidl, creo que luce un atrevimiento digno de premio.
La gran belleza
“Querría, por el
momento, concentrarme sobre esta doble capacidad del cine de registrar en su seno las tipologías de
imágenes y las formas de la mirada que circulan en el interior de la cultura
que lo rodea, y de someter al espectador a un modo de entrenamiento que lo confronta con las formas de visualización más
inéditas y extremas que la tecnología continúa elaborando”.
-Antonio Somaini-
Mis 12 películas favoritas de 2013, una suerte de calendario
cinematográfico ideal, serían, por orden cronológico de visión:
Django desencadenado (Quentin
Tarantino)
Spring Breakers (Harmony Korine)
Passion (Brian de Palma)
Lords of Salem (Rob Zombie)
Heli
(Amat Escalante)
La vida de Adèle (Abdellatif
Kechiche)
Solo Dios perdona (Nicholas Winding
Refn)
Les
salauds (Claire Denis)
El
consejero (Ridley Scott)
El
desconocido del lago (Alain
Guiraudie)
La
gran belleza (Paolo Sorrentino)
Nymphomaniac (Lars Von Trier)
Suplentes meritorias (por orden alfabético esta vez): American Mary, Bienvenidos al fin del mundo,
The Canyons, The Congress, El Gran Gatsby, Gravity, Mud, La noche de enfrente,
Pietá, Stoker, Turistas, Upstream Color, Zero Dark Thirty…
Gran descubrimiento tardío: Detention (Castigo sangriento,
2011; extrema inventiva visual, sentido paródico de la existencia, agudo
meta-comentario cultural) de Joseph Kahn, autor, no por casualidad, de algunos
de los mejores videoclips de la década. Imagino el gesto de fastidio de algunos
puritanos del cine ante la provocación de esta frase: las artes de la
publicidad y el videoclip elevan el nivel visual del cine a extremos
inimaginables, como es el caso, y lo ponen en contacto con la gran matriz
tecnológica de todas las imágenes, de alta tanto como de baja definición, ese
inmenso agujero negro de la visión del que, paradójicamente, escapan a veces
destellos de luz cegadora.
Gran decepción del año: Camille
Claudel, 1915 (aunque el aprecio de algunos amigos por ella me obligue a
revisarla en breve para confirmar o no la primera impresión, de tedio e
irrelevancia, todo lo contrario del impacto visceral de Hors Satan, la película anterior de Bruno Dumont, hace dos años en
un cine parisino del que salí noqueado).
Indiferencia absoluta: La trilogía Paradise, de Ulrich Seidl (sus supuestas transgresiones no ofenden
a nadie, son perfectamente banales u obvias)…
Mejor teleserie del año: Masters of Sex. [Otras favoritas de años anteriores, como Breaking Bad, cerrada en falso, como ya expliqué, Mad Men, Boardwalk Empire, decrecen en interés a medida que suman
temporadas, dilapidan energía creativa y terminan agotándose, es el mal
televisivo por excelencia, secuela de explotar hasta la extenuación una sola gran
idea, o multitud de pequeñas.]
Grandes revisiones del año: algunas obras maestras de Robert
Aldrich (El gran cuchillo, El beso mortal, Ulzana´s Raid, Hustle) y
Stanley Kubrick (El resplandor, en
su versión americana, más extensa, y EyesWide Shut, la película que he visto más veces este año (completa, no menos
de cinco) y aún sigue fascinándome e intrigándome como la primera vez. El
misterio Kubrick se expande con el tiempo (la película de Zombie es un homenaje
agónico a Kubrick y a Lynch, pero sobre todo a Kubrick). Kubrick se encuentra para
mí hoy en el top five de directores
de la historia y no solo por razones estrictamente cinematográficas. Quizá sea
el cineasta que ha visto más lejos en el tiempo, hacia adelante y hacia atrás, y
con más agudeza y ha sabido superar las limitaciones intrínsecas del medio sin
preocuparse por las (dudosas) reglas y convenciones del oficio ni la (superflua)
opinión de los críticos…
En suma, gran año de cine europeo (sobre todo francés). No
encuentro nada ni remotamente parecido en el cine español.
