4) ¿Qué parte de opinión, qué parte de conocimiento y
qué parte de ignorancia encuentras en la literatura actual?
Es
una época confusa, desde luego, en la que ni siquiera estamos seguros del valor
social o la influencia real de la literatura. Si me dejo llevar por el
pesimismo, vería la situación actual como crítica, con una nueva especie de
productos sucedáneos usurpando el exiguo lugar de la literatura, como en una
versión libresca de La invasión de los ladrones de cuerpos, donde falsos libros
replicarían las formas y la apariencia de la literatura para engañar a los
lectores. Si me dejo arrastrar por el optimismo, sin embargo, veo la situación,
a pesar de todas las dificultades objetivas, como un increíble desafío y una
ocasión única para que el escritor ponga a prueba su inventiva y su ingenio y su
manejo de la información y demuestre si la literatura está o no a la altura de
los tiempos.
5)
¿Debe contar la literatura lo sucedido o lo que debería suceder?
La literatura se sitúa en
el filo de lo posible. En esa zona crepuscular donde los perfiles y los
contornos de la realidad se diluyen y alcanzan una indefinición fantasmática.
Es la única forma de que la literatura logre imponer el principio de placer
sobre el principio de realidad. La libertad del juego sobre la necesidad o las
trampas de la ilusión referencial. En este sentido, creo que un novelista de
hoy tiene el privilegio de poder sentirse contemporáneo de las formas pre-modernas
de la novela tanto como de las modernas y posmodernas y, al mismo tiempo, saber
que pertenece a un tiempo sin tiempo, hecho de intersecciones e interferencias
cronológicas, y participa de una vivencia del tiempo que carece de historia e
incluso de definición literaria.
[Seguir leyendo esta entrevista con Martín Arán en el número 3 de la revista electrónica El toro celeste.]
Buenísima la visión pesimista como un remake de La invasión de los ladrones de cuerpos.
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