Es escandaloso e insultante para la inteligencia el
desprecio de la cinefilia oficial a una película memorable como La gran belleza. No encaja en sus
estrechos esquemas, prefieren nimiedades sin vuelo visual ni verbal (Tabú, Before Midnight, En otro país,
entre otras) antes que reconocer la ambición narrativa, belleza plástica e
inteligencia literaria de la película de Sorrentino (quien, por otra parte, ya
había avisado de su enorme talento en Il
Divo). Será que lo que los cinéfilos de sacristía y comunión diaria llaman
cine es para mí un artificioso subconjunto de obras (en su mayoría producto
del pobre reciclado del gran modernismo cinematográfico de los sesenta), no siempre
atractivo ni relevante, segregado por capricho de la totalidad del cine que se
produce. No encuentro un solo cineasta europeo actual, con la excepción del
gran danés, capaz de conjugar tal altura estética y ese poder de pegada desde
una pantalla. Viéndose renovado, Fellini aplaudiría con entusiasmo…
El desprecio (incomprensible) a lo último de Winding Refn
tiene otros fundamentos, más freudianos quizá, pero esa es otra historia…
Grandes
expectativas para 2014: Nymphomaniac vol.
2 (Trier), El lobo de Wall Street
(Scorsese), American Hustle (Russell),
Francofonia (Sokurov), Inherent Vice (P. T. Anderson), Welcome to New York (Ferrara)…
1. Inside
Llewyn Davis (Joel e Ethan Coen).
2. The Act of
Killing (Joshua Oppenheimer y Christine Cynn).
3. The Wolf of
Wall Street (Martin Scorsese).
4. Only Lovers
Left Alive (Jim Jarmusch).
5. The World’s
End (Edgar Wright).
6. Only God
Forgives (Nicolas Winding Refn).
7. Gente en sitios (Juan Cavestany).
8. La tumba de Bruce Lee (Julián Génisson, Lorena Iglesias y
Aaron Rux).
9. Spring
Breakers (Harmony Korine).
10. Frances Ha
(Noah Bauchman).
(Sólo he incluido películas de 2013, dejando fuera las de
otros años que se han estrenado aquí con retraso. Por eso no están The Master,
Once Upon a Time in Anatolia, Tabu, Ernest & Celestine, Après mai y algunas
más. En cuanto a Nymphomaniac, he decidido esperar a ver la segunda mitad para
poder valorar la obra completa).
NOEL
CEBALLOS
¿Cómo no preferir el delirio a lo archiconocido? Las películas que enumero a continuación tienen un ingrediente de delirio (un delirio muy bien medido, eso sí), de inconformismo con lo establecido, de esquema desmembrado. Encabeza la lista la maravilla titulada The Act of Killing. Se trata de un documental ambientado en el genocidio de comunistas acontecido en Indonesia en los 60; pero, en lugar de conformarse con información aséptica sobre el horror, lo reproduce en una doble representación que saca a traslucir la verdad. Marx estaría orgulloso de una película que no se atiene a describir la realidad, sino que consigue transformarla. También ha transformado la realidad, a otra escala, Searching for Sugar Man. Este estrambótico documental dirigido por un sueco sobre un cantante estadounidense con ascendientes hispanos y de éxito desmedido en Sudáfrica ha obrado un milagro: resucitarlo, traerlo de nuevo al público salvando todos los obstáculos, rumores de suicidio incluidos. Y, documentales aparte, no podemos pasar por alto La gran belleza (Sorrentino, entre la dolce vita y el dolce far niente, nos cuenta un secreto: la nada está hecha de imágenes); la cinta de Assayas, en su particular guerra contra el cliché (mayo del 68, en este caso); La vida de Adèle o los poros y fluidos de su protagonista (algo así como la antítesis de la pedantesca cartulina de Nymphomaniac); Django desencadenado, nueva reescritura de la Historia por parte de Tarantino, cuyo mayor problema es la existencia de su anterior (y superior) película; Bienvenidos al fin del mundo, un cóctel molotov que beckettianamente reivindica el fracaso; Wrong, que se atreve a construir otra lógica paralela; Antes del anochecer, que borra con un dedo la purpurina del romanticismo que su misma saga había contribuido a construir; y, por último, la trilogía Paraíso, que, si bien artísticamente no la creo a la altura del propio Seidl, creo que luce un atrevimiento digno de premio.
- The Act of Killing (J. Oppenheimer, C. Cynn)
- La gran belleza
(P. Sorrentino)
- Searching for Sugar Man (M. Bendjelloul)
- Después de mayo
(O. Assayas)
- Django
desencadenado (Q. Tarantino)
- La vida de Adèle
(A. Kechiche)
- Bienvenidos al
fin del mundo (E. Wright)
- Wrong (Q.
Dupieux)
- Antes del
anochecer (R. Linklater)
- Paraíso: Amor + Fe + Esperanza (U. Seidl)
DAVID LEO GARCÍA
Zero Dark
Thirty, Kathryn Bigelow
La vie d'Adèle, Abdellatif Kechiche
La plaga, Neus Ballús
Blue Jasmine, Woody Allen
La grande bellezza, Paolo Sorrentino
Django Unchained, Quentin Tarantino
Mapa, Elías León Siminiani
Mamma Roma, Pier Paolo Pasolini (1962), revisión en sala
MERCÈ
IBARZ
Las cinco grandes películas del año son, para mí, ‘Camille
Claudel 1915’ de Bruno Dumont, ‘La vida de Adèle’ de A. Kechiche, ‘Tú y yo’ de
Bertolucci, ‘Érase una vez en Anatolia’ de Bilge Ceylan, y ‘Heli’ de Amat
Escalante, por orden de preferencia.
He tenido grandes decepciones (como ‘The Master’) y grandes
gozos, como el de la recuperación inesperada, después de cuatro o cinco
patochadas, de Woody Allen, retratista ácido y brillante, sobre todo de los
personajes masculinos, en ‘Blue Jasmine’. Creo que por fecha de estreno, aun
siendo del 2013, no entraría en esta lista la maravillosa ‘A propósito de
Llewyn Davis’, la vuelta de los hermanos Coen al relato de vanguardia sin
sufrimiento.
Del cine español me ha gustado, pese a sus voces narradoras,
‘El muerto y ser feliz’ de Rebollo, el arrojo de Almodóvar, la sonata pastoral
de David Trueba, el planteamiento de ‘Mapa’ de Siminiani, la segunda mitad,
después de un arranque desconcertante, de ’15 años y un día’, algunos actores,
sobre todo los más jóvenes, de ‘La gran familia española’. No me ha sido
posible ver ‘Caníbal’, ‘Stockholm’ ni ‘Los ilusos’, y lo siento.
Mi lista se completa, en un buen año de espectador, con
‘Tabú’ de Gomes, y, pese a sus ‘longueurs’, ‘Django desencadenado’ de Tarantino
y ‘Antes del anochecer’ de Linklater.
VICENTE
MOLINA FOIX
Al contrario que otros años, para 2013 no soy capaz de
elegir la mejor película del año. Ni siquiera las mejores. No veo ninguna
Melancholia, ningún Faust, ningún Holy Motors. También es verdad que me perdí
un par de películas que, quién sabe, hubieran podido convencerme al cien por
cien (el último trabajo de Raúl Ruiz, Dumont, Reygadas, Assayas, Sono, Malick,
Upstream Color, Computer Chess…). Este año ha estado lleno de decepciones (del
tostón Iron Man 3 a la última de James Gray, pasando por Only God Forgives o
The Grandmaster) y de pelis fallidas. Pero no hay que subestimar la belleza del
intento fallido. Tomemos, por ejemplo, Gravity: ¿cómo pueden algunos críticos
dar tanto peso a problemas de diálogo, de guión o de filosofía y tan poco a su
reivindicación del cine como magia, como lugar de la mirada maravillada, como
emoción visual? ¿En qué momento decidimos que esto sólo podíamos valorarlo en
las obras de Melies o Gance? Por otra parte, quizás también padezca yo de este
problema: a pesar de momentos, escenas, imágenes o emociones fuertes, no incluyo
en mi lista La vie d’Adèle. Me dejo cegar por el academismo narrativo literal y
simplón de Kechiche (¿de verdad tenía que sacar a Marivaux en la primera
secuencia? ¿De verdad necesitábamos a Choderlos de Laclos?), por sus diálogos
muy poco inspirados (¿quién puede aguantar las discusiones sobre arte? ¿Y estas
metáforas ‘almejas’?) y por su visión maniqueísta de las diferencias de clase
social (spaghetti vs. ostras, ¡por dios!).
La lista que sigue está compuesta de muchos buenos momentos
y algunos grandes. No tiene otro orden que el de su escritura:
Zero Dark Thirty, Kathryn Bigelow
The Master, PT
Anderson
Django
Unchained, Quentin Tarantino
Passion, Brian
De Palma
Spring
Breakers, Harmony Korine
Star Trek Into
Darkness, JJ Abrams
Mud, Jeff
Nichols
A field in
England, Ben Wheatley
Byzantium, Neil Jordan
La fille du 14 juillet, Antonin Peretjatko
Lincoln, Steven Spielberg
A ultima vez que vi Macau, Joao Pedro Rodrigues y Joao Rui
Guerra da Mata
Berberian Sound
Studio, Peter Strickland
Gravity,
Alfonso Cuarón
Les salauds, Claire Denis
Frances Ha, Noah Baumbach
La Grande Bellezza, Paolo Sorrentino
L’inconnu du
lac, Alain Guiraudie
FRANÇOIS MONTI
2013 ha sido un año excelente para el cine español, en mi
opinión. No me refiero a la salud del cine comercial, sino a la del otro, el de
ciertas nuevas voces y/o modos de producción ajenos. Hay tres películas, al
menos para mí.
La primera es Ilusión de Daniel Castro. Es una comedia sobre
un entrañable perdedor madrileño que quiere vender su idea (un musical sobre
los Pactos de Moncloa en la Transición) al tiempo que dirige cartas (virtuales)
a varios remitentes, entre ellos Michael Haneke. El talento de Castro como
director, guionista y actor es tremendo; las risas incomparables.
El segundo es La herida, debut en la dirección de Fernando
Franco. Estudio minucioso de una mente fracturada, ejercicio de estilo
impecable, supone una bocanada de aire fresco a una tradición (hispana) que
muchas veces no ha parecido contar con equivalencias o consecuencias de, por
poner un referente lejano que Franco codifica sin repetirlo, los Dardenne.
El tercero es, claro está, Gente en sitios de Juan
Cavestany. Ácida, bastarda, hecha de fragmentos perfectamente iluminadores pero
sin ningún hilo narrativo...No me he decidido todavía ¿cómo hacerlo? sobre si
esta película es una especulación o es una calculada mirada sobre nuestra
contemporaneidad. Pero Gente en sitios duele y hace reír y sorprende, como esos
ladrones que sienten la súbita necesidad de lavar los platos. Buñuelesca,
carnavalesca y deliberadamente feísta (lo que, si se piensa en términos
abstracos, nunca dejó de ser una decisión muy propia del maestro LB): Cavestany
completa una trilogía (Dispongo de barcos y El Señor fueron sus primeros pasos)
con su mejor entrega.
En España se estrenó con retraso - sucederá lo mismo, me
temo, el próximo año con el último Scorsese que no he visto todavía - The
Master de PT Anderson y aquí la incluyo. Lo que más me ha gustado de The Master
es que sea una película no manierista y madura; Anderson hace una película
comparable a la de sus maestros en el sentido más positivo, pero no en el de
lanzar pistas (temáticas, estilísticas) para ello. Es, claro está, la misma
historia circular de paternidad de todas sus películas.
También estrenada con retraso, Siete psicópatas mantiene
intacta mi admiración por el dramaturgo y ahora cineasta Martin McDonagh y sus
obsesivas visitas al infierno, en este caso uno un poco más metarreflexivo que
el de otras de sus películas.
Frances Ha de Noah Baumbach es una película ligerísima, casi
inofensiva, y perfecta. Before Midnight es una película que parece asumir, al
fin, la capacidad dramática del amor, como This is 40 / si fuera fácil de Judd
Apatow, y también que Richard Linklater (y Delpy y Hawke) parecen inmunes al
paso del tiempo, al contrario que sus personajes y cada vez escriben y cuentan
mejor lo que les pasa a sus héroes. El Consejero de Ridley Scott es su mejor
película en años: una rareza escrita con el inglés casi atávico y bíblico de
Cormac McCarthy con un gran reparto recitando cada línea con absoluta seriedad
- ¡sin autoconciencia! - y un Scott ofreciendo momentos eróticos, bárbaros,
desoladores.
Hannah Arendt de Margaret Von Trotta es una didáctica mirada
a una mujer sin empalagos de ninguna clase (incluidos los intelectuales ¡a
veces los más sencillos!) y The Act of Killing me parece una película lo
suficientemente rotunda como para dejarla la última, seguramente porque debería
ser la primera (aunque no sé si se puede escribir sobre esta película).
Del cine americano, por supuesto, Gravity. Espectáculo
sensible - y odisea espiritual laica - planeado para enmudecer salas, Cuarón
lleva al límite su sentido de la mise en scéne explorado en Children of Men y
consigue una película de una belleza genuina y un tema nuestro: la chatarra que
se estropea y nos deja (infelizmente) analógicos ante nuestro marasmo
tecnológico que ni siquiera comprendemos (del todo). Todo esto desde el lirismo
y no desde una óptica kafkiana ¡y Sandra Bullock es una heroína feminista con
heridas y sin necesidades de tipo alguno!
PABLO
MUÑOZ (ALVY SINGER)
Te paso los primeros títulos que se me vienen a la cabeza,
pero de ese modo serán las películas que de verdad me han conmovido por un
motivo u otro. Creo que todos están estrenados en el segundo semestre de 2013 y
te escribo sobre la marcha porque estoy fuera hasta el próximo año. He tratado
de poner un poco de todo. Por supuesto, también una española, aunque he dudado
entre la de David Trueba y la de Fernando Franco, al final me inclino por la de
Trueba que a pesar de la melancolía me parece más luminosa que ‘La herida’. Una
latinoamericana como María y el hombre araña de María Victoria Menis, que no se
ha estrenado aún, por eso me detengo más en ella. Es la última película de la
excelente directora de El cielito, se trata de una sólida, bien contada
historia de amores adolescentes entre una niña muy retraída, buena estudiante y
que sufre acoso del compañero sentimental de su abuela (todo muy sugerido,
jamás mostrado: unas sombras amenazantes explican aquí más que todo un
discurso), y un joven que hace malabares en el subte bonaerense vestido como
Spiderman. La película es sumamente sutil, llena de silencios muy
representativos, de miradas que lo explican todo. El resto son conocidas, tanto
la delicia de Yamada como las enérgicas y potentes La vida de Adèle, Mud y el
documental The Act Of Killing. Todas desde mi punto de vista admirables por un
motivo u otro. Espero no haberme pasado. Tampoco es una lista definitiva ni
nada por el estilo porque si me preguntas dentro de unos días te diría otras
películas seguro, o al menos unas estarían y otras las hubiese cambiado.
-La vida de Adèle.
-The Act Of Killing.
-María y el hombre araña.
-Mud.
-Una familia de Tokio.
-Vivir es fácil con los ojos cerrados.
MIGUEL
ÁNGEL OESTE
Hacer un balance del cine de 2013 es cosa fácil: hubo mucho
muy bueno, sobre todo en Hollywood y anexas americanas. Dentro de lo que cabe,
fue un año de sorpresas también. Algunas agradables, como ver a Woody Allen
(Blue Jasmine) y a Spike Lee (Old Boy) recuperados; el primero llevaba si no
una década, sí un lustro dando más bien pena y el segundo, que nunca me ha
parecido un gran cineasta, consiguió uno de los mejores remakes del año, una
versión que es tanto una copia como un tributo y que, creo, es mucho más
legible que la original de Chan-wook Park. Al contrario, Zack Snyder (Man of
Steel) y Guillermo del Toro (Pacific Rim), dos de mis directores favoritos del
siglo XXI, me decepcionaron grandemente con películas que pudieron ser buenos
ejercicios de complejidad narrativa con estructura de blockbuster (algo tipo
Nolan o Scott, por ejemplo) y que no supieron resolver inteligentemente. Tanto
los robots como el superhéroe no fueron otra cosa que caricaturas para adultos
ñoños, pretextos de tres horas para presumir animación CGI. Creo que, en todo
caso, la peli de Superman es un indicador del agotamiento de la poética del
superhéroe en el cine: en 2013 ninguna de las películas de ese género fue
medianamente buena. La peor, sin duda, fue Iron Man 3 (Shane Black)... pero ni
siquiera la segunda parte de Kick Ass logró lo que la primera. Otra segunda
parte que me pareció un tanto intrascendente fue Machete Kills (Robert
Rodriguez). Fuera de esas decepciones para fanáticos, el año en salas me
pareció bastante positivo... inclusive disfruté demasiado The Lone Ranger (Gore
Verbinski), creo que es una cinta muy incomprendida.
En fin, aquí está la lista de mis pelis favoritas vistas en
2013:
16. Evil Dead
(Fede Alvarez)
15. The Battery
(Jeremy Gardner)
14. The
Spectacular Now (James Ponsoldt)
13. The Great
Gatsby (Baz Luhrman)
12. Frances Ha
(Noah Baumbach)
11. Wrong (Mr.
Ozio)
10. The Bling
Ring (Sofia Coppola)
09. Gravity
(Alfonso Cuarón)
08. The
Conjuring (James Wan)
07. Her (Spike
Jonze)
06. Stoker
(Chan-wook Park)
05. Dallas
Buyers Club (Jean Marc Vallée)
04. Heli (Amat
Escalante)
03. 12 Years a
Slave (Steve McQueen)
02. Like
Someone in Love (Abbas Kiarostami)
01.
Springbreakers (Harmony Korine)
JOSÉ RAMÓN ORTIZ
La gran belleza
Ninfomaniac
La vida de Adèle
Searching for
Sugar Man
The Master
De todas formas, “La gran Belleza” es de orden superior a
todo lo que he visto.
Hostias, se me olvidaba una excelente, argentina: “El último
Elvis”.
MANUEL
VILAS
¡Parece que me encuentro muy aislado sobre el caso Adèle! Juan Francisco, no haces mención de The Act of Killing, plebiscitada por la mayoría de tu panel. ¿La has visto? Yo, sencillamente, no llego a entender el entusiasmo que suscitó. Hay, eso sí, una secuencia magistral. Pero el resto (más de 2 horas) sobra. Sin compartir el juicio ético y político de Cahiers, me pareció una película muy auto-indulgente. Como si el dispositivo ingenioso bastaba y la memorable escena final redimía sus defectos.
ResponderEliminar(Algunos hablarían también de auto-indulgencia en el caso Sorrentino, pero, como dimos los francófonos, “quel panache!” Sin duda uno de los grandes momentos del año, digan lo que digan).
Mucho Eros y Tanatos en sus películas pero es una lista que compartiría en el sentido de que todas las que cita me han gustado del mismo modo. Spring Breakers fue la única que se me escapó porque no esperaba nada y tal vez me equivoqué.
ResponderEliminarSí, François, me temo que la encantadora Adele te deja en incómodo lugar. The act of Killing también me parece sobrevalorada y no por razones morales, precisamente. No me entusiasma, pero no la detesto como a las encumbradas medianías cinéfilas perpetradas a conciencia, para épater le festivalier, por Gomes, Linklater y Hong Sang Soo (el cine de este sí que me interesó en el pasado, hasta que enroló a la infumable Huppert en su seudo experimento minimalista a lo Jarmusch circa 1992)...
ResponderEliminarPues sí, amigo S., Eros y Tanatos, acaso hay otros temas más interesantes, con la edad me hago cada vez más freudiano y en una cultura mainstream cada vez más junguiana (esto es, adolescente e inmadura en sus fantasías e imaginaciones caballerescas) considero ese ideario realista una suerte de eficaz antídoto intelectual...
ResponderEliminar